Rubén Castro Torres es experto en violencia de género por la UNED y codirector de Playfem.es.
Las recientes y merecidas victorias de las deportistas españolas, como María Pérez en atletismo o la Copa del Mundo de Fútbol Femenino para la Selección Española son el resultado del esfuerzo y su lucha, a menudo a contracorriente y no siempre con todos los recursos e infraestructuras necesarias.
Lo cierto es que ha habido avances. que las deportistas demuestran una y otra vez su valía. Que los gobiernos, entidades y clubes están aportando más recursos que nunca.
Pero tan cierto es que hay avances como que que todavía hay resistencias. Muchas resistencias.
Lamentablemente, estos días tenemos muchos ejemplos entorno al machismo en el deporte, en el fútbol femenino y la Selección, pero en general en todo el ámbito deportivo: a quiénes dudaron y atacaron a “las quince”, a quiénes aplaudieron el sexismo y la chabacanería en la Real Federación Española de Fútbol, a quiénes insultan al feminismo y a quiénes normalizan la desigualdad.
Ejemplos que tan solo son la punta del iceberg: son situaciones que ocurren ante cientos de medios, de cámaras y la opinión pública. Pero ¿qué hay de todas esas categorías inferiores o en aquellos deportes con menor visibilidad, lejos del escrutinio público?
Porque no es “solo un beso”, ni los “caprichos” de unas jugadoras, ni las fijaciones de un “falso feminismo”.
Es cuestión de derechos y de dignidad. De cumplir a lo que las leyes y los protocolos obligan, a hacer la igualdad una realidad efectiva.
Una necesidad que se hace aún mayor en un mundo como el del deporte, en el que participan miles de jóvenes, niños y niñas. Un ámbito que por sus valores y su exposición pública debe dar buen ejemplo.
El deporte es un importante factor de socialización para las nuevas generaciones y ello requiere actitudes ejemplares y edificantes.
El buen ejemplo de la mayoría de deportistas es muy importante, pero no es suficiente. Lo que hacemos nosotros y nosotras, todas y todos, es más importante que nunca. Practicar, fomentar y ver el deporte, pero sobretodo, hacer pedagogía. Explicar y hacer:
- Explicar lo que es la desigualdad de poder en cualquier relación laboral o social. Explicar lo que son el feminismo y las políticas de igualdad.
- Hacer de la igualdad, del feminismo y de los Derechos Humanos nuestra bandera y cumplir con el ejemplo. Hacerlo en nuestras familias, en nuestros grupos de amistades, en el trabajo, en el centro educativo, en los medios de comunicación, en las entidades y competiciones deportivas, etc.
Esa pedagogía, esas acciones en favor de la igualdad son imprescindibles y dependen de todas y todos. Y sí, especialmente de los hombres. Porque quienes actúan desde el machismo y sus masculinidades tóxicas lo hacen porque se sienten impunes e incluso apoyados.
En definitiva, tenemos que acabar con esa impunidad, construyendo espacios y relaciones sanas y libres de odio.
Porque ante el machismo de campeonato, o somos parte de la solución o seguiremos siendo parte del problema.