Eran mujeres. Eran profesoras “maestras nacionales”. Estaban comprometidas con la cultura y el cambio social. Querían, no adoctrinar a las niñas con un pensamiento único, sino abriles espacios nuevos de vida a través de la reflexión y del pensamiento crítico. Por todo ello eran culpables a los ojos del fascismo. Eran “subversivas” que “habían osado” -textual- rebelarse contra la reclusión de las mujeres en “el ámbito del hogar”, allí dónde la derecha quería (¿y quiere?) que sigamos por los siglos de los siglos.

Y pagaron un alto precio por hacerlo. Mucha gente no lo sabe, pero cuando las tropas golpistas avanzaban hacía Madrid en el verano del 36, y entraban en los pueblos, la primera pregunta que hacían los fascistas era: “¿dónde está la maestra nacional?”. Era la primera en ser asesinada. Lo era por su condición de mujer, de profesora, de trabajadora. En la pantomima de juicio sumarísimo a la que fue sometida Julia Conesa, el gran delito que se le atribuía era “haber sido cobradora de tranvía durante el período de dominación rojo”. Terrible “crimen”, incluso bajo la óptima del franquismo. O sea, la asesinaron por salir “del ámbito del hogar” y querer trabajar. ¿Cabe una definición más brutal de lo que es el fascismo?

Quiero recordarlo hoy, 8 de marzo, para que sobre todo la gente joven sea consciente de que cuando hablamos de luchar por los derechos de las mujeres no estamos hablando de nada gratuito. Hablamos de una lucha heroica dónde miles y miles de mujeres han perdido la vida defendiendo nuestra dignidad y nuestros derechos enfrentándose con valentía a los enemigos de la libertad. No podemos olvidarlo. ¡Nunca!

Desde el PSC queremos reiterar lo que para nosotras es una verdad: que decir feminismo es decir democracia, y que luchar por los derechos de las mujeres es luchar por los derechos de todos y todas, porque no podemos hablar de sociedades plenamente libres mientras las mujeres seamos víctimas de la desigualdad en relación con los hombres.

Quiero también denunciar la hipocresía de la extrema derecha de Vox, los socios del PP, cuando afirman que “esto del feminismo” es “un concepto ideológico que nos imponen las socialistas y la izquierda”. Que haya, todavía hoy, algunos representantes políticos que nieguen la violencia de género es un escándalo democrático. Así de claro.

Todo ello debe estimularnos a redoblar esfuerzos para erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres en nuestra sociedad y, en especial, su cara más cruel y brutal: la violencia machista.

Pese el camino recorrido estos últimos años somos conscientes que nos queda todavía mucho por recorrer. Así, aunque hoy las mujeres tenemos más empleo, de mayor calidad y más estable, la brecha salarial todavía nos distancia de los hombres.  

Debemos alcanzar la paridad en la toma de decisiones y acabar con esta brecha salarial tan injusta. Hay que lograr algo más: modificar los usos del tiempo. Todavía hoy las mujeres destinamos casi el doble de horas al día a tener cuidado de nuestros hijos e hijas que sus padres. Por ello entendemos que es imprescindible acabar con el concepto que tradicionalmente asocia a mujeres con cuidado de hijos y de personas mayores.  

Como veis, pese a los avances el riesgo incluso a la involución es evidente. Por ello el PSC redoblará sus esfuerzos en pro de la igualdad y la justicia social. Seguiremos reivindicando la necesidad de unir esfuerzos por el avance y contra los retrocesos. Lo haremos por nosotras y por nuestras hijas e hijos, pero también por aquellas valientes profesoras que fueron brutalmente asesinadas por defender la libertad y los derechos de las mujeres lo que, en definitiva, es defender los derechos humanos.  

Imma Costa
Diputada del PSC a la Diputació de Tarragona