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“Utoya, no olvidamos”. Luís Miguel Guerra.

19 juliol 2023

"Utoya, no olvidamos". Luís Miguel Guerra.
Luís Miguel Guerra es novelista, historiador, profesor y secretario de Formación del PSC de Barcelona. También es miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!

Aunque al principio no lo parezca, este artículo va a hablar de lo sucedido en Utoya. El próximo 22 de julio se cumplen 12 años de la matanza. Un día aciago en el que por iniciativa del PSC de Barcelona fuimos a la puerta del consulado de Noruega a depositar una ofrenda por los compañeros y compañeras asesinados. Por avatares del destino, es el día de reflexión en que España se juega que el odio que mató a esas personas se instale en el poder gracias a una derecha que pienso que no es nada diferente, o, al menos, no se quiere diferenciar, de su socio.

La derecha presume de muchas cosas: orden, prosperidad, buen juicio, responsabilidad, y, por supuesto, de poseer la verdad absoluta y el monopolio de tener muy claro qué le conviene a cada uno, aunque el aludido piense que no y pase las de Caín.

En mi oficio, historiador como muchos ya saben, tenemos la fea costumbre de intentar anotarlo todo para que, si falla la memoria, quede constancia de las cosas. Y no contentos con eso, algunos incluso relacionan hechos, los interpretan y hasta contradicen ¡sacrilegio! ¿A quién? Pues a la inmensa batería de medios, tertulianos y, sí, también historiadores. que los tienen. que defienden la Arcadia conservadora como un lugar de paz y en la que cuando sucede algo, cosa que es muy a menudo, nada tienen que ver.

Por ejemplo, cualquier medida social de la izquierda es saludada por la derecha como una soflama estalinista en consonancia con el intento de arruinar y romper el estado. En cambio, el hambre africana es fruto de la voluntad divina y nada tiene que ver con colonialismo, dictaduras auspiciadas por intereses inconfesables, explotación salvaje de la riqueza… Y ahora mismo me vienen a la memoria unas cuantas cosas provocadas y auspiciadas por la derecha que se define casi como el paraíso terrenal cuando tiene el poder, que es la mayoría de las veces.

En el orden internacional

  • El capitalismo salvaje del siglo XIX y la estigmatización, prohibición y represión del movimiento obrero. Esperanza de vida en el Eixample en 1900: 60 años, en el Raval, 30.
  • La Primera Guerra Mundial. Una reyerta entre familias reinantes con implicación directa del imperialismo colonial y las burguesías nacionales luchando por el mercado. Y la internacional socialista, en contra. El resultado de la guerra, una destrucción total, material e ideológica.
  • El crack de 1929, jugando al capitalismo financiero llevando a la miseria y desesperación a millones de personas.
  • Después decide que ante el miedo a la izquierda nada como aliarse con el fascismo y el nazismo para mantenerse en el poder. La pifia es monumental.
  • Se lamieron las heridas mientras Europa prosperaba pero llegó la escuela de Chicago, Thatcher y su laminación de lo público, Reagan y su cruzada anticomunista y si algo había de democracia cristiana o liberalismo moderado se mordió la lengua y se murió.
  • La guerra de Irak, Afganistán, ¿Quién metió al mundo en semejante avispero?
  • ¿Quién estaba en el poder cuando el Brexit? ¿Quién ha hundido el Reino Unido? ¿Y qué decir de Trump? La crisis de 2008 ¿Quién la produjo? ¿Quién puso en marcha la política de recortes que llevó a países al colapso y a personas al suicidio?

Una hoja de servicios que se puede ampliar, pero lo que está claro es que la derecha nunca es responsable de nada.

Y no hemos acabado. En el orden interno.

Recordemos, en todo el periodo contemporáneo español (siglos XIX, XX y XXI) 23 años de gobiernos de izquierdas, maldecidos, escarnecidos y retorcidos por la propaganda mediática de derechas. Esta es la aportación de la derecha española a la pifia mundial.

  • ¿Quién montó el sistema caciquil en el XIX y las nefastas consecuencias que aún tiene?
  • Ya sabemos lo que hicieron durante la República.
  • Ganar la guerra
  • Cuarenta años de dictadura
  • En democracia laminarla con la corrupción, las sospechas sobre el sistema democrático y el uso partidista de los ministerios e instituciones en general.
  • Más gordo: meternos en la guerra de Irak y las consecuencias fuera y dentro, el 11M.
  • Recortes con alegría y largueza festejados por las derechas nacionales y nacionalistas.
  • Y hablando de estas últimas ¿Quién ha organizado el lío en Cataluña? Mas, Puigdemont, Torra…

Conclusión, siempre las grandes crisis se han producido en el mundo entero con la derecha… ¿Casualidad? No. Es su forma de ver y hacer, el mundo es de su propiedad. Y lo que es peor, ese mundo está habitado de personas que consideran también suyas y, algunas de ellas, prescindibles.

En resumen. En la balanza de la Historia en el haber de la derecha está todo eso que he descrito y sus consecuencias, en el haber de la socialdemocracia, el aburrido estado bienestar. Bendito aburrimiento.

No hace mucho recorrí en París el camino que los revolucionaros de 1789 hicieron para ir a La Bastilla desde el lugar en que se reunieron (una experiencia que recomiendo). Obviamente poca cosa queda de aquella época, pero no se trata tanto de lo material sino de lo metafísico, de las ideas que iban por aquellas calles que imagino llenas de gentes que se unían al grupo. “Libertad e Igualdad” ese fue el lema de aquella revolución hasta que alguien, en la que tuvo lugar en 1830, se dio cuenta de que sin “Fraternidad” esa libertad y esa igualdad se quedaban cojas. La fraternidad, llamémosla solidaridad, empatía. Esa empatía que grandes del pensamiento ya nos explicaron que era parte de nuestra humanidad. Sufrir porque sufre el otro y alegrarnos porque se alegra el otro, hacer nuestro lo que nos rodea, en resumen, socializarnos, reconocer y aprender con los que nos rodean. En este punto me gusta citar a Platón. Andar juntos por el camino y hablar, hablar y hablar, dejó escrito en “El banquete” lo que llevaba implícito, no dejar a nadie atrás. Una pulsión, un continuo de luchar contra la injusticia, de que prevalezca lo bueno sobre lo malo, de rebelarse contra la opresión, de querer pensar (“Sapere aude” gritaba Kant, “atrévete a pensar”) Y, es cierto, no siempre termina como debiera, pero no lo duden, la izquierda es mucho mejor que la derecha, dejémonos ya de medias tintas. Y no siempre se acierta, pero ayuda el tener una buena motivación, y la del bienestar de la humanidad basada en la libertad, la igualdad y la fraternidad, lo es.

Pero apareció el odio, porque eso es lo que llegó a Utoya, El odio que todo lo embarra y emponzoña para destruir a las personas individualmente (los casos de la ministra holandesa o la primera ministra de Finlandia) o en grupo, estigmatizando colectivos. El odio también es empático, necesita de otro para acusarle de algo, para sentirse superior, para destruirlo porque puedo hacerlo.  El odio se da en lo personal y en la sociedad, llámese racismo, machismo, xenofobia, etnocentrismo, acoso, todas aquellas cosas que el mundo de la irracionalidad con sus manifestaciones más primarias propone y que se resumen en una palabra: violencia. La violencia no es sólo física, como sucedió en Noruega el 22 de julio de 2011, es verbal y es psicológica.  Y cuando tienes medios a tu alcance para amplificar esa violencia, dejas de ser un matón de barra de bar, un idiota al que nadie escucha, a ser un peligro para la humanidad, porque no hay barreras ni líneas que lo detengan y los efectos en algunas mentes no son sólo perversos, son nefastos y a larga o a la corta, matan. El individuo que desembarcó en la isla noruega hubiera sido el perfecto jefe de escuadra en Italia en los años 30, el jefe de campo en la Alemania nazi y también, un jefe de centuria de Falange, o algo así en cualquier totalitarismo, o un simple individuo de uniforme dispuesto a mostrar su poder en forma de tiro, golpe o amedrantamiento. Su fundamento, el odio unido al mesianismo al que unos descerebrados conducen a su ignorante ganado a grandes empresas que nada tienen que ver con los principios que deben regir la humanidad.

Y frente a aquel energúmeno que tenía poder de la vida y la muerte unos jóvenes que pensaban que la política era otra cosa, que sirve para construir un mundo mejor en el que todos quepamos. El odio se presentó y mató la libertad, la igualdad y la fraternidad. Así de fácil es.

Este es el último artículo antes del 23 de julio, espero y deseo que como decía Mendiluce “Que el amor armado puede ser más fuerte que las armas del odio”

Utoya, no os olvidamos.