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"Dani Alves y la cultura de la violación". Por Mireia Bel.

24 de enero 2023

"Dani Alver y la cultura de la violación"
Mireia Bel es politóloga y miembro del Comité de Redacción de l’Endavant!

 

Vaya de antemano, antes de que alguien lea al titular y piense que estoy condenando a Dani Alves, que en ningún caso tengo intención de juzgar si los hechos por los que ha sido denunciado y está en prisión preventiva el futbolista se desprende que es culpable o no, de eso ya se encargará un juez o jueza. Pero el escándalo mediático a raíz de la denuncia por agresión sexual de una mujer contra el ex jugador del Barça, me parecen un ejemplo perfecto para explicar qué es la cultura de la violación.

El término “cultura de la violación” fue acuñado por las feministas norteamericanas en los años setenta y se utiliza para referirse a aquel sistema que tolera, acepta y reproduce la violencia sexista a través de narrativas basadas en prejuicios machistas. La propia ONU afirma: 'La cultura de la violación es omnipresente. Está grabada en nuestra forma de pensar, de hablar y de movernos por el mundo. Y aunque los contextos pueden diferir, la cultura de la violación está siempre arraigada a un conjunto de creencias, poder y control patriarcales.”

¿Y por qué el caso de Alves nos muestra claramente que vivimos en esa cultura?

La víctima. Desde el momento en que se filtró la denuncia contra Alves, las redes sociales empezaron a especular cuáles eran motivos que llevaban a una mujer de veintitrés años a denunciar al futbolista. Tanto es así, que la mujer renunció a cualquier indemnización económica por parte del jugador, cortando de pura cepa las especulaciones sobre su motivación “real” al denunciarle. Indemnización a la que, recordemos, tiene derecho, como el resto de víctimas.

De la víctima se ha puesto en duda también el relato. "¿Por qué va al lavabo con él si antes le había intentado forzarle a hacerle tocamientos?" o "¿Por qué se deja invitar a copas e ir a una zona vip con un hombre que no conoce?" o “¿quién se cree que no sabía quién era Dani Alves?” etc etc. Todas estas afirmaciones tienen una cosa en común: de una forma u otra le están diciendo "eso que te ha pasado (si es que te ha pasado), es culpa tuya".

El agresor. Desde el momento en que se filtró la denuncia, los mensajes en las redes empezaron a ir en dirección contraria: “¿por qué alguien como Dani Alves –que tiene dinero, fama, una pareja– debería hacer algo así?”, “¿qué sentido tiene que se juegue así su carrera?”… y, por supuesto, la insistencia en respetar siempre la presunción de inocencia, el honor, etc. Esto nunca falta cuando el presunto agresor es rico y famoso. Incluso en casos como éste, en los que se ha filtrado que el jugador ha cambiado la versión de los hechos hasta en tres ocasiones y las cámaras de seguridad y asistentes al local refuerzan el relato de la víctima, se insiste en la presunta inocencia del acusado.

 

El entorno. La cultura de la violación -una cultura donde, consciente o inconscientemente, se cuestiona y culpabiliza a la víctima y se exculpa al agresor-, se ejemplifica perfectamente en la rueda de prensa del entrenador del Barça y ex compañero de Dani Alves , Xavi Hernández cuando, al ser preguntado por el hecho, dijo: “estoy sorprendido, impactado, en estado de shock. Es un tema de la justicia y la justicia dictará lo que sea, allí es un tema que ya no podemos entrar. En cuanto a Dani, me sabe muy mal por él. Sorprendido por cómo es Dani y cómo ha estado aquí con nosotros”. Sí, al día siguiente, después de reflexionar y/o asesorarse, rectificó, pero esta primera rueda de prensa pone de manifiesto que su marco mental -y de la mayoría de las personas- al ser preguntado por una violación cometida por una persona, y más si es una persona conocida, es pensar que el presunto agresor puede ser en sí mismo una víctima y eso es lo que denota el “me sabe muy mal por él”, como si Dani Alves fuera un sujeto pasivo de esta situación.

La justicia dirimirá la responsabilidad de Dani Alves, pero, con sólo dos días, ya hemos visto cómo denunciar una agresión sexual -incluso en casos como éste, en el que los protocolos del local, la policía y el hospital han funcionado y se tienen testimonios y vídeos- tiene siempre un precio muy alto a pagar por parte de las víctimas, sobre las que se especula por qué no hicieron las cosas distintas.

Como nota positiva, es muy importante poner de relieve la existencia del protocolo en la sala de ocio nocturno y la preparación y profesionalidad de los trabajadores que no dudaron en aplicarlo, a pesar de la popularidad del acusado.

Empezaba el artículo hablando de una cultura machista omnipresente, y lo es, pero, por suerte, la cultura es algo vivo que se construye cada día, y las reacciones a las palabras de Xavi Hernández fueron contundentes en las redes y en muchos medios de comunicación, muestra que, si todos nos esforzamos en luchar contra nuestros propios marcos mentales machistas, la cultura de una sociedad puede cambiar, también la de la violación.