Lo primero que quiero hacer es agradecer la iniciativa de estas jornadas, Despierta Barcelona, Wake Up Barcelona, por tres razones:
- Por el propio título, el planteamiento que se resume en el título es una cierta llamada a la acción. A la recuperación de la autoestima de la ciudad. Quizá también a la apertura – yo lo desearía – de una nueva etapa en Barcelona. Me parece acertado el planteamiento.
- En segundo lugar, porque es también un espacio de reflexión. Como has dicho y por lo que he visto en el programa son tres días de reflexión en los que personas muy destacadas con un papel protagonista en cada uno de los ámbitos van a hablar de seguridad, van a hablar de industria, de innovación, de movilidad, de vivienda, de cultura, de turismo en Barcelona.
- Y, en tercer lugar, por el marco en el que se hace, que es el D-Factory, una iniciativa del Consorcio de la Zona Franca a cuyo delegado especial, Pere Navarro, quiero saludar también de una forma muy especial, y me parece que es una iniciativa que anticipa un poco lo que va a pasar y lo que tiene que pasar en Barcelona.
Y agradecer también la invitación a participar en estas jornadas. Yo, en fin, quería compartir con ustedes una reflexión que he estructurado en 5 puntos.
El momento, el momento que estamos viviendo.
Qué hay que hacer en este momento, es decir, cómo hay que responder a la situación que estamos viviendo.
De cuál es nuestro punto de partido, cómo estamos como país.
Qué papel tiene Barcelona en todo esto.
Y, al final, pues unas reflexiones más de estas 4 semanas y media que nos quedan antes de las municipales; algunos deseos y afirmaciones sobre cómo nosotros vamos a enfocar estos días.
Por lo tanto, 5 puntos para estructurar un poco mi intervención.
EL MOMENTO
Me parece que es inexcusable empezarla, como he dicho antes, por unas breves palabras sobre el momento que estamos viviendo, que es un momento muy complejo. Es un parteaguas, un punto de inflexión, de división, yo creo que con dimensión secular, histórica, es decir, es un antes y un después.
La pandemia, sin duda, fue ya un aviso muy serio. Un golpe a la arrogancia occidental, una llamada a la humildad y un recordatorio de nuestras vulnerabilidades como sociedad. La postpandemia, la guerra – estamos viviendo una guerra, más en unos días especialmente claves – y una reordenación a nivel geopolítico internacional. Una reordenación con una aceleración de cambios económicos que ya se estaban anticipando pero que, con todo este contexto, se han acelerado con un reparto de cartas: en materia de energía, en materia de movilidad, en materia de industria, en materia de tecnología militar. Es un momento de cambio. Muy complejo, muy difícil, insisto, un parteaguas.
Este es el momento que estamos viviendo.
QUÉ HAY QUE HACER
Entonces, ante esto, ante esta situación ¿qué hay que hacer? Yo creo que hay que hacer 4 cosas, por resumirlo en puntos concretos.
- La primera cosa que hay que hacer, que me parece bastante obvia, es reforzar el espacio europeo. Europa, un espacio público de 450 millones de habitantes, hay que reforzarla. Las dos grandes autopistas de salida digna, decente, de la pandemia vinieron de Europa: programa de vacunación de matriz europea, simbólicamente resumido en que todos los países europeos empezamos la vacunación entre el 27 y el 29 de diciembre.
Primera gran autopista de salida, la vacuna y, la segunda, los fondos europeos Next Generation, la mutualización, por primera vez en la historia europea, de la deuda. Dos autopistas de salida decente de la pandemia de matriz europea. Hay que reforzar Europa cuyos valores, no lo olvidemos, están siendo atacados en suelo ucraniano.
Claro, en este contexto, más que levantar nuevas fronteras, más que poner nuevos límites, lo que hay que hacer justamente es reforzar mecanismos de cooperación, trabajar juntos, unir, porque es la única manera, la única posibilidad que tenemos de mantener nuestro estilo de vida europeo que se basa en la generación de prosperidad con los mecanismos de la economía de mercado regulado; que se basa, segundo pilar, en regímenes democráticos, en sistemas políticos democráticos de libertad; y que se basa, tercer pilar, en el Estado del Bienestar, en una sanidad pública, en unas pensiones públicas y en una educación pública. Estas tres cosas juntas no se dan en ninguna otra parte del mundo. Por lo tanto, Europa, reforzar Europa.
- La segunda cosa que me parece que hay que hacer en este momento complejo es cuidar de las instituciones. Las instituciones son las que nos ayudaron a salir de la pandemia. Las instituciones democráticas servidas por personas elegidas por los ciudadanos en elecciones periódicas y libres, pues, hay que cuidarlas. Tenerlas en buen estado de funcionamiento.
Es inexcusable que haga una referencia aquí en Catalunya. En el Parlament de Catalunya llevamos 6 meses con una presidencia interina por cuestiones internas de algunos partidos políticos y de desacuerdo y pelea táctica y electoralista de algunos otros grupos incapaces de renovar la presidencia del Parlament.
Instituciones. Deben estar en buen estado de funcionamiento. Tienen que estar cuidadas.
- La tercera cosa que a mi me parece que hay que hacer es orientar estas instituciones, las energías de estas instituciones, a las cosas, a la resolución de problemas concretos. Coste de la vida, movilidad, sanidad, infraestructuras, seguridad y bajar del debate más ideológico que quizá dominó buena parte de la segunda década de este siglo a las cosas mucho más concretas, a la resolución de problemas concretos.
Me van a permitir que aquí ponga lo que a mi juicio es un ejemplo de lo que hay que hacer – nada es perfecto en esta vida, pero creo que es un buen ejemplo de lo que hay que hacer – que es la acción del Gobierno de España: vivienda, reforma del mercado laboral, pensiones, cosas concretas, resolver problemas concretos que afectan a la vida concreta de los ciudadanos. Luego se estará más o menos de acuerdo con la solución que se plantee. Yo estoy de acuerdo con el enfoque que ha dado Gobierno de España, pero ir a las cosas concretas versus otros gobiernos que están en planteamientos. Por ejemplo, en Catalunya, el empeño en la llamada Ley de la Claridad que solo hace que persistir en una división de la ciudadanía.
Europa, reforzamiento de Europa; instituciones bien cuidadas que se ocupen de temas concretos, de resolver, de proponer soluciones a temas concretos.
- Y, cuarta cuestión, con una política que tiene que ser una política útil. Es decir, una política muy distinta a la que se practicó en la segunda década del siglo XXI que fue una política de confrontación. Exponente máximo de esto – a veces se ven las cosas más claras cuando las ves en espacios alejados de tu campo de acción política – es Trump. Confrontar, confrontar y exponer tu programa a base de confrontar con tu adversario en lugar de exponer de una forma positiva aquello que tú planteas.
Política útil no de confrontación, sí de buscar consensos y acuerdos. Un ejemplo de esto en Catalunya ha sido el reciente acuerdo presupuestario. Es verdad que un Gobierno muy débil, el más débil de la historia del autogobierno de Catalunya, pues le dimos, después de una negociación ardua, llegamos a un acuerdo presupuestario incluso habiéndole ganado las elecciones. Es lo que la ciudadanía pide a nuestro juicio, al menos: llegar a acuerdos, consensuar acuerdos que sean positivos y que centren las energías en la resolución de problemas. Ejemplo positivo de esto, insisto, acuerdo presupuestario.
Ejemplo, a mi juicio, de la política antigua, de la política de confrontación, de la política que no se adapta al momento, algunas reacciones que estoy viendo en un tema muy complejo y muy preocupante que es el de la sequía. Yo ayer estuve visitando los responsables del Canal de Urgell, una infraestructura hidráulica de más de 160 años. Por cierto, en su momento hecha, abordada por la iniciativa privada, que ha generado riqueza en esa zona. Y les fui a ver para mostrar-les mi apoyo y el de mi grupo y mi consideración por el ejercicio de responsabilidad y coraje que han hecho, porque en 160 años de historia nunca habían tenido que tomar la decisión de restringir el riego para preservar los usos que ellos juzgan que son prioritarios conforme también a los planes que tienen también establecidos con la Confederación Hidrográfica del Ebro. Priorizando, como es normal, el uso para personas residentes, para animales y, por lo tanto, toman una decisión dura y responsable.
Yo fui a decirles “esto es lo que hay que hacer: afrontar los temas, acordar decisiones, tomar decisiones que a veces no son sencillas, explicar-las a la ciudadanía y yo vengo a daros apoyo”. Y me encuentro con una reacción del Govern de Catalunya diciendo que la culpa es del Gobierno de España. Oiga, usted, que ha tenido que sacar una tarjeta amarilla y ha amenazado con tarjeta roja la Comisión Europea porque no tiene sus planes de sequía en las cuencas y tierras de Catalunya; usted, que tiene los deberes por hacer; usted, que el año pasado de cada 3€ que tenía para invertir en agua, dos los dejó en un cajón; ¿usted se atreve a dar lecciones y se atreve a eso, a confrontar en lugar de buscar una dinámica de colaboración, de acuerdos, de consensos en este asunto?
Política antigua, política de confrontación, todo lo contrario a lo que hay que hacer y lo que yo voy a hacer al frente de mi grupo. Vuelvo a extender la mano al Govern de la Generalitat para llegar a acuerdos en esta materia siempre y cuando se tomen las riendas de este asunto – como hicieron los responsables de la Junta del Canal de l’Urgell ayer – siempre y cuando se genere una dinámica de colaboración con todo el mundo: con las administraciones, con empresas suministradoras, con ayuntamientos, con colectivos de usuarios y siempre y cuando se esté dispuesto a escuchar a otros grupos políticos y no a imponer, y no a fiscalizar.
Europa, reforzar y cuidar instituciones, ir a las cosas concretas y una política de acuerdos y de consensos en lugar de esa vieja política en la que todavía algunos están anclados, he puesto algún ejemplo, de confrontar y buscar siempre el centrifugar responsabilidades. Eso es lo que creo que hay que hacer.
NUESTRO PUNTO DE PARTIDA
¿Y cómo estamos? Pues yo veo a Catalunya – luego me referiré a Barcelona – como país bien. Veo a empresas con dinamismo. Podríamos poner muchos ejemplos. Pongamos uno reciente: la vacuna contra la COVID, es un campo que me queda cerca, de Hipra. Una empresa catalana, de Amer, de Girona. La primera empresa europea que diseña y fabrica, hace todo el proceso entero en Europa, una vacuna de la COVID. Pues esto no es una cosa menor. Sirva esto como un ejemplo de tantas y tantas iniciativas empresariales que me llegan. Empresa con dinamismo, que funciona.
Mundo académico, pues está bien. Los ránquines académicos, pues están bien. Hay dinamismo también en el ámbito académico.
El ámbito de la creatividad, de la cultura, pues también está bien. Hemos vivido hace pocos días, fue este domingo, Sant Jordi. Ha sido un gran ejercicio de dinamismo. Un pañis está bien cuando hay dinamismo, con energías, con ganas, con actitud de afrontar la situación y de ir hacia adelante.
Lo que falla es la política.
En Catalunya lo que hay que hacer es ordenar la política. La política no acompaña a este dinamismo que yo veo en tantos ámbitos de la sociedad catalana.
Veo un gobierno muy débil. Eso es legítimo, que nadie me entienda mal, pero no es aconsejable en este momento tan complejo, quizá el más complejo de los últimos años, tener el gobierno más débil no es lo mejor. Con una actitud, ya lo he dicho antes, confrontacional. No es lo más adecuado. Con un Parlament pues en interinidad, seis meses en interinidad, pues tampoco es el mejor ejemplo a la ciudadanía.
Y una acción también institucional en Catalunya no ya de no apoyarse en los ayuntamientos, sino de incluso dejarlos al margen y, cuando no, de instrumentalizarlos. Es una pieza fundamental en el esquema institucional de Catalunya los ayuntamientos, que van a elegir sus representantes bien pronto.
Por lo tanto, las instituciones, la política catalana, tiene que ordenarse. Después de diez años – lo he dicho varias veces, lo quiero a repetir – que han sido malos para Catalunya.
Y en esa tarea estamos, en ordenar las instituciones para acompañar a un país que tiene todas las potencialidades y todas las energías para salir adelante.
BARCELONA
Yo esto lo resumo diciendo que se trata de poner Catalunya en marcha otra vez. Y para eso, voy al cuarto punto, necesitamos poner en marcha Barcelona como capital de Catalunya. Por eso, a mí el título de Despierta Barcelona como una llamada a la acción pues me encaja muy bien.
Para poner Catalunya en marcha solo se puede hacer si la ciudad, si Barcelona se pone en marcha.
¿Cuál es el modelo de ciudad? Yo allí me remito lógicamente a quien sabe de eso y a quien hemos, des de mi espacio político, hemos confiado la tarea de representarnos en la ciudad de Barcelona, ya lleva muchos años haciéndolo, y a disputar estas elecciones, yo creo, además, con muchas opciones, yo estoy convencido de ello, de ganarlas y poder gobernar, que es Jaume Collboni, como ustedes saben.
¿Qué modelo de ciudad defiende Collboni y defendemos los socialistas? Pues muy sencillo:
- Primero, una ciudad de orden. Yo creo que es importante. Una ciudad de orden quiere decir una ciudad segura; quiere decir una ciudad limpia; quiere decir una ciudad desacomplejada con el tema de las ocupaciones. ¿Cómo vamos a basar una política de la vivienda sobre la comisión de un delito? ¿En qué cabeza cabe esto? ¡Qué lío hemos tenido en los últimos años para querer basar una política de vivienda en la comisión de un delito que es una ocupación ilegal?
Orden, seguridad, limpieza, nada de ocupaciones, una ciudad ordenada. Y el orden y la seguridad es una política muy de izquierdas, para quien tenga en ese sentido algún complejo. Es de izquierdas porque el espacio público es el espacio único que tienen los ciudadanos que no tienen la posibilidad de tener espacios privados.
- En segundo lugar, una ciudad de oportunidades con salarios dignos, con vivienda asequible donde uno pueda vivir y trabajar y donde la administración municipal no ponga barreras, no ponga obstáculos, sino que dé facilidades a quien quiera iniciar una actividad profesional, iniciar un negocio, desarrollar su vida en la ciudad de Barcelona.
Por cierto, en el ámbito de las oportunidades, para ser claro: solamente una ciudad conectada es una ciudad de oportunidades. Y una ciudad conectada es una ciudad con un aeropuerto que pueda coger vuelos de largo rango. Es decir, a la costa oeste de Estados Unidos y al lejano oriente, a Japón. Esto tiene unos requisitos técnicos que todos conocemos. Entonces, allí también tenemos las ideas muy claras. Lo digo también porque es importante este asunto des de nuestro punto de vista.
- Orden, oportunidades y orgullo o autoestima. Esto le ocurre a Barcelona y le ocurre a Catalunya. Parece que estamos… yo lo entiendo, ha sido toda una decepción estos últimos años en Barcelona para mucha gente, sobre todo en los últimos ocho. Se han generado unas expectativas que han quedado en nada. Entonces, orgullo, autoestima, recuperar el orgullo, la autoestima que Barcelona ha tenido históricamente y siempre, de sentirse capaz de todo, de pensar en grande, no de pensar en pequeño, de asumir retos, de mostrar-se tal como es – abierta, inclusiva… – hay un mundo.
Este es el modelo de ciudad resumido en tres palabras: orden, oportunidades y autoestima. Una ciudad que no se cierra en sí misma, sino que se abre al mundo y compite en condición de igualdad y que no tiene ningún complejo de compararse con cualquier urbe del mundo. Tú lo has dicho antes, con una marca todavía, con una reputación internacional, con un atractivo internacional – estos días tenemos aquí unos conciertos, asisten personas… – esto es Barcelona. Esta es la Barcelona que queremos.
QUÉ LE HACE FALTA A BARCELONA
¿Y qué le hace falta a Barcelona para recuperar esto? Pues hace falta confianza, hace falta estabilidad y hace falta sentido común.
Y, en ese sentido, el 28 de mayo, en 4 semanas y media, pues la ciudad afronta, a mi juicio, un dilema. Una decisión que se puede plantear en términos de un dilema:
O miramos al futuro, o Barcelona mira al futuro, o Barcelona vuelve a brillar, vuelve a ser una capital con potencia económica, que disputa el liderazgo económico otra vez de España, que se abre al mundo, que quiere liderar España, que quiere tener su papel en esta Europa que hay que reforzar; o hacemos esto, o Barcelona sigue estancada, incluso retrocediendo, encerrándose, anclada en el pasado y en debates autorreferenciales e identitarios que están desconectados de lo que está pasando, por descontado, en el resto de España, en Europa y en el mundo.
Este es el dilema que los barceloneses tienen que afrontar el 28 de mayo. Unas elecciones muy importantes en 3 planos.
- En el plano político, por descontado. O una política que respeta las instituciones, que une, que apuesta por la colaboración entre distintos ámbitos de gobierno; o una política que se aprovecha, no que cuida, sino que se aprovecha de las instituciones, que divide y que confronta. Lo digo porque algunos que esconden las siglas hicieron lo que hicieron en su momento. Y otros, que no las esconden, también hicieron lo que hicieron. Temblor de piernas. O vamos a una política que respeta las instituciones, que une – unir, no dividir – y que genera dinámicas de colaboración; o vamos a un modelo que se aprovecha de las instituciones, que las instrumentaliza, que divide y que vive de la confrontación estéril.
- Con una dimensión también en términos de devenir histórico. O abrimos una nueva etapa, ponemos punto y final a doce años que, a mi juicio, han sido malos para la ciudad, que la han encerrado en sí misma, que la han desconectado de los grandes debates que han tenido lugar en el resto de Europa, que ha pensado en pequeño; o abrimos una nueva etapa y pensamos en grande, o seguimos en una ciudad encerrada en sí misma que piensa en pequeño.
- Y también tiene una dimensión social. O vamos a políticas útiles… Barcelona fue pionera en diseñar políticas muy innovadoras que fueron ejemplo. Siempre recuerdo que hace unos meses tuve ocasión de entrevistarme en el ámbito de mis responsabilidades orgánicas con el máximo responsable del socialismo portugués, el ministro Antonio Costa, y él, en su etapa de alcalde de Lisboa, venia a Barcelona a ver qué se hacía aquí. Volvemos a esto, a políticas des de un punto de vista social innovadoras que dan respuesta a los problemas de la gente, no solo hablando de ellos sino implementando políticas concretas, o seguimos en una política de elucubraciones, de volar a 25 mil metros, y no bajar a ras de suelo que es lo que nos pide la ciudad.
Por lo tanto, dimensión política, dimensión de poner punto y final a una etapa y abrir una de nueva, y dimensión social. Esto es lo que nos jugamos en Barcelona y yo tengo que decir que tengo mucho orgullo de que hemos hecho un equipo competitivo con un candidato, que es Jaume Collboni que, aparte de compañero mío, es amigo personal, que creo que está enfocando las cosas en ese sentido de la forma adecuada.
ANTES DE LAS ELECCIONES
Y, para acabar, unas reflexiones sobre estas 4 semanas y media hasta el 28 de mayo. Lo que estamos haciendo des de hace algún tiempo – este acto mismo de Crónica Global forma parte de esto – es una conversación pública. Esto es lo que es, una precampaña, una campaña electoral, o lo que debería ser al menos, una gran conversación pública entre las distintas formaciones políticas que concurren en este caso a la alcaldia de Barcelona y la sociedad civil, los medios de comunicación, los diferentes colectivos de la ciudad. Una conversación pública.
Y el Desperta Barcelona es una parte relevante de esta conversación pública que pretende, al menos es lo que yo he visto, dar información, permitir el contraste entre distintas opciones y llamar a la reflexión. En última instancia, que cada uno tome sus decisiones como corresponde en democracia y, en forma de voto, decida o diga qué es lo que le parece que debe ocurrir en la ciudad en los próximos 4 años.
Pues esta conversación pública que estamos teniendo y se va a intensificar, nosotros quisiéramos que fuera, en primer lugar, muy respetuosa. Venimos de unos años de excesos. Muy respetuosa. Que no vuelva a ocurrir lo que pasó con Carla Simón, que a mí, digamos, es una persona que des de un punto de vista artístico me merece admiración y quiso concurrir a unas elecciones en una candidatura de un municipio, las Planes d’Hostoles, de la Garrotxa, pues un municipio pequeño. Yo vengo de la política municipal, de municipios de tamaño pequeño, y sé lo que es esto. Lo hizo en una candidatura que no es del espacio político que yo represento, además, mi espacio político allí tiene un candidato muy competitivo, pero empezó a recibir críticas. ¿Pero esto qué es? La democracia va de que cada uno tome la opción que quiera y se implique. Además, yo pongo en valor que gente muy significada, en este caso muy relevante y muy destacada del ámbito de la cultura se implique en la política municipal, además en municipios pequeños, donde, digamos, hay poco brillo que sacar, es más un ejercicio de servicio público que otra cosa.
Respeto. Incluso, vamos, sobre todo, a los que pensando distinto se quieren implicar, esto, respeto. Queremos que sea una conversación pública, nos gustaría que sea, nos esforzaremos para que sea una conversación pública respetuosa.
En segundo lugar, la quisiéramos también tranquila. Veo nerviosismo, va a ir a más… tranquila. Que llegará el día 28, no llegará antes porque nos pongamos nerviosos, y que la gente pues se exprese con normalidad y luego veremos, habrá que analizar y ver cómo se enfocan las cosas. Pero, en fin, tranquila. Sin ansiedades y sin nerviosismos que no hacen nada.
Nos gustaría también que fuera muy propositiva. Con esto no quiero decir que no haya espacio para el contraste y la crítica siempre que sea educada, pero a nuestro juicio la crítica, la impugnación de determinadas políticas o de determinadas cosas que se han hecho, tiene que venir acompañada de “oiga, esto lo ha hecho mal, pero diga usted cómo lo haría, mi propuesta es esta”.
Es más difícil, a veces, en el fragor de esta conversación pública, que la propuesta se abra camino. Yo también apelo a que los medios de comunicación pues hagan un esfuerzo en ese sentido, si se me permite hacer este comentario, pero tiene que ser propositiva. La gente tiene que saber “usted qué va a hacer, qué planteamiento tiene en materia económica, en materia de turismo, en materia de infraestructuras aeroportuarias, en materia de vivienda, usted qué va a hacer”.
Quisiéramos también que fuera ilusionante y ambiciosa. Realista, porque sobre todo en Catalunya pues ya hemos visto que se ha vendido mucho humo y mucha cosa imposible y todo lo que no hemos hecho lo vamos a hacer en un mes. Esto no, realismo. La ciudadanía quiere realismo, quiere cosas realizables, porque sino lo otro nos lleva por el camino de la frustración. Por lo tanto, realismo, pero con ambición. Pensar en grande. Copa América, sí. Otros eventos, sí.
Pensar en grande. Barcelona puede hacer lo que se plantee. Catalunya puede hacer lo que se plantee. Por lo tanto, realismo, pero con ambición, con ilusión, recuperando la autoestima.
Y luego yo también voy a pedir una cosa: que sea clara. Que la gente sea clara. No me gusta que haya candidatos que escondan las siglas. Yo respeto a todos los enfoques de campaña, por descontado, y tengo el máximo respeto por todo el mundo. Pero seamos claros, no fem passar bo per vestir grossa. Seamos claros: ¿usted quiere colaborar con el resto de las administraciones, con el Estado, con el Gobierno de España, con Europa, o quiere aislarse? Que, de esta conversación pública, al final, tomar una decisión. Y des del contraste que se va a producir, pues escoger. También en base a la credibilidad que cada candidato y cada espacio político, en relación con lo que se ha hecho en los últimos años y a lo que se propone, pues ofrezca a los ciudadanos.
REFLEXIONES FINALES
Bueno, pues esto nosotros lo afrontamos con mucha ilusión, con mucha confianza y dispuestos a hacer, en Barcelona y en todas partes, nuestra aportación positiva.
Pues eso es básicamente lo que quería compartir con ustedes:
Un agradecimiento a estas jornadas. Yo creo que vienen en el momento adecuado y en el formato adecuado.
Compartir que estamos en un momento, esto no lo debemos olvidar, muy complejo.
Que lo que hay que hacer es unir, reforzar Europa, cuidar las instituciones para hacer políticas concretas.
Que no estamos mal como país, al contrario, pero que hay que ordenar en Catalunya la política, el espacio político.
Que Barcelona allí es clave. Que, si no se pone Barcelona en marcha, si no se abre una nueva etapa en Barcelona, pues esto irá mal.
Y que la conversación pública de la que forma parte estas jornadas y que estamos teniendo estos días y tendremos hasta el 28 de mayo, pues sea educada, respetuosa, propositiva, ilusionante y, sobre todo, clara.
Muchísimas gracias por su atención, a su disposición y buenas jornadas.