Para ilustrar el Primero de Mayo y su idea central (que la clase obrera, explotada y oprimida, sería la constructora de un nuevo mundo) se usaba recurrentemente la imagen de Marianne (icono de la libertad y del socialismo), las herramientas de trabajo de la clase obrera (hoz y martillo), el sol naciente (representando una nueva era anhelada), las tradicionales banderas rojas y flores o guirnaldas.
El historiador y crítico del arte sueco Fred Andersson, entrevistado por el editor de Nueva Sociedad, Mariano Schuster, nos explica cómo el uso proletario de Marianne se volvió frecuente tras la Comuna de París (finales del siglo XIX), con el gorro frigio personalizando la esperanza de un futuro de revolución y justicia social.
También se usa un globo terráqueo como símbolo de solidaridad internacional, el apretón de manos en alusión tanto a la unidad del movimiento obrero como al ideal de fraternidad, los robles para ilustrar la fuerza organizativa del movimiento obrero, laureles para representar la victoria, …
La hoz representa el trabajo agrícola masculino y femenino (en cambio, la guadaña solo al masculino). Por ello, la hoz representa la unidad en la sociedad socialista o comunista de la ciudad y el campo, así como del hombre y la mujer.
El martillo ilustra tanto el trabajo artesano como el industrial. Ambos, hoz y martillo, formarían el emblema de la industria y la agricultura socialistas conocido internacionalmente como «la hoz y el martillo».
Se eligió el color rojo como símbolo de la sangre derramada por el pueblo oprimido, ante la necesidad de tener un único color que uniera la lucha obrera.
El puño cerrado se usó para representar el desafío del poder de la gente trabajadora organizada y la carencia de miedo ante la burguesía.
La caricatura política ayudó a construir un imaginario binario contrapuesto de «ellos» (burgueses, ricos, …) y un «nosotros y nosotras» (para generar unión del pueblo oprimido y obrero).
En Rusia, por ejemplo, se usó menos la caricatura y más la imagen icónica, como la de la mujer moderna y emancipada que deja su vida doméstica o urbana para trabajar en el campo colectivizado y que era representada por una mujer conduciendo un tractor.
En definitiva, se trata de un artículo muy interesante y sugerente, especialmente para todos los que convivimos a menudo con los símbolos históricos de nuestra tradición política socialista.
R.Q.B.
Fred Andersson es historiador y crítico de arte sueco. Es docente en la Universidad Åbo Akademi (Finlandia). Ha escrito en numerosas ocasiones sobre la cultura iconográfica del socialismo y del movimiento obrero en publicaciones como Iconographisk Post/Nordic Review of Iconography y ha dirigido el libro Arbetarkonst för 2000-talet [Arte obrero para el siglo XXI] (Häftad, 2015).
Ilustrar el socialismo (entrevista a Fred Andersson) – Schuster, M. (Nueva Sociedad, mayo 2023)