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The Socialist Awakening. What’s Different Now About the Left. Judis, J.B.(Columbia G.R. 2020)

18 febrer 2021

The Socialist Awakening. What’s Different Now About the Left. Judis, J.B.(Columbia G.R. 2020)
Centrándose en el reciente resurgir socialista en USA y UK del que ofrece una lectura histórica, esta obra reflexiona sobre las tendencias políticas actuales y propone acciones para una izquierda capaz de construir mayorías sociales.

El último libro de Judis es la culminación de una trilogía que comprende La Explosión Populista (2016, traducido al castellano en 2018) y The Nationalist Revival [El Resurgir Nacionalista] (2018) —la totalidad de los cuales previsiblemente estará traducida al castellano en los próximos años. Concebida como una serie de estudios entrelazados para diagnosticar la era que se abre tras «la ruptura del consenso sobre las virtudes del libremercado […] desde los años 80» (p. 135), en esta última obra evoluciona hacia una mayor voluntad de prognosis, que es especialmente necesaria pasado el clímax de Sanders y Corbyn, ofreciendo «perspectivas claras sobre lo que los socialistas deberían y no deberían hacer para construir un movimiento viable» (p. 16). Y en este punto conecta con la obra de toda una vida de periodismo y activismo, dedicada a promover la transición desde los estragos de la New Right —cuyos últimos coletazos identifica con la tibieza de la administración Obama (p. 102)— al «socialismo dentro del capitalismo» (p. 26). Éste es el paradigma que defiende a lo largo de la obra: a saber, una comprensión del socialismo no como ruptura revolucionaria sino como proceso extendido de democratización de la economía, que pasa por la confluencia de una diversidad de fuerzas de las que puede surgir una evolución socialista desde dentro del capitalismo, de la misma forma que éste surgió de las contradicciones estructurales del feudalismo.

Judis, de la misma generación que los protagonistas de su libro, pertenece a ese sector de la contracultura americana cuya progresiva moderación, desde las movilizaciones masivas contra Vietnam y Reagan hasta la resignación de toda esperanza al caucus progresista de Sanders en el Congreso, ha venido a cruzarse en la vejez —un tanto irónicamente— con el tránsito hacia la izquierda de una parte sustancial del electorado, especialmente los jóvenes. De forma resumida, es la morfología de estos desplazamientos lo que interesa a Judis, así como sus bases ideológicas y culturales y cómo éstas han determinado su fortuna política en diversos contextos, proponiendo un estudio comparado para el cual resalta los paralelismos entre ambos fenómenos a uno y otro lado del Atlántico—el resurgir de septuagenarios con chaqueta de pana, el éxito abrumador entre los jóvenes y en los centros urbanos, la recuperación de un socialismo democrático centrado en los servicios públicos, la consternación por el cambio climático (p. 104). ¿Qué es lo que convirtió a un par de outsiders desdeñados por sus compañeros de partido en objeto de adoración millennial? ¿Cómo se reformula el sentido del socialismo en esta inesperada convergencia? Y más explícitamente, ¿cómo dar forma política al despertar socialista en el futuro inmediato, tras la salida de escena de tanto Sanders como Corbyn?

Para abordar estas cuestiones, Judis ofrece primero una interpretación esquemática de la evolución ideológico del socialismo; problemática no tanto por su esquematismo como por su selección reducida de fuentes posmarxistas, que luego usa como base para justificar la vigencia de su «socialismo dentro del capitalismo». En segundo lugar, ofrece desde esta perspectiva una lectura historiográfica de la política socialista anglosajona hasta el término del momentum Sanders/Corbyn, cuyo programa vintage de soberanía económica y afable trincherismo sedujo inesperadamente a electorados amplios en el marco de un resquebrajamiento del orden neoliberal que es el catalizador de dicho despertar —ilustrado, por ejemplo, por el drama de la deuda universitaria en Estados Unidos, que se ha disparado debido a un aumento de tasas que no se corresponden con el valor de mercado de dichas titulaciones (p. 81), creándose así choques con la realidad que son imposibles de encajar en el reducido jardín político aderezado entre post-reaganianos y post-clintonianos, o entre el New Labour y el conservadurismo “liberal.”

Es este choque el que absorben y canalizan Sanders y Corbyn como fuerza política efectiva. Pero Judis alerta sobre las limitaciones de ambos movimiento políticos, que interpreta en razón de un eje común: la oposición entre la estrategia de base amplia, centrada en el diseño de políticas sociales ambiciosas e inspiradas en el modelo europeo de bienestar —y que ambos líderes efectivamente personificaron en el momento más exitoso de su trayectoria—; y el «sectarismo» de las políticas de identidad que ve dominante dentro de las organizaciones que han surgido para representar —de forma distorsionada, según Judis— el despertar socialista: más específicamente, Socialistas Demócratas de América (DSA, por sus siglas en inglés) y Momentum. La lectura que hace del laborismo británico, por una parte, se resume en una constatación polémica: que el nacionalismo económico ha sido la clave histórica de su éxito desde la Segunda Guerra Mundial (p. 105), y que el error de Corbyn tras su techo electoral en 2017 fue enajenarse con respecto a unas bases obreras que en 2019 se vieron más reflejadas en el Brexit duro que en la política radical de Momentum —enfocada a objetivos inviables, como por ejemplo la neutralidad de carbono en 2025. Un diagnóstico que va más allá, pero que comparte la misma base, que otros trabajos que destacan el abandono de la clase obrera como raíz del Brexit (Hopkin 2017; McKenzie 2017).

Mayor atención merece, por otra parte, la historia del socialismo en Estados Unidos, de la que Judis hace un estudio más detenido y que personifica en dos figuras clave: el histórico sindicalista Eugene Debs —que representa un socialismo ortodoxo, casi religioso, recogido en sí mismo— y Victor Berger —que representa un socialismo centrado en las políticas públicas factibles, las que crean «socialismo dentro del capitalismo», ejemplificadas por el trabajo del consistorio socialista de Milwaukee entre 1910 y 1940. La tesis de Judis, sustanciada de forma detallada en la trayectoria de Sanders, es que la clave de su éxito ha sido transitar de un socialismo Debs a un socialismo Berger. Una transición que se originó en el exitoso mandato de Sanders como alcalde de Burlington, que Judis asemeja al período glorioso de Milwaukee, tras el cual Sanders comenzó a «abandonar su perspectiva marxista ortodoxa del socialismo» para «presentarse como un “socialista al estilo escandinavo”» (p. 59). Un giro que se produjo abruptamente al término de este período de formación: tal y como se ve reflejado en sus declaraciones públicas del período 1988-1989, «Sanders había viajado en un año desde el marxismo ortodoxo de Debs a una política muy similar a la de los socialistas de Milwaukee» (p. 61).

Y ésta es, según Judis, la base sobre la que se construye la plataforma presidencial de Sanders: un socialismo que conecta con una ola de escepticismo hacia el orden capitalista neoliberal que, por ejemplo, posibilitó que ya en 2015 un 26% de estadounidenses —36% entre los menores de 30, 43% entre los votantes demócratas— tuvieran una visión «favorable» del socialismo (p. 73). Si bien estos datos ya son chocantes, el resultado del empuje de Sanders es evidente en encuestas posteriores, que muestran por ejemplo que en 2019 hasta el 70% de millennials (entre 23 y 38 años) declaraban que votarían a un candidato socialista (p. 16), y que el 21% de todos los votantes preferían el socialismo al capitalismo (p. 75). El problema, apunta Judis, es que DSA, la organización que apoya a los demócratas socialistas y canaliza los esfuerzos de campaña, está siendo copada por cuadros militantes demasiado extremos para conectar con este despertar que entiende el socialismo à la Sanders, es decir, como una aspiración de bienestar público con acento europeo —sanidad pública, infraestructuras, etc. (p. 78)— y no como una vanguardia cultural radical —abolición de géneros, abolición de fronteras y cuerpos policiales, etc. Ante la desaparición de la figura de Sanders, el riesgo de que DSA se atrinchere en un sectarismo marginal —como ocurrió, por ejemplo, cuando se posicionaron en contra tanto de Trump como de Biden a causa de su ideología «capitalista» (p. 94)— debe ser evitado con una estrategia inteligente de base amplia. El futuro del socialismo en Estados Unidos, para Judis, pasa por «acumular influencia estableciendo redes densas de políticos, organizaciones, think tanks, publicaciones, donantes, apoyos y votantes, que puedan eventualmente dominar uno de los dos partidos» (p. 72).

En general, The Socialist Awakening ofrece una lectura muy interesante de la evolución del socialismo anglosajón y de sus perspectivas de futuro, aunque hay ciertas lagunas que merece la pena apuntar. La primera es que habría sido interesante un mayor detenimiento en las causas de este despertar histórico, conectando en el caso concreto de Estados Unidos con una longeva literatura que ha intentado explicar la carencia de bienestar público (ej. Skocpol 1995) y la ausencia de un socialismo fuerte en el país —desde Sombart (1976) a Archer (2010). ¿Por qué ahora y no hace cien años? ¿Y por qué de repente esta tolerancia ciudadana de un concepto —el socialismo— tan estigmatizado aún por las élites políticas (p. 32)? La respuesta de Judis apunta acertadamente a la recesión de 2008, pero esto no es nada nuevo en la historia de Estados Unidos y habría sido interesante ahondar en los factores diferenciales que han hecho que una alternativa socialista pueda resultar atractiva para tantos votantes.

En segundo lugar, el objetivo central del libro —a saber, orientar la práctica política del nuevo socialismo— queda en cierta medida desdibujado. Judis habla de una oportunidad histórica pero, en su fijación americana por construir una mayoría presidencial, su posición queda reducida a un vago llamamiento a buscar el mínimo común denominador entre la masa desencantada para conformar un bloque mayoritario a favor del cambio —en línea con la posición de Ruy Teixeira, referenciada también en este número de Pensament Socialista (http://pensament.socialistes.cat/ca/noticia/the-five-deadly-sins-of-the-left-teixeira-r-american-compass-13-10-2020). Y esto deja mucho que desear como estrategia política por dos razones: primero, porque el criterio de la mayoría no es un criterio normativo, por lo que puede orientar consideraciones estratégicas a corto plazo pero no sustentar una ideología a largo plazo. De hecho, no sirve siquiera para indicar posibles vías, dada la terrible vaguedad de las demandas de los votantes americanos que se consideran “socialistas” (ej. pp. 67-69) y que presentan precisamente el aspecto de una dislocación —es decir, una situación en que las expectativas frustradas de una parte de la población son tan fuertes que desestabilizan sus identidades políticas y los dejan sin “lenguaje,” ofreciendo la oportunidad de que un “emprendedor” político las reconstruya con un nuevo lenguaje (Laclau 1990: 39-41). Pero nada se reconstruye simplemente hurgando en los restos del derrumbe, sino aportando nuevos materiales.

La segunda razón por la que esta estrategia parece limitada es que crear una alternativa al orden neoliberal es una tarea colosal, que hace que estos nuevos materiales sea más necesarios que nunca. Y es posible que Judis lo minimice al sobredimensionar la relevancia del despertar socialista: no hay que olvidar que la extrema derecha ha sido la más beneficiada de la crisis de 2008, y que el neoliberalismo ha sobrevivido en buena forma —lo cual se refleja en el hecho de que la literatura se haya centrado precisamente en explicar esta sorprendente resiliencia de un paradigma económico fallido (ej. Springer 2018). Lo cual apunta a la hegemonía del neoliberalismo como algo más que solamente una lista de prescripciones de política económica —de lo contrario, sería de esperar que el escaso crédito académico que ha merecido históricamente (Rodrik 2017) hubiese hecho ya mella en su poder ideológico. Es decir, hay que entender el neoliberalismo como una racionalidad que permea multitud de ámbitos vitales —el burnout corporativo, la sustitución de las relaciones sociales significativas por el networking, la concepción de la propia persona como una conjunto de capital que cabe optimizar, etc. (Brown 2015)— y que limita así las posibilidades de pensar futuros alternativos. En ninguna parte del posmarxismo sobre el que dice Judis basar su posición, ni desde luego en su raíz discursiva que es Gramsci, se encuentra esta idea paradójica de que la hegemonía cultural conservadora se combate con la reducción al mínimo común denominador del descontento. Antes bien, se combate con normatividades fuertes y visionarias que puedan convertir el descontento en propuestas y en soberanía positiva (Innerarity 2015), y posteriormente con una ideología clara que complemente la conquista del poder político con una decidida dirección cultural (Gramsci 1952: 38). Que algunos elementos radicales enajenen a potenciales mayorías electorales no obsta a que sean necesarias innovaciones ideológicas que transformen el descontento en una fuerza histórica efectiva, y por ahora parecen estar más cerca los radicales de DSA o Momentum que el propio Judis.

En definitiva, The Socialist Awakening es una lectura muy recomendable para quien quiera entender el contexto y las perspectivas que se abren para una nueva izquierda en los dos países que fueron la vanguardia del neoliberalismo. Además, aunque su base sea una historiografía del socialismo anglosajón, sus valoraciones tienen un interés que trasciende el contexto de Estados Unidos o Reino Unido, como es explicito en las implicaciones que pretende extraer acerca del futuro del capitalismo, y que pueden ser interesantes para socialistas de todo el mundo.

R.K.

John B. Judis es un periodista y escritor estadounidense, actualmente editor del diario de asuntos políticos Talking Points Memo. Anteriormente fue editor de la revista New Republic, y ha trabajado para medios como The New York Times y The Washington Post. Su trilogía sobre nacionalismo, populismo y socialismo culmina una lista de libros dedicados a analizar en profundidad la actualidad política, abarcando desde la presidencia de George W. Bush al conflicto árabe-israelí.

[Todas las citas son traducciones de la versión original en inglés].

Referencias

Archer, R. 2010. Why is there no labor party in the United States? Princeton, NJ: Princeton University Press.

Brown, W . 2015. Undoing the Demos: neoliberalism’s stealth revolution. Nueva York, NY: Zone Books.

Gramsci, A. 1952. Passato e Presente. Turín: Einaudi.

Hopkin, J. 2017. “When Polanyi met Farage: Market fundamentalism, economic nationalism, and Britain’s exit from the European Union.” The British Journal of Politics and International Relations 19(3): 465-478.

Laclau, E. 1990. New Reflections on the Revolution of our Time. Londres: Verso.

McKenzie, L. 2017. “The class politics of prejudice: Brexit and the land of no-hope and glory.” The British Journal of Political Sociology 68(S1): S265-S280.

Rodrik, D. 2017. “Populism and the Economics of Globalization.” NBER Working Paper Series, 23559.

Skocpol, T. 1995. Protecting soldiers and mothers: The political origins of social policy in the United States. Cambridge, MA: Harvard University Press.

Sombart, W. 1976. Why is there no socialism in the United States? Nueva York, NY: Springer.

Springer, S. 2018. “No more room in Hell: Neoliberalism as living dead.” Pp. 620-630 en D. Cahill, D. Cooper, M. Konings & M. Primrose (eds.). The SAGE Handbook of Neoliberalism. Londres: Sage Publications.