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Tony Robert Judt (1948-2010). Pensamiento socialista.

Noviembre 6 2023

Tony Robert Judt (1948-2010). Pensamiento socialista.
Compartimos esta publicación de "Pensamiento Socialista", sobre el historiador, escritor, profesor y pensador Tony Robert Judt. Un perfil sobre esta figura determinante en el pensamiento socialista.

 

 

Una figura destacada e imprescindible, autodefinida como “socialdemócrata universalista”, que contribuyó a la análisis del pensamiento socialista y aportó elementos para la redefinición de la socialdemocracia del siglo XXI.

Tony Robert Judt (Londres, 2 de enero de 1948 – Nueva York, 6 de agosto de 2010), era hijo de una pareja de judíos laicos (Joseph y Stella) que eran muy representativos de la emigración de los judíos del este de Europa hacia Occidente. La familia de su madre había emigrado de Rusia y Rumanía, mientras que su padre nació en Bélgica y de niño acompañó a su familia primero en Irlanda y después en Inglaterra, donde conoció a su futura mujer y donde nació su hijo Tony. La lengua principal de la familia era el inglés, pero el pequeño Tony hablaba a menudo francés con su padre y su familia.

Después de terminar los estudios secundarios, Tony fue alumno becado en el King's College de Cambridge y fue el primer miembro de su familia en terminar la escuela secundaria e ir a la universidad. Cambridge se hizo muy amigo del futuro químico Martyn Poliakoff, que posteriormente se haría famoso por su canal de YouTube “La mesa periódica de los vídeos”. Judt se licenció en historia en 1969 y, tras pasar un año en la École Normale Supérieur de París, completó el doctorado en 1972. Ese mismo año se integró en el claustro del King's College, donde impartió clases de Historia moderna francesa hasta 1978. De allí fue a enseñar Historia social en la Universidad de California en Berkeley, pero en 1980 regresó al Reino Unido para impartir Ciencias políticas en el St. Anne's College de Oxford. Por último, en 1987 se trasladó a la Universidad de Nueva York, donde ocupó la cátedra Erich Maria Remarque de estudios europeos hasta su muerte.

Durante su etapa de estudiante de secundaria y de universidad, Judt se consideraba un sionista de izquierdas y durante los veranos trabajaba en un kibutz. Pero después de la Guerra de los Seis Días de 1967 se alejó del sionismo, porque consideraba que los sionistas de izquierdas eran “considerablemente inconscientes de las personas que habían sido expulsadas del país… por hacer posible su fantasía”. Este posicionamiento marcó posteriormente sobre las polémicas sobre Israel y el conflicto con los palestinos.

Desde el punto de vista personal, Judt se casó tres veces, la última con la crítica de danza de La Nueva República, Jennifer Homans, con la que tuvo dos hijos.

En septiembre de 2008 se le diagnosticó una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que en octubre de 2009 le dejó paralizado del collado hacia abajo y que finalmente le provocó la muerte el 6 de agosto de 2010.

Judt empezó su carrera académica como especialista en la historia social y política de la Francia contemporánea, con especial interés por los orígenes y la evolución del socialismo francés. De este período destaca el libro Socialismo en Provenza 1871-1914: Study en Origins of the French Modern Left, publicado en 1979. En obras posteriores adoptaría una visión más crítica de la izquierda francesa y de la tradición marxista, hasta llegar a una crítica muy dura a Pasado imperfecto: intelectuales franceses, 1944-1945, donde reprochaba a intelectuales como Jean-Paul Sartre su “amnesia moral” ante las atrocidades de Stalin y el estalinismo, y su falta de crítica al colaboracionismo francés durante el régimen de Vichy.

Esta crítica a la intelectualidad de izquierdas francesa y al marxismo le llevó a definirse como "socialdemócrata universalista".

Después de la publicación de pasado imperfecto en 1992 (la primera edición en català, Pasado imperfecto, es de 2007), Judt amplió el campo de estudio hacia la historia europea, que cristalizó en ¿Una gran ilusión? en 1996 (edición en castellano de 2013) donde analiza las perspectivas de futuro, pesimistas desde su punto de vista, de la Unión Europea debido a la desigual distribución de los beneficios que aporta la unión y la persistencia de las divisiones como elemento definitorio de la historia europea. Los problemas planteados por la Unión únicamente podrán resolverse, según Judt, con un aumento de la intervención de los estados-nación, que deben redistribuir la riqueza y preservar el tejido social en descomposición de sus sociedades.

Esta concepción del papel del Estado es el hilo conductor de su obra más importante, publicada en 2005, Posguerra: una historia de Europa desde 1945 (edición en castellano de 2006), donde analiza la historia europea desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta 2005 y que recibió una gran acogida por parte de la crítica y de la comunidad académica, que reconoció su alcance casi enciclopédico sobre la historia contemporánea de Europa.

El último libro que publicó cuando ya estaba enfermo es Mal pasa la tierra de 2010 (ediciones en castellano y catalán del mismo año), que se considera su libro más abiertamente político, donde lamenta la crisis de los ideales progresistas del siglo XX y la sustitución del keynesianismo solidario de la posguerra por el neoliberalismo depredador impulsado por Thatcher y Reagan. Judt plantea que el pacto social que permitió la prosperidad de la posguerra ya no es válido y que es necesario volver a los ideales y valores socialdemócratas para redactar un nuevo contrato social.

Capítulo aparte merecen sus polémicas sobre Israel y su visión sobre el conflicto con los palestinos y el mundo árabe, que se desarrolló, sobre todo, en sus intervenciones en los medios de comunicación. Judt pasó de ser sionista de izquierdas a su juventud a ser un crítico de la deriva de Israel hacia un estado étnico beligerante e intolerante movido por la religión. Su propuesta, presentada en un artículo en The New York Review of Books en octubre de 2003, era un estado binacional que agrupara a los territorios de Israel, Gaza y Cisjordania con igualdad de derechos por israelíes y palestinos. Este posicionamiento provocó una reacción visceral por parte de los grupos de presión judíos en Estados Unidos que le calificaron de antisemita y provocaron su expulsión del consejo de redacción de La Nueva República. Esta situación se repitió en varias ocasiones hasta su muerte, pero mantuvo su postura crítica con la política de Israel frente al conflicto con los palestinos.

La obra académica e intelectual recibió en su día un amplio reconocimiento de la crítica especializada, que se reflejó en la concesión del Premio Orwell en 2009 por las contribuciones de toda una vida al pensamiento político británico, o el Premio Hannah Arendt de Pensamiento Político concedido por la Fundación Heinrich Böll y el gobierno de Bremen, en 2007.

Pero no faltaron las voces críticas sobre sus posicionamientos políticos y su labor como historiador, señalando las carencias documentales de sus análisis históricos y saltos lógicos de algunos de sus argumentos. En este sentido, cabe citar únicamente la nota crítica de Eric Hobsbawm publicada en la Revisión de libros de Londres el 26 de abril de 2012 y el análisis mucho más extenso e incisivo del profesor de la Universidad de California en Berkeley Dylan Riley, publicado en la Nueva revisión a la izquierda en el número de septiembre-octubre de 2011, que considera que Judt era más un polemista que un historiador y critica sus cambios de punto de vista sin una justificación documental precisa.

En cualquier caso, se trata de una figura destacada e imprescindible, que contribuyó a la análisis del pensamiento socialista y aportó elementos para la redefinición de la socialdemocracia del siglo XXI.

F.G.L.