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"Memoria democrática y bachillerato". Luís Miguel Guerra.

Noviembre 2 2023

"Memoria democrática y bachillerato"
Luis Miguel Guerra es profesor, historiador, novelista y secretario de Formación del PSC de Barcelona. También es miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!

La semana pasada asistió a una muy interesante charla de Fernando Martínez, secretario de estado de Memoria Democrática. Entre las muchas cosas que comentó, hizo referencia a la necesidad de la educación democrática, por tanto, a aquellas medidas que se están tomando para que, tanto en la ESO como en el Bachillerato, se trate el tema de forma adecuada. Y esto sólo puede ser a través de la materia de Historia. Indicó el cambio de currículo en la secundaria postobligatoria, pasando de un período a estudiar desde Atapuerca hasta hoy, a uno más racional que engloba desde 1812 al siglo XXI. Separar el tema de República y Guerra Civil, para evitar la asimilación de una cosa a otra y el cambio de número del Franquismo a Golpe de estado, guerra civil y dictadura. La primera lucha contra el fascismo, introducción de la represión, el exilio, la feminización de los temas, etc.

Cabe decir que en Cataluña ya se hacían algunas cosas. Hace mucho que la materia se circunscribe, ya que así lo marca el temario de la selectividad, en la etapa desde 1874 hasta la década de los noventa del siglo pasado. El tema de la República está separado del de la Guerra y en el “debe”, que lo hay y mucho, el sesgo nacionalista de algunos comentarios que no vienen a cuento y no dejan de ser opiniones, pero que, como dijo el maestro de historiadoras John Elliot, investigador de la Historia de Cataluña, falsean la historia desde los tiempos de Pujol. Pero no estoy escribiendo para ello, sino para comentar una de las acciones que realiza la Secretaría y es la de formación del profesorado en Memoria Democrática.

En mates se enseñan mates. En lengua, lengua. En biología, biología. En latín, latín. Y en Historia…. Puede que sí o puede que no. Una asignatura condenada por tradición, que no por naturaleza, a la memorización sin más. Sin metodología, que la tiene. Sin investigación, reducida a la palabra de lo que la imparte. Y ese es el problema. Dudo mucho que en la red escolar del barrio de Salamanca, o de Pedralbes, o de cualquier colegio del Opus y determinadas universidades privadas, la Memoria Democrática tenga cabida. Y ya saben quién va a esas colas. ¡Y dónde legan!

Las matas no se pueden manipular, pero la Historia… ¡ay la Historia! La presidenta de la Comunidad de Madrid ya ha dicho que va a revisar los libros para evitar el adoctrinamiento. La batalla está servida ¿Recuerdan “Educación para la Ciudadanía”? Conozco a algunos que cuando se produjo lo de la independencia, se vieron llamados a empresas mayores y transgredieron lo que todo lo que se dedique a la materia debe cumplir: ni inventar ni medias verdades. Y leo catedráticos de Historia que recuperan viejas tesis franquistas o, a lo sumo, son condescendientes e igualan a los dos bandos, la culpabilidad compartida.

Me alineo totalmente con la visión histórica que propone el nuevo modelo, no por adoctrinado sino por convicción científica y crítica, pero no pongo la mando en el fuego por nadie más. Ésta es la maldición de mí oficio de historiador, oficio que muchos consideran inútil pero, oye, que interés tienen todos en ella para que diga lo que piensan que debe decir. En segundos de televisión cualquiera habla del pasado sin ningún fundamento y desmonta decenas de estudios. O lo que es lo mismo: cuanto idiota habla de lo que no sabe.