Jagoba Álvarez (1979) es el autor del libro “El PSOE y el sufragio femenino” (Libros.com) y también de esta reseña. Licenciado en Historia y diplomado en Estudios Avanzados en Relaciones Internacionales por la Universidad del País Vasco, posgraduado en Organización Jurídica, Económica y Política de la República Popular China y Taiwán por la Universidad de Alcalá de Henares y titulado en New Economic Powers: BRICS por la Universidad de Oxford. Actualmente es profesor de secundaria de Historia y Economía en un instituto de Euskadi.
El pasado 1 de octubre de 2021 se cumplieron 90 años desde que se aprobase por primera vez el sufragio universal pleno en España. Si bien en 1924 se aprobó el sufragio femenino a nivel municipal, este quedaba restringido únicamente para unas mujeres y no para todas. En 1931 las Cortes de la II República decidieron aprobar el derecho de todas las mujeres a poder acudir a las urnas a votar en cualquiera de las citas electorales.
Con ello se daba un paso hacia adelante en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Sin embargo, no sería el único avance sustancial en favor de la igualdad que se vivió. En aquella Constitución también se aprobó el principio de divorcio o incluso que las mujeres no perdiesen su nacionalidad española al casarse con un ciudadano extranjero.
Mucho se ha escrito sobre lo sucedido aquellas jornadas parlamentarias y el presente trabajo trata de arrojar luz sobre todos los detalles posibles para poder aclarar qué es correcto y qué es incorrecto.
¿Cuántas veces has escuchado que el PSOE votó en contra del sufragio femenino? ¿O que Victoria Kent era diputada socialista? ¿O que Indalecio Prieto y Margarita Nelken votaron en contra del sufragio femenino? ¿O que los socialistas decían no ser favorables al voto femenino porque eran unas histéricas?
El primero de los capítulos habla sobre el feminismo socialista y en él se analiza el desarrollo de las reivindicaciones femeninas desde las filas socialistas. A través de una investigación minuciosa sobre los diferentes Grupos Femeninos Socialistas o los Congresos Internacionales de Mujeres Socialistas podemos llegar a descubrir la relación existente entre el feminismo y el socialismo. Cuestiones tan asumidas socialmente como el Día de la Mujer del 8 de marzo, por ejemplo, tienen su raíz en las mujeres socialistas pues fue una propuesta hecha por ellas. El apoyo de estas al sufragio femenino fue una constante desde principios de s. XX y dentro del socialismo hubo organizaciones que asumieron en sus programas esta reivindicación: ¿Existió el feminismo socialista en España? ¿Desde cuándo?
Al mismo tiempo, en este capítulo se pone nombre y apellidos a las mujeres que desde las filas socialistas lucharon por los derechos femeninos antes de 1931: Virginia González, Isabel Muñoz Caravaca; Amparo Martí, María Lejarraga o María Cambrils son algunas de ellas.
El segundo capítulo habla sobre la víspera de la votación del artículo. Los días 29 y 30 de septiembre de 1931 comenzaron a marcarse algunas de las posiciones que serían defendidas la jornada del día 1 de octubre. El día de la votación se retrasó un día más porque el debate se alargó debido las numerosas intervenciones a favor y en contra.
El siguiente, el tercero, aborda el día central en la lucha por la igualdad en el voto: el 1 de octubre de 1931. Ese en el que en España se aprobó, no sin dificultades, no sin un debate enconado entre dos posiciones muy diferenciadas, el derecho a voto para ambos sexos a partir de los 23 años. Destacó el enfrentamiento dialéctico entre Clara Campoamor y Victoria Kent, pero también intervinieron otros diputados de otros partidos políticos: ¿Qué posición asumió cada interviniente? ¿A qué partidos políticos pertenecían? ¿Qué minorías parlamentarias votaron a favor y en contra del sufragio femenino? ¿Fueron las derechas las que hicieron posible la igualdad en el voto?
Aunque algunos de los bulos sobre el sufragio femenino son abordados a lo largo de los dos capítulos anteriores, el cuarto capítulo es una parte dedicada exclusivamente a los bulos más conocidos y relacionados con el PSOE.
El quinto capítulo explica lo sucedido los días posteriores, el 15 y el 16 de octubre, en los que se debatió el principio del divorcio en la Constitución. Si bien meses después, en febrero del año siguiente, se aprobó la Ley de divorcio, en octubre se debatió sobre la inclusión de su principio en el articulado constitucional. Fue durante estos días de octubre cuando se volvieron a reflotar frases sobre el supuesto carácter histérico de las mujeres pronunciado por varios diputados en los debates a la totalidad de la Constitución que se llevó a cabo entre el 27 de agosto y el 9 de septiembre: ¿Quién dijo que aprobar la ley de divorcio era elevar el histerismo a ley? ¿Quién apoyó o fue contrario al principio de divorcio en la Constitución? ¿Hubo alguna diferencia con lo que sucederá en febrero de 1932? ¿Qué posición tuvieron los socialistas?
El último capítulo, el sexto, aborda la última oportunidad que tuvieron los contrarios al sufragio femenino para paralizar este derecho. Se trató del 1 de diciembre y aquel día se debatió una propuesta del diputado del partido Acción Republicana de retrasar el sufragio femenino: ¿Por qué plantearon retrasar este derecho? ¿Quién lo hizo? ¿Cuál fue la posición del PSOE en este debate? ¿Qué minorías parlamentarias votaron en contra de atrasarlo y qué minorías votaron a favor?
El PSOE y el sufragio femenino viene a poner en evidencia todos estos mensajes lanzados, normalmente, con la intención de desacreditar el importante papel jugado por los diputados socialistas en la aprobación del sufragio femenino en 1931. Desde la derecha existe una ola de ‘fake news’. Funcionó con Trump y funciona en Europa. Es una táctica electoral porque existe un poso de extrema derecha. El franquismo dejó una ideología muy marcada y existe un complejo generalizado en algunos partidos, porque no