Luís Miguel Guerra es novelista, historiador, profesor y secretario de Formación del PSC de Barcelona. También es miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!

 

Estamos en campaña, eso es evidente. Se están oyendo muchas cosas, como en todas las campañas me dirán. Sin embargo, en esta hay algo que me inquieta y es la falta de ética y moral. Un par de palabras que algunos consideran en desuso o, simplemente, que se las puede aparcar, como decía Marx, Groucho: “Estos son mis principios y si no le gustan tengo otros” o peor, “ahí van las mías, que son las que hay que aplicar”

Diré para comenzar que la ética estudia los principios que deben regir la conducta humana y la moral, la aplicación individual de la ética a nuestra vida cotidiana. Que nadie se asuste, que no voy a dar una clase de filosofía, simplemente voy a redactar mi indignación que espero sirva de algo.

Esta semana hemos escuchado a gentes que seguro presumen de altos valores por su formación y educación decir barbaridades, aunque estoy seguro de que los antiguos bárbaros tenían y practicaban lo de la ética y la moral. Abascal dice que al PSOE le van a votar pederastas, violadores, okupas, etc y en una entrevista, ante el silencio del periodista, dice que no entiende como anda por ahí suelto el jefe de la manada, así llama al presidente del gobierno.

Después un Borja Sémper fuera de sí, sobreexcitado, lleno del éxtasis que produce saberse poseedor de la verdad, acusa de pactar con Bildu y todas esa historias que hemos escuchado desde que el PP perdió el poder (por cierto, señor Sémper, Bildu no votó la investidura de Pedro Sánchez). Lástima que la hemeroteca está llena de declaraciones de este hombre en poco menos que cartas de amor a los de EH.

Y llega, María San Gil que entre risas de sus entrevistadores dice que eso de “¡Que te vote Txapote!” es tan directo, tan brillante, tan de márquetin que aunque les moleste a las víctimas hay que seguir utilizando porque da votos y es muy gráfico… Pienso en un lema directo sobre esta mujer de altas miras… Ya está, no lo pongo. Cada uno que imagine con cuatro palabras lo que se podría decir de ella entre risas, valorando su capacidad de llegar y que claro, aunque ella se moleste o su familia o sus amigos como es tan directo…

Actitudes amorales. Pero lo más preocupante es que estas actitudes señalan la ética de los que quieren hacerse con el poder. De los valores que tratarán de imponer por muy irracionales, acientíficos y anti todo que sean. Ya no se esconden, miran por encima del hombro, esta es la ética del prepotente. La ética de los que consideran que hay que mantener a la gente en la idiotez porque ellos te dirán la verdad. Y se indignarán cuando les señalen a ellos y como buenos fariseos y practicantes de la moral burguesa, contestarán con altivez porque su cuna es la buena, la del que nació para mandar y despreciar a los que no son del ramo y dirán que eres un violador, un pederasta, un etarra, un ilegítimo, un desgraciado en suma.

La ética nos dice que hay que respetar a los demás, sea cual sea su origen y condición porque son seres humanos. Su ética, la que puede imponerse es poner la frase en negativo: la ética nos dice que hay que respetar en función del origen y condición porque hay seres humanos y seres humanos. 

Mientras tanto, desde mi posición, maestro de escuela, seguiré diciendo lo contrario aunque ya he escuchado más de una vez que van a desideologizar la educación. En nombre de la ética y la moral ya lo hicieron hace ochenta años.