Actualitat

“No vamos a parar”. Sònia Guerra.

29 setembre 2023

"No vamos a parar". Sònia Guerra.
Sònia Guerra es diputada en el Congreso y secretaria de Polítiques Feministes del PSC

 

El 18 de septiembre fue el Día Internacional de la Igualdad Salarial. Un día necesario teniendo en cuenta que las mujeres cobran hasta 5.175 € menos anuales que los hombres por trabajo de igual valor. Es decir, un 23% menos. Por eso, una de las reivindicaciones de la agenda feminista socialista es la igualdad salarial.

Otra de las reivindicaciones de las feministas, la más vital de todas, es el fin de la violencia machista. Mientras que la mitad de la humanidad, las mujeres, vivan en situación de amenaza permanente por parte de algunos de la otra mitad (hombres), ninguna de nosotras, ninguno de vosotros, podremos afirmar que la libertad, la igualdad y la democracia forman parte de los valores esenciales de nuestro país. Porque sin igualdad no hay democracia.

Curiosamente esas dos demandas están, desde el mes de agosto, en el centro de la agenda política y mediática gracias (desgraciadamente, valga la paradoja) a las campeonas del Mundial. Con Jenni Hermoso descubrimos que la sociedad española ya no estaba dispuesta a “justificar” agresiones sexuales de ningún tipo. Tampoco los “piquitos”. Pero también certificamos que mientras el salario mínimo de las jugadoras de la Liga Profesional de Fútbol es de 21.000€ anuales; ellos, los jugadores de Primera División, disfrutan de un salario mínimo de 182.000€ anuales. Casi 9 veces más. Y no pasa nada.

Más allá de comprobar que las reivindicaciones de la agenda feminista son necesarias también en el ámbito deportivo en general, y en el mundo del fútbol en particular, es nuestro deber hacer cumplir la La Ley del Deporte, aprobada en diciembre de 2022 por el Gobierno de Pedro Sánchez, y liderada por el ministro del PSC, Miquel Iceta. Dicha norma marca un antes y un después para acabar con las discriminaciones estructurales que sufren las deportistas, y que son una especie de lente de aumento de las que sufren el resto de mujeres tanto en el espacio público como privado. Romper el techo de cristal en entidades, federaciones y ligas profesionales; asegurar los derechos laborales de las deportistas cuando deciden ser madres (que llegaban a perder el derecho al voto en las asambleas e incluso los patrocinios que les aseguraban los ingresos durante el permiso maternal) o luchar contra las situaciones de discriminación, abusos y acoso sexual son sólo algunas de las cuestiones que recogen la citada ley. Y que son tan necesarias como vitales para conseguir la igualdad efectiva que Alexia Putellas reivindicaba hace unos días al recibir la Medalla de Honor del Parlament de Catalunya para que: “ninguna mujer tenga que vivir nunca más faltas de respeto o abuso”.

“No vamos a parar” afirmaba la centrocampista del FC Barcelona.  Y no lo han hecho. Y deben seguir. No deben parar. Porque se han convertido en ejemplo y ejemplares para las mujeres en general y para las niñas, las campeonas del futuro, en particular. Por eso, junto a ellas, todas. Junto a ellos también todos los hombres comprometidos con la lucha contra la discriminación contra las mujeres. Juntas, juntos, al unísono, dejando claro a los machistas que “se acabó”.