¿Qué cree que define sustantivamente el socialismo democrático? ¿Cuáles cree que son sus valores y propuestas esenciales?
La lucha por la emancipación de la humanidad basada en la dignidad de la persona, la libertad, la igualdad y la solidaridad, construyendo un orden social de derecho basado en la democracia parlamentaria y la reforma del capitalismo.
¿Cómo entiende la relación entre marxismo y socialismo? ¿Qué lectura hace de la historia del socialismo?
El socialismo democrático nace y se construye históricamente por el trabajo militante de hombres y mujeres que, a partir de su conciencia de clase, la lucha sindical, el marxismo, el humanismo democrático, y sus convicciones éticas, laicas o religiosas, luchan por construir una sociedad basada en la libertad, la justicia, la igualdad de derechos y oportunidades, la eliminación de toda explotación, y la superación de la necesidad, del temor y la ignorancia.
El marxismo, como marco conceptual para analizar la realidad social, es un instrumento útil, con otros. Como verdad revelada, ha justificado los mayores atentados contra sus propios principios.
La historia del socialismo es un elemento esencial de la dramática historia europea y mundial, expresada en la escisión de la 1.ª Internacional entre la vía revolucionaria y la reformista, junto con el ascenso del fascismo y el nazismo, y el proceso de descolonización.
La socialdemocracia ha sido decisiva para la construcción de la democracia de masas y el estado del bienestar, con la consideración de la educación y la sanidad como bienes públicos.
¿Cuál piensa que ha sido y cuál debería de ser el vínculo entre pensamiento y praxis política en el socialismo?
Pienso que el vínculo fundamental está entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. La primera exige la pureza moral sin importar las consecuencias de sus políticas en el mundo real. Se puede comprender en la actuación del opositor a la dictadura o la tiranía. Como norma absoluta es propia del santo o del héroe como también la del charlatán. Si se actúa con buena intención, no se tiene responsabilidad del error y la culpa es del mundo, de la estupidez ajena o de la voluntad divina. Además, el fin justifica los medios. En contraste, la persona guiada por la ética de la responsabilidad tiene presentes las consecuencias de sus actos, incluso las no previstas, y no presupone su bondad y perfección. En una sociedad abierta y democrática no existe divorcio o separación total entre ambas éticas aunque, a la hora de actuar, un político debe hacerlo más con la ética de la responsabilidad, midiendo el alcance y las consecuencias, mientras que los que juzgan tienden más a hacerlo con un rigor más propio de la ética de convicción.
¿Cuáles son, según su criterio, los retos de nuestro mundo actual en los que el pensamiento socialista necesita centrar sus esfuerzos de reflexión y/o actualizar sus postulados (desigualdades, medio ambiente, migraciones, digitalización, ciencia, globalización, representación social y política, otros)?
La libertad y la igualdad son principios fundamentales, como la paz y el respeto de los derechos humanos. La defensa y mejora del orden multilateral encarnado en el sistema de las Naciones Unidas es esencial para su avance y para la lucha contra el cambio climático, el desarrollo y gestión de las migraciones, estrechamente relacionadas.
¿Considera la forma partido como el entorno adecuado para mantener, desarrollar y difundir el pensamiento socialista? ¿Es posible o necesario el pensamiento de partido y la figura del intelectual orgánico?
El Partido es un instrumento de lucha política y electoral. La labor de reflexión y pensamiento es más propia de las fundaciones de los partidos democráticos, principio que he aplicado en mi vida política en España y Europa. Estoy a favor del esfuerzo inteligente y en contra de los inquisidores.
Enrique Barón Crespo nació en Madrid el 27 de marzo de 1944. Es doctor en derecho y economía. Licenciado en Administración de Empresas por ICADE (Madrid) y por ESSEC (École Supérieure de Sciences Economiques et Commerciales de Paris); fue profesor de Economía Agraria del Instituto Nacional de Estudios (ENEA) de Valladolid y profesor de Estructura Económica de la Universidad de Madrid (1966-1970).
Miembro del PSOE desde 1977, procedente de Convergencia Socialista de Madrid. Diputado en las Cortes Generales desde 1977, fue portavoz económico y presupuestario del Grupo Parlamentario Socialista entre 1977 y 1982. Fue nombrado ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones del primer gobierno socialista de Felipe González, cargo que ejerció entre 1982 y 1985.
Fue elegido diputado del Parlamento Europeo en el año 1986, órgano en el que permaneció hasta 2009. En él desempeñó las funciones de vicepresidente (1987-1989), presidente (1989-1992), presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores (1992-1995), presidente del Grupo Socialista (1999-2004) y presidente de la Comisión de Comercio Internacional (2004-2006). Representó al Parlamento Europeo en la Conferencia Intergubernamental del Tratado de Lisboa.
Ha ejercido como presidente del Movimiento Europeo Internacional entre 1987 y 1989. Desde mayo de 2018 es presidente de la Unión de Europeístas y Federalistas de España (UEF España).
Es autor de numerosos libros y artículos de análisis político, económico e histórico, entre ellos Más Europa, ¡unida! (Premio Gaziel de Biografías y Memorias, RBA, 2012).