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Efectivamente, el trabajo bien hecho no tiene fronteras

5 abril 2024

Ivana Martínez PSC

Una campaña de la Generalitat de los tiempos del presidente Maragall lo resumía en un lema que decía: "el trabajo bien hecho no tiene fronteras, el trabajo mal hecho no tiene futuro". Una verdad como un templo. Y lo sabéis todos vosotros, los que está leyendo estas líneas, porque se lo encuentra a diario en su vida cotidiana.

Por tanto, digámoslo claramente: estos últimos diez años no se han hecho las cosas bien desde la Generalitat. A menudo se ha actuado con una irresponsabilidad inaudita. Por poner sólo un ejemplo, cuando se ha convocado una cumbre para hablar sobre la financiación autonómica directamente se ha decidido no ir. ¿No ir? O sea dejar la silla vacía para, a continuación, llamar a las sombras de la noche sobre “el desprecio sistemático del Gobierno”, y tal y tal pascual. Pero, amigos y amigas, ¿quién actúa con esa frivolidad así en su vida? Por ejemplo, si hay alguna reunión en tu comunidad de vecinos porque hay un problema que te afecta decides no ir a la reunión sinillamente porque alguno de tus interlocutores no te cae bien? Es realmente absurdo.

Debemos pasar página de este desaguisado, ciertamente. Pero no por ir contra nadie, ni por pontificar sobre la moralidad de la gente, sino por recuperar un Gobierno que vuelva a hacer las cosas bien. Un Gobierno que gobierne, que se dedique cada día a mejorar los servicios públicos que dependen de la Generalitat que, por cierto, son muchísimos. Que se preocupe por "las cosas de la comida" como dice Salvador Illa.

Mirad, en estos últimos años hemos tenido un empacho de “jornadas históricas” y de promesas de transformaciones fantasmáticas. Después todos estos "planes secretos" han terminado como han terminado, pero literatura de ficción y promesas solemnes no han faltado. Nosotros, los y las socialistas, no le proponemos eso. Os proponemos algo realmente insólito teniendo presente lo que ha ocurrido esta última década: un Gobierno “normal”, que recurra una legislatura de cuatro años, que apruebe los presupuestos cuando toca y que mejore la vida real de las personas, en el su día a día cotidiano. En resumen: estabilidad y trabajo. No vamos a perder ni un segundo al enviar cartas al presidente de Kosovo o en excentricidades similares. No hablaremos tan de Cataluña, así en abstracto, pero nos dejaremos la piel defendiendo los intereses de casi 8 millones de catalanes y catalanas.

Y no quiero dramatizar pero vivimos una realidad, al menos, inquietante. Tenemos un problema grave de sequía, nada se ha hecho en energía durante años, no se han actualizado las infraestructuras y en educación estamos a la cola de España. No sólo en la cola de Europa, sino en la cola de España.

Pero tampoco quiero agitar el discurso de la frustración que parece que enamora a algunos. Si hacemos las cosas bien lo tenemos todo por ser uno de los territorios de la Unión Europea con una mejor calidad de vida. Pero para ello necesitamos volver a situar los servicios públicos como la prioridad absoluta del Gobierno de la Generalitat. Con más de 42.000 millones de euros, 250.000 funcionarios y 20.000 Mossos d'Esquadra es obvio que se puede hacer algo más y mejor que pasarse el día prometiendo escenarios que los mismos que les promueven saben que nunca van a suceder.

El proyecto del PSC y de Salvador Illa no va contra nadie, ni se divise. Por el contrario, necesitamos una gran mayoría para volver a llevar a Catalunya a sus máximas cuotas de autoestima, de orgullo y de prosperidad, desde el necesario respeto a la pluralidad misma del país. Y con respeto, sin insultos ni frentes excluyentes. Trabajo, trabajo y trabajo. Los valores que aprendimos de nuestros padres y madres. Porque, efectivamente, el trabajo bien hecho no tiene fronteras y el trabajo mal hecho -y menos aún las mentiras- no tienen futuro.  

Ivana Martínez Valverde
Candidata del PSC en Parlament de Catalunya