Quiero dirigirme a los votantes del PP, con respeto. Supongo que estos días los canales internos y medios afines que ustedes siguen deben hervir de mensajes convocando a “la buena gente” a movilizarse contra “la mafia”, que según Vox y PP, ha colonizado las instituciones democráticas del país. El “malvado” presidente Pedro Sánchez, gran Satán y señor de las moscas, no solo ha convertido España en una “dictadura bolchevique-bolivariana” (argumentario de hace un mes) sino que -¡supera esto Abascal!- lidera una especie de “mafia integral” con ramificaciones y tentáculos por todo el aparato del Estado para “destruir España” (argumentario de esta semana). Tremendo…
Pese a que, les confieso, creía estar curada de espantos; la verdad es que no salgo de mi asombro. Sí, porque los calificativos (más bien descalificativos e insultos) que escucho de los lideres y portavoces del PP parecen el guion de una película de serie B basada en una novela kafkiana. Algo así como “los extraterrestres marcianos invaden el mundo y se comen a los niños crudos”. Solo partiendo de esta premisa puede entenderse (que no comprender) que el señor Feijoo llame al presidente democrático de su país “dictador, déspota, delincuente…” o que, último tic, se refiera a él despectivamente como “este tío” (qué nivel, Maribel; que diría una amiga mía). Siguiendo el hilo, para la señora Ayuso el presidente es un “mafioso, ladrón, tirano” que ha instalado una “mafia como estructura de poder” ante la cual hay que “rebelarse”. Y así todo…
Ante estos hechos quiero apelar a su sentido común y a la lógica elemental. Resulta que el Gobierno democrático es una “mafia” que se dedica a delinquir y a destruir el país. Sí, claro… ¿y que hace el jefe del Estado (es decir, el Rey)? ¿Se rebela contra “la mafia”, como sensatamente pide el PP? Pues no, al contrario, trabaja con ella, lo cual debe convertirlo, como mínimo, en “cómplice mafioso” siguiendo la misma lógica delirante. ¿Y las fuerzas y cuerpos de seguridad? ¿Cumplen con su deber de luchar contra el crimen organizado? ¡Pues no! Resulta que, según Vox y PP, la “mafia” se ha hecho con el control de las principales instituciones democráticas del país, empezando por la presidencia, y la policía y la guardia civil al pairo… ¡Oh, Dios mío! ¡que angustia!
¿Y la comunidad internacional? ¿Se “subleva” contra este “Gobierno de delincuentes” presidido por una especie de hybris, mitad al Capone mitad Pablo Escobar? ¡Tampoco! Al contrario, ninguno de los 27 países que forman la Unión Europea, ni ninguno de los 192 que conforman las Naciones Unidas, considera que España esté en manos de una “mafia” que se haya adueñado de las instituciones democráticas. Pero no hay que sorprenderse… ya alertaba el Caudillo Franco de que los enemigos de la patria eterna del 18 de julio siempre estarán alerta y que seguirían actuando en una gran conspiración judeo-masónica-rojo-separatista que, en puridad, incluye a todo el mundo. Que cosas, sí…
Encima la mayoría de los españoles deben ser simpatizantes de “la mafia”. Solo así puede atisbarse que Pedro Sánchez siga en la presidencia del Gobierno, ganando elecciones y logrando la mayoría absoluta representante de la voluntad popular en las votaciones de investidura del Congreso. Vaya… este debe ser un país de “traidores”.
Bien, se entiende, ¿no? Mire, a usted y a mi nos separan ideas y convicciones políticas, pero nos une nuestra humanidad común. No dudo de que usted actúa en su vida diaria con honestidad, de que quiere lo mejor para sus hijos e hijas, y de que trabaja cada día para que tengan más oportunidades en la vida. No dudo tampoco de que, en el fondo de su alma, usted piensa lo mismo de mí. También estoy convencida de que, pese a que deba esforzarse en asumirlo, en realidad su sentido común no cree que las instituciones del Estado hayan caigo en manos de ninguna mafia.
¿Qué sentido tiene insultar, denigrar y difamar? ¿No sería mejor contrastar ideas y proyectos, y que después el pueblo con su voto elija? Fernando de los Ríos, ministro de instrucción de la República, dijo en los años 30 que la única revolución pendiente que queda en España es la del respeto. Tristemente, y a los hechos expuestos me remito, sigue siendo así.
¿Se imagina como podría ser este país si la derecha asumiera el compromiso ético de la Democracia Cristina alemana, es decir, de una derecha tipo Angela Merkel? nada con la extrema derecha fascista y defensa de la democracia y del estado del bienestar conjuntamente con la socialdemocracia y el socialismo democrático.
¿Se imagina que paso de gigante para el país? Sería fantástico, sí.
Valle Mellado
Diputada del PSC per Tarragona