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“Es socialismo y no se deroga”. David Pérez.

11 maig 2023

"Es socialismo y no se deroga"
David Pérez es diputado socialista en el Parlament de Catalunya.

La derecha lleva semanas intentando imponer una idea: derogar “el sanchismo”. Esa es la gran idea. Esa es, en el fondo, la única idea. Pero más allá de destacar la preocupante afición de los partidos de la derecha con la práctica de la política ad personam, cabe desgranar qué quieren decir, en el fondo.

Hacía referencia a ello, el presidente del Gobierno, en un acto celebrado el pasado domingo en Santa Cruz de Tenerife. La misma derecha que hoy reivindica el PSOE de Felipe González, frente al PSOE de Pedro Sánchez, hablaba de forma despectiva de “felipismo” cuando los gobiernos socialistas de 1982 a 1996 hicieron la primera gran transformación de la España democrática, poniendo en pie el sistema de salud pública, la educación pública o el sistema de pensiones, a parte de otras grandes transformaciones políticas, sociales y económicas, como la entrada en la Unión Europea, por destacar una de las más relevantes. 

Más tarde, tras los ocho años de Aznar, la derecha volvió a la carga contra José Luís Rodríguez Zapatero. Contra el “zapaterismo”, que decían. Contra “los de la ceja”. Una vez más, las políticas de avance en derechos, impulsadas por un gobierno socialista, fueron la diana de las críticas más furibundas. Se inauguró la etapa del “España se rompe” y de la supuesta tutela de “ETA” sobre los diferentes procesos y avances políticos que se vivieron. Auténticas barbaridades, pensadas para esconder los grandes avances que supusieron, por ejemplo, la ley del Matrimonio Igualitario, la ley de la Dependencia, la ley de Igualdad o la ley de Memoria Histórica. O el ansiado fin de la actividad de la banda terrorista. O la recuperación de nuestra personalidad propia en el mundo, tras años de sumisión a los intereses de otros países, que supuso la etapa de Aznar en Moncloa. Mentiras y exabruptos contra una visión de España optimista.

¿Cuál es el cambio si lo comparamos con lo que pasa en la política, hoy? Sólo uno. Que antes, esa política la protagonizaba en exclusividad el Partido Popular, porque a su derecha no había nada más. O dicho de otra forma: toda la derecha, la más extrema y la menos extrema, estaba dentro del PP. Ahora, hay dos actores: el PP y VOX, en competencia para ver quien la dice más gorda. Porque el PP, del que se podía esperar más sentido de estado y más responsabilidad, se ha tirado directamente al monte y ha abrazado de nuevo esa estrategia. La estrategia de quien no tiene ideas ni proyecto de país. La estrategia de quien sabe que su líder, cada día que pasa, pierde credibilidad y valoración, por parte de los ciudadanos y ciudadanas.

A Feijóo se le está haciendo muy largo el trayecto hasta las elecciones generales de final de este año. Faltan más de 6 meses y ya va con la lengua fuera. Se le ve incómodo en la política española. Los errores son constantes. La sombra de Abascal y la de Ayuso, le pesan demasiado. Cada vez que habla demuestra el poco control que tiene sobre los grandes temas que protagonizan el debate público. Por eso, habla poco e intenta pasar de puntillas sobre la mayoría de temas. Sólo argumentos de trazo grueso, que no soportan un mínimo contraste. Y una idea: derogar el “sanchismo”, que es tanto como derogar la gestión de la pandemia que logró salvar tantas vidas en este país, reconocida a nivel internacional especialmente por la capacidad de proteger a nuestros ciudadanos y ciudadanas, con las medidas de prevención y con la vacunación. O derogar el incremento del salario mínimo interprofesional, el íngreso mínimo vital o la revalorización de las pensiones con el IPC. O derogar la Reforma Laboral, que ha reducido la temporalidad a mínimos históricos. O derogar la primera Ley de Vivienda, el bono del alquiler, el bono cultural o el incremento histórico de las becas para estudiantes, que benefician de forma clara a las y los jóvenes de nuestro país. O derogar la Ley de Eutanasia, la Ley del Sólo Sí es Sí, la Ley de Educación o la Ley de Memoria Democrática. O derogar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. O derogar la política económica que ha hecho posible que España sea el país de la UE que más ha crecido en 2022 y que más empleo crea. O derogar la política del diálogo, que ha pacificado la relación entra Catalunya y el resto de España. Una enmienda a la totalidad, sin sentido ni razón, porque el gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez, no ha hecho nada bien. Aunque los datos digan lo contrario.

La realidad es que, visto con perspectiva histórica, la derecha española no cambia, ni decepciona, porque lo que realmente quiere derogar no es el “sanchismo”, ni el “zapaterismo” en su momento, ni el “felipismo”. Lo que quieren derogar son todos los avances que han modernizado España y que llevan la firma socialista. Lo que les molesta es la capacidad transformadora e igualitaria del socialismo. Porque su idea de España es muy diferente a la nuestra.

Lo más preocupante, en cualquier caso, es la deriva deslegitimadora de las instituciones públicas, que ha adoptado también el PP. Algo que era esperable en VOX, pero no en un partido que ha gobernado España durante más de 15 años y que se ha instalado en el populismo de raíz trumpiana. En eso, Feijóo también ha decepcionado.  Visto el clima político que trata de generar la derecha en España, nos quedan muchas cosas poco agradables por ver, en los próximos meses. Y no es descartable que crucen alguna línea roja más. Cuando uno se instala en el “todo vale” y sufre sequía de ideas, pasa lo que pasa. Todavía no ha transcurrido tiempo suficiente desde la salida del gobierno de Rajoy, para que el PP se renueve  a fondo y sea capaz de presentar un proyecto creíble y solvente para España.

Mientras, las y los socialistas seguimos trabajando para avanzar y para construir una España más justa y más igual. Porque eso es lo que persigue el socialismo. Una idea universal, imposible de derogar. Pese a quien pese.