Luís Miguel Guerra es novelista, historiador, profesor y secretario de Formación del PSC de Barcelona. También es miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!
Asistimos estos días a un continuo comentar sobre cosas que aún no han sucedido. Por lo tanto, puede ser que ocurran o que no. “Nada está escrito”, decía el teniente Lawrence (Peter O`Toole) al Sherif Alí (Omar Sharif) en esa joya, lección de todo tipo que es “Lawrence de Arabia”. Disculpen la cuña cinematográfica. El caso es que últimamente estamos ante una especie de continuo recordatorio de que los tiempos pasados fueron mejores ¿Dónde están el buen PSOE, con sentido de estado? Clama el PP. Por no hablar de la arcadia perdida por VOX desde que esto no es una, grande y libre.
Pondré un ejemplo. Los que sufrieron la Primera Guerra Mundial llamaron Belle Époque al período anterior, pintándolo como una época de paz, prosperidad y buen rollo, cosa que no es cierta. Pero cuando algo tan malo como la Gran Guerra acontece, pues no hay más remedio que dejar que la cosa fluya y la imaginación añore, ya que no deja de ser un bálsamo, de Fierabrás, pero bálsamo al fin y al cabo.
Lo que deja perplejo es que el PP esto lo ha practicado de siempre. Cualquier período socialista ha sido vilipendiado hasta la extenuación, señalando a lo bueno que se era antes y como la degeneración ha prendido irremediablemente en la buena socialdemocracia. La última fue la comparación hecha por el señor Feijoo glosando y cantando la figura de Gregorio Peces-Barba y diciendo que se iría escandalizado ante este PSOE. Ahí están las hemerotecas para leer y escuchar todas las barbaridades que le llegaron a llamar en su función como comisionado para las víctimas del terrorismo.
Lo que si es real y constatable es la imparable verborrea del portavoz del PP Elías Bendodo, que tan pronto nos habla de matemáticas de estado, absurda y estúpida explicación para justificar los pactos con VOX, como ignora, cosa por otra parte normal ya que ni va a ir ni se le espera a ninguna tertulia literaria, que “La madre de Frankenstein” es una obra de Almudena Grandes sobre la posguerra española. Pero para él, la obra vista por el presidente Pedro Sánchez ha sido “La novia de Frankestein”, una película de terror de 1935. Pero mira, en esto va bien encaminado, porque los años en que discurre la obra de la escritora madrileña eran de terror aunque, sin duda, momento inspirador para sus socios y, me temo, para ellos también.
Con perspectiva histórica le diré que lo que va a pasar, no lo sé. Pero lo que ha pasado sí, porque es cierto que hubo momentos mejores en el pasado. Que Weimar fue infinítamente mejor que la Alemania nazi, que Allende lo fue de la época de Pinochet y ya, bajando al terruño, que la República española fue infinitamente mejor que el período posterior de Francisco Franco, que la época de Felipe González fue infinitamente mejor que la de Aznar, que la de Zapatero lo fue muchísimo más que la de Rajoy y que la de Pedro Sánchez supera con creces a lo que con prepotencia y chulería no nos propusieron desde la tribuna. Porque eso fue lo que sucedió en la fallida, afortunadamente, sesión de investidura: que el candidato sólo se subió para presumir de retranca gallega, por cierto mala. Pero nos sirvió para darnos cuenta que sí es verdad lo del tiempo pasado, ya que cualquier candidato del PP hace bueno al anterior.