Eva Granados es la portavoz socialista en el Senado.
A Feijóo se le está haciendo tan larga esta legislatura que comete errores letales, errores que muestran sus escasas convicciones democráticas. Un ejemplo de ello es exigir elecciones negando legitimidad no ya al Gobierno, sino a las mismas Cortes Generales. Todo ello sólo contribuye a mostrar su nerviosismo: cada vez le queda menos tiempo como líder del PP y ve que o se adelantan elecciones o no llega como candidato.
Frente a las prisas desbocadas de Feijóo, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha situado en el centro de aquellos que quieren sumar, y ha logrado aprobar de nuevo en tiempo y forma sus terceros presupuestos generales. Algo que el PP fue incapaz de hacer en el mandato de Rajoy, quien tuvo que prorrogar tres veces el presupuesto.
¿Qué sentido tiene convocar elecciones cuando el Gobierno logra apoyos parlamentarios para sacar adelante, ley tras ley, presupuesto a presupuesto, su hoja de ruta? La estabilidad lograda por Sánchez es necesaria para acometer con el mayor consenso posible las reformas de país que necesitamos y atraer a los inversores.
Frente a esa estabilidad, el discurso catastrofista de la derecha, cuyos oscuros vaticinios acaba desmintiendo la propia realidad. España lidera la respuesta socialdemócrata a la crisis del COVID y de la guerra de Ucrania, habiendo logrado que esas soluciones para no dejar a nadie atrás sean ya las que defienden la mayor parte de los gobiernos de cualquier signo.
El viento ha cambiado y el líder del PP no tiene donde guarecerse. Mientras tanto, los Presupuestos Generales han salido adelante por amplia mayoría en las Cortes, y suponen cuatro puntos firmes de apoyo que son cuatro garantías para la ciudadanía. Son unos presupuestos al servicio de la gente para superar la crisis y mantener el empleo y la competitividad; tienen el apoyo de la UE gracias al liderazgo de España en esa respuesta socialdemócrata a la crisis; incorporan medidas para mantener la competitividad de las empresas y garantizar más y mejor empleo para más gente en todo el territorio; y, por último, cuentan con el apoyo de un amplio espectro de fuerzas políticas con las que hemos sabido dialogar, acordar y pactar. Eso es la política.
El socialismo es hoy el centro de un proyecto tranquilo, transformador y dialogante capaz de llegar a grandes acuerdos para llevar a cabo políticas útiles, que para eso nos escogen los ciudadanos. Políticas contra las cuales ha votado el PP sistemáticamente. Ante la evidencia de que las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez dan buenos resultados, harían bien en abandonar la soflama irracional, pero el PP sabe que sólo puede gobernar con la extrema derecha. Por eso están instalados en el “cuanto peor, mejor”.
Nosotros seguiremos entregados en aquellos a quienes nos debemos, la mayoría social de este país, llevando a cabo reformas útiles para el interés general. Para seguir siendo el país con menor inflación, con menos paro, con más crecimiento. Con unos presupuestos al servicio de la gente. Porque somos el Gobierno de la gente.