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"Era de cambios". Por Marc Oliva.

7 de febrero 2023

"Era de cambios". Por Marc Oliva.
Marc Oliva Carbonell, es ingeniero industrial y presidente de la comisión de Cambio Climático y Economía Circular del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña

 

Tiempo de cambios profundos

El mundo de los últimos 40 años se ha construido sobre algunos marcos mentales que le han moldeado y han ido poco a poco fundamentando la toma de decisiones. A modo de ejemplo frases como "los mercados se regulan solos", "la única obligación de la empresa es retribuir a sus accionistas", "los mercados son globales" o "la globalización enriquece a todos".

Poco a poco, desde la crisis financiera de 2008, estos paradigmas han sido puestos en cuestión, criticados o directamente sustituidos. Hoy sabemos que los mercados, por sí solos, no son capaces de dirigir lo que es probablemente el mayor reto de la humanidad, el cambio climático. Como tampoco es la Administración Pública.

Tanto es así, que el World Económico Forum, en su informe de riesgos para 2023, sitúa en los 5 primeros riesgos a diez años vista, 5 riesgos directamente relacionados con el cambio climático. Sin embargo, el Forum, en una carta abierta de hace un par de años, argumentaba por una gestión empresarial enfocada al largo plazo y la creación de valor compartido por todas las partes interesadas (del inglés Stakeholders). Por otra parte, la crisis sanitaria de la Covid nos ha mostrado los riesgos de una cadena de producción deslocalizada y cómo la rotura de las cadenas de suministro pueden poner en riesgo el abastecimiento de productos esenciales.

Política de cambio climático

El consenso es mayoritario y ya sólo unos pocos siguen negando que el cambio climático es una realidad y que su origen está en la actividad antropogénica. El IPCC sitúa en 1,1º el aumento medio de temperatura y alerta de que si pasamos de 1,5º entraremos en un punto de no retorno, que liberará una reacción en cadena imparable.

Dentro de las políticas para mitigar el cambio climático, uno de los pilares, es la internalización de los costes derivados de los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos gastos son externalidades de la actividad económica que los mercados por sí solos no regulan. La forma de internalizar estos gastos es a través de tasas o impuestos, oa través de la venta de derechos de emisión regulados y limitados para que las emisiones tengan un coste por el emisor. Esta política ha llevado a la Unión Europea a la creación del mercado de emisiones, donde los emisores pueden comprar y vender derechos de emisión, situando en el último año el precio de la tCO2 a 80 Euros. Sin embargo, este precio tiene un impacto evidente en la competitividad de las empresas sujetas al mercado y es que, en igualdad de condiciones, un fabricante de acero que fabrique en Cataluña tendrá que pagar un precio por sus emisiones que un fabricante Chino no pagará . Pues bien, después de mucho tiempo de discusión parece que ya existe un acuerdo para desarrollar una “tasa” a las importaciones, el llamado ajuste en frontera (CBAM-Carbon Border Adjustment Mechanism) y que en breve tendremos una regulación para corregir éste efecto. Cabe decir que una política de tasas sobre las emisiones, en cualquier caso penaliza la competitividad, siempre que no sea de alcance global, pero que al menos este mecanismo de ajuste protege al mercado interno. El fabricante de acero local seguirá sin poder competir en mercados internacionales con productos fabricados en Europa, pero será competitivo en los mercados europeos.

Son buenas noticias por la política de cambio climático, es la pieza que faltaba en el rompecabezas y, de nuevo, encontramos un cambio de paradigma que rompe con una larga tradición de eliminación de aranceles en pro de la economía global y la libre circulación de bienes y servicios. Este encaje, sin duda, no ha sido fácil y ha traído largos debates y discusiones.

Los mercados energéticos

El 2022 ha sido, seguro, el año de la energía, y no para bien. El encarecimiento inicial de los precios de gas daban el pistoletazo de salida a lo que ha sido un años convulso, espoleado por la invasión de Ucrania que ha acelerado tanto su encarecimiento como su volatilidad. Este aumento, ha provocado de rebote que el mercado marginalista eléctrico, un modelo que hasta la fecha pocos cuestionaban, esté en el punto de mira del debate público. Un precio desorbitado del gas ha marcado el precio de toda la energía eléctrica en muchos momentos, haciendo inaccesible la energía por ciudadanos y empresas. Parece que de nuevo es momento de actuar.

Cabe decir, por otra parte, que el mercado marginalista se fundamenta en que los productores ofrecen la energía a coste marginal, es decir, para cubrir el coste que pagan por la energía primaria que deben convertir en electricidad . Esto hoy, cuya visión debe conducir forzosamente al dominio de las energías renovables a dominar el mercado eléctrico, y que por definición tienen un coste marginal cero, no tiene demasiado sentido. La energía debe tender hacia un coste marginal cero y la clave, probablemente, estará en la disponibilidad de los productores y contratos bilaterales de largo plazo.

El agua el siguiente gran reto

Mientras escribo este artículo –y se inicia el año– es momento de publicación de informes de riesgos. Si el Foro Económico Mundial sitúa entre los cinco primeros riesgos los derivados del cambio climático, Eurasia sitúa entre los diez primeros el riesgo de abastecimiento de agua y titula que mientras el problema se convierte en sistémico, los gobiernos siguen tratándolo como puntual. En el mismo momento las reservas de agua en Cataluña se sitúan en el 30%. Es cierto que vivimos en una zona que regularmente vive períodos de estrés hídrico y también es cierto que, atendiendo al consenso sobre el cambio climático, es altamente probable que el ciclo hidrológico natural se vea alterado y las sequías y los episodios climatológicos se alternen cada vez más frecuentemente y con mayor severidad. Debemos dejar de mirar al cielo para saber si podremos disponer de agua. Debemos ser capaces de construir un modelo más resiliente ante los efectos del cambio climático, que garantice el acceso al agua limpia y al saneamiento para todos.

 

La industria parte de la solución

En Cataluña, aproximadamente el 20% del PIB es industrial. Somos un país de larga tradición industrial. La industria debe ser parte de la solución. Los retos que tiene por delante la industria no son menores. Por un lado, el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, la dificultad en las cadenas de suministro y el encarecimiento y volatilidad de las materias primas junto a la generación de residuos consecuencia del modelo insostenible de coger-hacer-tirar. Y finalmente la creciente implicación de las comunidades en las que operan estas industrias, con un acceso a la información y una capacidad de incidencia como nunca habían tenido.

Por tanto, la industria tiene un triple reto transformador entre manos. Sumado a la transición energética y la descarbonización, el reto de convertir los modelos de producción y consumo en más sostenibles y por tanto circulares, donde el ecodiseño, el remanufacturing, pero también los cambios de modelos de negocio tendrán un impacto notable. Sumando un aumento en la transparencia, la ética y el buen gobierno y la consideración de los impactos sociales de su actividad.

En este sentido, Europa está desplegando directivas y normativas relativas a la obligación de elaboración de informes de información no financiera, así como la regulación de la elegibilidad de la financiación de activos como sostenibles (Taxonomía Europea). Por su parte, los inversores y consumidores, cada vez más sensibilizados, exigen de sus inversiones y compras un retorno económico pero también un impacto social y ambiental.

Los empresarios y directivos de la empresa industrial deben ser capaces de identificar y mitigar los riesgos derivados de estos nuevos escenarios mientras aprovechan las oportunidades que surgen. Necesitamos una industria sostenible y competitiva, es parte de la solución.

 

Certezas y colaboraciones

En momentos inciertos, volátiles, complejos y ambiguos es necesario ser adaptable, flexible y anticipativo. Pero sobre todo no hay que aportar más incertidumbre al sistema y trabajar en colaboración y alianza.

En épocas de cambios profundos, vivimos a menudo cambios normativos acelerados. Hay que pedir al legislador serenor, esta aceleración afecta a la resiliencia del sector y dificultan su consolidación, estresando a sus actores que son incapaces de digerir tanta volatilidad. Necesitamos marcos estables.

Por otra parte, todos estos nuevos escenarios y cambios de paradigma y normativos requieren un alto grado de participación y generosidad por parte de todos los actores implicados. Entramos en una nueva era, donde la colaboración y las alianzas deben ser el vector que hagan viables todos sus proyectos. La participación de la administración pública, los mercados y la sociedad civil unidos dentro de su diversidad se convierten en clave para alcanzar los retos que tenemos de antemano.