Actualitat

¿La Rebeldía se volvió de derecha? – Stefanoni, P. (Ed. Siglo XXI, Buenos Aires 2021)

6 juliol 2021

¿La Rebeldía se volvió de derecha? – Stefanoni, P. (Ed. Siglo XXI, Buenos Aires 2021)
Quizás se pueda explicar el auge global del populismo de derechas en base a su capacidad para encarnar la rebeldía y descolocar así los análisis y las políticas de la izquierda.

Como suele suceder en muchos de los trabajos que nos fuerzan a pensar, a debatir, incluso a polemizar, la clave de la obra de Pablo Stefanoni ¿La Rebeldía…? está casi al final, en el Epílogo, cuando el autor concluye que Nacy Fraser llegó a un “diagnóstico incuestionable”, que tiene razón cuando proclama que debe remediarse “… la ausencia de una izquierda genuina, es decir una que separe emancipación de financiarización y se reconecte con los de abajo. Una que no acepte simplemente elegir entre populismo reaccionario y neoliberalismo progresista”.

Y a eso apunta su trabajo, a convocar a una izquierda enraizada en sus más íntimos anhelos, al tiempo que parte de una crítica exhaustiva de la nueva derecha, que se arropa en viejas banderas populares, algunas extraídas del pensamiento progresista, para ganar elecciones, llegar al gobierno y sostenerse allí.

Y es en pos de ese llamamiento que Stefanoni prefiere concentrarse en la descripción del populismo de derecha y en cambio ignorar prácticamente al que proviene de posiciones más radicales o de izquierda, a las que soslaya, limitándose a señalar -como al pasar- su posible origen en el encanto de algunas propuestas supuestamente antiimperialistas, alineadas con China o Rusia, que llevan a olvidar su carácter no democrático. No ignora así la influencia de Ernesto Laclau, el filósofo postmarxista que sostuvo la importancia del logro de la hegemonía, no precisamente democrática, para una transformación socialista.

Stefanoni por el contrario, no renuncia al concepto de democracia, pero a la vez espera que la izquierda no se vuelva una manifestación modernizada y adaptada al establishment de lo que él denomina liberal progresismo, que en su opinión se limita a algunas reformas compatibles con la continuidad del sistema de capitalismo de mercado.

Y en la práctica sería esa falta de una auténtica renovación en su programa lo que resta a la izquierda socialdemócrata su atractivo, abriendo así el espacio para que la nueva derecha alternativa (la “altright”) asuma el rol de la rebeldía popular al presentar  propuestas que parece dar respuesta a las necesidades mayoritarias, con “imágenes transformadoras” asociadas además a la seguridad y la certeza de un futuro mejor, oferta populista y de derecha a la que otra de “pura fluidez” (del viejo progresismo obvio) no puede vencer.

Al mismo tiempo Stefanoni culmina su crítica reconociendo que no tiene una respuesta precisa a la manera de Lenin en su manifiesto ¿Qué hacer?, que contenía propuestas concretas para el partido revolucionario, para organizarse, llegar al poder y gobernar. Desde ya parece desencantado de la socialdemocracia en su forma actual, de la que piensa que ya no puede prosperar con sus propuestas en Europa donde el Estado de bienestar quizás ya no puede avanzar más. Un Estado de bienestar que todavía podría tener algún espacio convocante en los Estados Unidos, donde por ejemplo, la salud y la educación distan de ser realmente un bien público.

Pero para que quede claro que el pensamiento de Stefanoni no se propone una reflexión sobre una paradoja del éxito, es decir la necesidad de encontrar nuevos desafíos una vez logrados los objetivos iniciales para mantener el impulso transformador y evitar entonces pasar del espíritu revolucionario a la simple defensa del statu quo, nos presenta su adscripción a la idea de Fraser sobre un “ocultamiento de la crisis del capitalismo financiero” con una combinación de austeridad, libre comercio (globalización), deuda financiera predatoria, trabajo precario mal pagado, pecado que a su juicio comete el programa liberal progresista de la social democracia tradicional.

Pecado de conformismo entonces, que se extendería a las nuevas formas de izquierda originalmente anticapitalista cuando llega al poder, es decir algo así como el “caso Syriza”, agrupación que luego de ganar las elecciones en Grecia bajo una convocatoria contra lo establecido, prometiendo no repetir experiencias pasadas, terminó adoptando las políticas de ajuste del FMI y la Unión Europea, o sea, más de lo mismo.

Pero entrando ahora en el corazón del trabajo de Stefanoni cabe la pregunta, ante lo que él entiende como dato conocido, el fracaso del liberal progresismo: ¿cómo ocupa la derecha populista ese espacio?; ¿cómo llega a una propuesta atractiva?

Así primeramente intenta describir el origen de esa nueva derecha  que se pone del lado antiglobalizador, contrariando a la vieja derecha, ante la pérdida de trabajos e ingresos de los nacionales, sea por la importación de los bienes que antes ellos ponían en el mercado, sea por la inmigración masiva de los pobres de otras fronteras; una nueva derecha que hace frente a la homogeneidad cultural que proclama que todos son iguales, cuando para esa derecha habría diferencias insoslayables, no solo las naturales sino también aquellas que hacen a la cultura propia de un pueblo, a sus tradiciones, sus creencias, sus bases morales.

Contra esa globalización que obliga a resignar autoridad en organismos internacionales multilaterales, la “altright” opone la recuperación de la soberanía, el valor del individuo frente a la sociedad y renueva la fe en el libre mercado frente a los avances del Estado en materia económica. Y del antiguo anticomunismo de los tiempos de la guerra fría, que terminaron con el fracaso económico del socialismo y la caída del muro de Berlín, proponen un anti “marxismo cultural”. En otras palabras, esa nueva derecha siente que se ha ganado la batalla económica, pero supone que ahora debe darse otra cultural, contra lo que se denomina el pensamiento “políticamente correcto”, porque este inhibe expresarse según lo que el pueblo siente, ya sea en contra de la apertura de fronteras a los bienes y a las personas, de la inmigración que corroe empleos de los nacionales, de la introducción de nuevas costumbres (como el velo en las mujeres) de grupos que no respetarían las existentes o de formas de lenguaje no espontáneas (el lenguaje inclusivo), reponiendo la antigua idea de Albert Hirchsman respecto del sistema capitalista que solo admitiría tres tipos de respuesta: “exit, voice, loyalty”, es decir salida para quien no está para nada de acuerdo, voz (socialmente pasiva) para quien quiere introducir cambios o reformas y finalmente lealtad para quienes no se van.

Y esta nueva derecha presenta rasgos populares al asumir temores y sentimientos de las masas, proponiendo el antiestatismo frente al intervencionismo estatal de la izquierda; la antiglobalización por oposición a la globalización de la cultura “bien pensante”;  fronteras cerradas y no abiertas, aquello de poner “América primero”, o sea mi país y mi persona primero. Esa guerra cultural podría colocarse en términos que parafrasean otra frase de los tiempos del expresidente Bill Clinton, “es la cultura, estúpido”. Y Stefanoni dedica un apartado especial a formas efectivas de esa guerra cultural de la nueva derecha en el mundo digital, en las redes sociales, que también tuvo su expresión en la comunicación twittera del expresidente Trump.

El pensamiento antiestado de la nueva derecha estaría mejor representado por un nuevo gurú, Murray Rothbard, que retoma la vieja escuela económica austríaca de Von Mises y Hayek y con ello la doctrina del “laissez faire”, recordando la demostración de esa escuela de la imposibilidad (inviabilidad) de una economía socialista, por lo que solo queda la economía de mercado y allí la izquierda -para Stefanoni- abandonó el debate sobre la planificación y el rol del estado. Por el contrario Rothbard ve a las tradicionales organizaciones de la sociedad, es decir la familia, la Iglesia y las empresas, como las células de defensa (“protección” es el término utilizado) contra el estado, gran causante de todos los males. Y esa protección es asumida por la clase media y los trabajadores regulares que constituyen el nuevo foco antiglobalización de respaldo al nuevo populismo de la “altright”.

Por si ese nuevo mensaje de la derecha populista no fuera suficiente, Stefanoni desmenuza otros valores asumidos por la “altright” como forma de ganar popularidad. Destaca la nueva actitud “gay friendly”, siempre que sea de los propios, de los “blancos”, mientras que en cambio se asume la xenofobia (que un antropólogo podría señalar como propia de los primitivos clanes humanos) y asimismo la ecología, no ya como un compromiso intergeneracional de “sustentabilidad” (término que Stefanoni no emplea) asumido por la social democracia, sino como una recuperación de la vida en la naturaleza, como un retorno a los orígenes. Los partidarios de la protección ambiental, los ecologistas, de derecha se apodan “greencons” (verdes conservadores). Incluso ya ha habido en Europa pactos/acuerdos de gobierno entre conservadores, algunos cuasi neofascistas, y ecologistas, estos últimos otrora más proclives a conformar coaliciones con los partidos socialdemócratas.

Hay un posicionamiento anticapitalista implícito en las ideas de Stefanoni, que no parece ser un socialdemócrata, uno actual al menos. Su idea de un sistema capitalista en crisis nos hace recordar a Albena Azmanova que sostiene que tras el período de plena apertura al libre comercio, las desregulaciones y las privatizaciones con austeridad fiscal, recortes impositivos, política de “easy money” y aumento de la desigualdad social, el sistema dio lugar a la implosión de la burbuja financiera (2007/09), dando inicio así a una última  etapa denominada “de la crisis de la crisis del capitalismo”. Algo así como la crisis permanente.

Es cierto que desde la “tercera vía” en adelante el progresismo de centro izquierda está buscando nuevas propuestas alternativas, dentro de lo que suele denominarse “reformismo” porque no existe conformidad con lo existente. La sociedad requiere respuestas, en cuanto a los nuevos alcances del Estado de bienestar y el logro de una mayor igualdad y enfrenta nuevos desafíos como, por ejemplo, las inmigraciones masivas y la natural resistencia de los antiguos pobladores, como también las propias propuestas del nuevo conservadurismo populista. Pero de allí a plantear una crisis final hay una gran distancia. De todos modos, como buen intelectual, Stefanoni plantea el desafío, pero no trae las respuestas.

M. S.

Pablo Stefanoni  vive entre Buenos Aires y La Paz.

Periodista, economista y Doctor en Historia. Actualmente se desempeña como Jefe de Redacción de la Revista Nueva Sociedad (Fundación Friedrich Ebert). Fue director de Le Monde Diplomatique-Bolivia y miembro del consejo editorial del semanario Pulso. Es coautor de La revolución de Evo Morales y de Debatir Bolivia.

Es Coautor, con Martín Baña, de Todo lo que necesitás saber sobre la Revolución Rusa (Paidós, 2017) y autor de ¿La rebeldía se volvió de derecha? (Siglo Veintiuno, 2021 ).