Actualidad

"Estado de la sequía y propuestas de actuación". Por Silvia Paneque

28 2022 octubre

"Estado de la sequía y propuestas de actuación"
Silvia Paneque es la consejera de Transición Ecológica del Govern Alternatiu de Cataluña

Uno de cada cuatro municipios de Cataluña, 683.000 personas, el 9% de la población, soporta restricciones de agua. La sequía es persistente y los embalses de las cuencas internas se encuentran por debajo del 40%, la mitad de la capacidad media de reservas de agua de los últimos diez años.

Durante 2022, el Gobierno ha emitido siete resoluciones vinculadas a la sequía -la primera, en enero- y las desaladoras han funcionado al 90%, lo que ha evitado una caída de seis puntos en las reservas. El decreto de sequía es necesario, pero no suficiente y es necesario planificar las acciones necesarias para asegurar los recursos hídricos en Cataluña. Y en este entorno, debemos tener presente que la última gran inversión pública en infraestructuras vinculadas a la gestión del agua es de 2009.

La sequía no afecta al país de forma homogénea. Las cuencas interiores sufren más que las de la zona costera. No es una situación coyuntural porque el cambio climático ha variado los patrones de precipitación, que son ahora más imprevisibles y violentos, y el alza de las temperaturas, que ha acelerado la evaporación, ha alterado el ciclo del agua. El Mediterráneo se calienta un 20% más rápido que el resto del mundo y aunque afecta a toda Europa, el cambio en Cataluña es más severo que en otros lugares.

La conciencia de ahorro de agua en Cataluña está consolidada. En 2018, el consumo medio de los hogares fue de 123 litros por habitante y día. El ahorro ayuda, pero sólo en parte porque se considera que un consumo por debajo de 100 litros por persona y día puede estimular a que aparezcan problemas sanitarios. Por tanto, la reducción de consumo de agua doméstica no es una opción definitiva. Tampoco lo es a nivel industrial, porque la industria en Catalunya, muy intensiva, se ha reconvertido hacia sectores de bajo consumo. Los datos globales dan poco margen de maniobra.

Hay países menos lluviosos que tienen una gestión del ciclo del agua más eficiente y resiliente. ¿Cómo lo hacen? Aplicando tecnologías para transformar aguas residuales en recursos hídricos aptos para la industria o agricultura.

El Plan especial de actuación en situación de alerta y sequía eventual, aprobado por el Gobierno en enero de 2020, contiene un sistema de indicadores por distintos escenarios, las reglas de explotación de los sistemas y medidas que afectan a la utilización del dominio público hidráulico en cada escenario. Hoy la gravedad del contexto ha superado al Plan especial. Las lluvias no han mejorado desde 2009 y la solución no es ganar tiempo a la espera de que vuelvan. Se trata de ofrecer soluciones para el siglo XXI, asegurar el abastecimiento de agua a los cinco millones de personas que dependen del sistema Ter-Llobregat y recuperar el caudal ecológico del Ter -tal y como nos comprometimos con el seguimiento del Acuerdo de la Mesa del Ter- de manera que para el 2028 el trasvase hacia Barcelona no supere el 30% del caudal del río.

Es necesario desplegar con urgencia y continuidad nuevas fuentes de agua desvinculadas de la climatología y del ciclo natural. Es decir, son necesarias acciones que reduzcan el déficit hídrico que sufrimos, que disminuya el trasvase de las aguas del río Ter y que se desplieguen recursos alternativos de proximidad. Según los datos del Plan de Gestión del Distrito de Cuenca Fluvial de Cataluña 2022-2027, que se encuentra en exposición pública, la ACA no prevé inversiones para la gestión de los acuíferos y los caudales del Llobregat; tampoco por las mejoras necesarias en las ETAP (Estación de Tratamiento de Agua Potable) del Besòs y Sant Joan Despí. En cambio, sí prevé mejoras en las desaladoras de la Tordera y el Llobregat y algunas actuaciones en la cuenca del Foix. La ACA hace una apuesta única por la desalinización, pero no contempla otras inversiones más avanzadas y sostenibles como la regeneración y la reutilización.

El Govern se equivoca apostando sólo a favor de las desaladoras. Debemos tener en cuenta, como decía, que algunos puntos como la depuradora del Besòs tratan cada año del orden de 120 hectómetros cúbicos de agua que se vierte al mar sin aprovecharla. Es el volumen de agua que daría respuesta a un 30% de la demanda del área metropolitana de Barcelona y aseguraría el caudal ecológico del río Ter.

Por decirlo de otro modo, el agua que va al mar sería como un grifo abierto al Besòs que perdiera un millón de litros cada cinco minutos; o una piscina olímpica llena de agua vertida al mar sin ningún aprovechamiento cada diez minutos. No nos lo podemos permitir y por eso es determinante impulsar proyectos para aprovechar toda esta agua que se desperdicia y ajustarnos a las prioridades marcadas por las instituciones europeas a través de los Fondos Next Generation.

La crisis hídrica es uno de los principales retos que tenemos actualmente en Cataluña, por este motivo, la Fundación Rafel Campalans, junto con la secretaría de Transición Ecológica del PSC, organizó el pasado mes de marzo, la jornada “Propuestas para la gestión de la sequía en Cataluña” (https://fcampalans.cat/activitats_detall.php?idact=1512), mientras que el Govern Alternatiu ha aprobado dos documentos con propuestas: https://www.socialistes.cat/actualitat/politiques-per-combatre-la-sequera/ i https://www.socialistes.cat/actualitat/estat-de-la-sequera-i-propostes-dactuacio/

Cataluña se juega mucho en todos los ámbitos, en términos de oportunidades, de calidad de vida y de preservación de las condiciones de la vida favorables para todos, especialmente para los más vulnerables.