En Cataluña el sector agroalimentario lo integran más de 54.000 explotaciones agrarias, 4.253 industrias de alimentación y bebidas y 658 empresas de la industria auxiliar agroalimentaria (Fuente: Prodeca). Este conjunto genera un volumen de negocio de más de 43.000 M€, cifra que equivale al 19% del PIB de Cataluña y nos sitúa como principal actor dentro del marco económico catalán. Junto a este volumen, también hay que remarcar la multitud de empresas de servicios complementarios que tienen como clientes a quienes integran el mundo del campesinado.

En nuestro país, y especialmente las comarques de Lleida, contamos con un territorio envidiable para la producción agraria y ganadera. Un sector que, a pesar de las diferentes crisis de precios y climáticas, siempre ha sabido innovar, adaptarse y avanzar en calidad, eficiencia y respeto por el medio natural. La agricultura y ganadería catalana dispone de multitud de tipos de cultivos y sistemas de producción. Todos complementarios e imprescindibles para afirmar que somos los principales garantes de la dieta mediterránea.

Pese a este gran potencial innovador y de crecimiento, la codicia de los mercados y la falta de decisiones políticas, sobre todo, en favor de las explotaciones agrarias familiares, nos ha situado ante un reto mayúsculo: devolver la alegría y la motivación a la gente que trabaja en ese oficio milenario que se nos está muriendo.

El grito de auxilio de las últimas manifestaciones y reivindicaciones, conocidas por todos, lo ha dejado patente; la excesiva burocracia, conseguir precios justos para los productores y fomentar políticas que garanticen el relevo generacional son la clave y en lo que debemos trabajar más urgentemente. No sólo para favorecer al sector, sino para seguir teniendo un territorio equilibrado, que garantice los servicios a la ciudadanía en todas las comarques de Lleida, Pirineo y Aran para evitar el despoblamiento.

Ante esta situación y después de detectar nuestras fortalezas y debilidades, el campesinado y ganadería lleidatana, en todas sus versiones, sistemas o modalidades necesitan oír la Generalitat de Catalunya como una administración más cercana. El futuro Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat de Catalunya debe ser una administración que trabaje en sintonía con el sector y que acompañe como nadie en la búsqueda de soluciones.

El grito de auxilio del conjunto del campesinado parece haber llegado a todas partes en los últimos meses. Aprovechamos esta UNIDAD para reconducir y atender las reclamaciones que han puesto sobre la mesa. Esta unidad debe lograrse trabajando a partir de un gobierno que legisle y actúe escuchando el territorio. Hemos entrado en una fase sin retorno donde no podemos permitirnos que desaparezca ni una sola explotación agraria familiar. Ellas son las que han sustentado y alimentado el país a lo largo de siglos, ellas han sabido detectar qué cultivo y qué ganadería se adapta mejor a cada comarca y pueblo.

Ante los nuevos retos y una situación climática suficientemente crítica, ¿por qué no los escuchamos más? La transformación es posible. ¡Vamos!