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"Tú deseo, mi derecho". Miedo Irene Jezabel.

8 mayo 2023

"Tú deseo, mi derecho". Miedo Irene Jezabel.

Irene Jezabel es periodista y miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!

 

Pasó ya la alud de noticias y opiniones sobre Ana Obregón y sus portadas de revista dejando a la altura de cuento de niños Cuento de la Criada. Pasaron ya los debates efímeros y poco documentados en las redes sociales. Los medios de comunicación ya no insisten en denunciar o valorar y se centran en los desagües de Ayuso en el gobierno de España, como portera de discoteca gestionando el derecho al acceso de una tribuna, poco para ella el detalle de desairar a una institución…

Ahora que todo esto pasó, resulta que hay que personas que sean cogiendo un avión para recoger su compra en Estados Unidos o en cualquier otro país. Y resulta que esta compra es un bebé. Un ser humano, que si no cumple con las condiciones del contrato que has firmado se puede volver, como cuando la talla o el color del pantalón no te sienta bien. Le llaman gestación subrogada, porque ventre de alquiler las parece feo. Como si gestar pudiera delegarse. No señoras, gestar gesta a una madre, un cuerpo que presta su útero, su revolución de hormonas, sus malestares, sus estrías, sus cicatrices y su vida para que usted tenga un hijo.

Merece la pena aquí remarcar dos premisas básicas: tener hijos no es un derecho y comprar personas es ilegal. Fin.

La demagogia juzga con facilidad a las mujeres, que somos madres, y estamos en contra de los venteros de alquiler. Claronos dice cómo tú has podido tener hijos… Pues precisamente, porque sé del coste personal, mental y físico que supone. Precisamente, porque no podemos tratar a un cuerpo como un lugar donde satisfer mis deseos. Porque yo no puedo delegar en alguien lo que mi riñón funcione mejor, lo que mi corazón sea mi fuerte, ni tampoco que me preste su útero para mi proyecto de futuro. 

Pero allí es legal, dicen. Y cuando llegan aquí con sus bebés comprados, evidentemente se acogen al derecho del menor por encima de cualquier cosa y evidentemente, no abandonaremos ni estigmatizarlas. Decía Jaques de Lacretelle “no todo lo permitido por la ley es siempre honesto en moral”. Muchas de esas personas que se amparan en la legalidad en EE.UU. de los ventros de alquiler, las juzgan como desalmados ante la ilegalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo en muchos de los estados de ese mismo país.

No podemos, tampoco, caer en el argumento fácil de “si es por voluntad propia…”. Estamos hablando de contratos, cuando mejor… ligeramente ventajosos para la mujer; cuanto peor directamente granjas de úteros, donde las mujeres son internadas hasta que dan a luz. Cláusulas contractuales tales como que el bebé no puede tener “defectos” o que en caso de cesárea serán los padres (a partir de ahí compradoras) quienes decidirán si se efectúa o no.

Relegamos a un ser humano a la altura de elemento que te da un servicio, parte de una compraventa. Y no, no sirve que alguien lo haga voluntariamente porque tu decisión comprometa la posibilidad de tantas otras mujeres. Tu voluntariedad nos dice que prestar, ceder, delegar úteros es factible. Y no debería serlo en ningún escenario.

Los ventros de alquiler no son un debate en este país, son ilegales. Y cualquiera que crea que su deseo de ser padre o madre está por encima de la barbaridad ética que es utilizar el cuerpo de una mujer para gestar a tus hijos a través de una transacción económica, debería revisar si sus valores y sus opiniones no están primando los deseos y las voluntades en el bien común y en los derechos de los seres humanos.