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"Es necesario un mundo sin violencia si queremos igualdad". Lídia Guinart Moreno.

7 marzo 2024

"Es necesario un mundo sin violencia si queremos igualdad". Lídia Guinart Moreno.
Lídia Guinart Moreno es diputada en el Congreso de los Diputados. Portavoz de la Comisión de Evaluación y Seguimiento de los Acuerdos del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género.

 

Si hay una cuestión primordial, inexcusable y urgente entre todas las que tienen que ver con la reivindicación de la plena igualdad entre mujeres y hombres, ésta es la de la erradicación de la violencia machista. Es evidente que no puede haber igualdad mientras la mitad de la población seguimos estando amenazadas por el mero hecho de ser mujeres.

Dice la exministra y actual presidenta del Consejo de Estado Carmen Calvo en su libro "Nosotras" que "con el terror machista nos jugamos la dignidad, la igualdad y la democracia, nos jugamos el futuro del país". Y es cierto. Desde el feminismo social, institucional y político luchamos por conseguir igualdad salarial, paridad en los puestos directivos, luchamos por despegarnos de los suelos pegajosos y por romper techos de cristal. Nos sublevamos contra la división sexual en el trabajo, contra los estereotipos y roles de género. Y, mientras lo hacemos, los machismo lucha por conservar sus privilegios, que son a la vez las discriminaciones y sometimientos a las que la otra mitad de la población estamos destinadas por el mero hecho de haber nacido mujeres. Y esta resistencia al cambio, a perder privilegios por parte del patriarcado, sigue sustentándose en el arma letal de la violencia hacia las mujeres. Por eso es tan urgente librarnos de toda forma de violencia, menosprecio, ofensa y acoso, de todo tipo de violencia machista, en definitiva.

Los y las socialistas siempre que hemos gobernado hemos impulsado políticas públicas para empujar la igualdad entre ambos sexos, también para prevenir y combatir la violencia de género. Desde la ley integral de 2004, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en 2017. Un pacto que en este 2024 nos disponemos a evaluar, revisar y actualizar. Una puesta a punto necesaria para incluir cuestiones como la violencia digital, que estará contemplada en la próxima Macroencuesta de violencia de género que ya prepara el Ministerio de Igualdad. También el acceso de los menores a la pornografía, un tema muy preocupante que ya ha motivado al Gobierno de Pedro Sánchez a poner manos a la obra para elaborar una ley integral de protección de los menores en internet, así como una estrategia multidisciplinar y también herramientas de verificación de la edad en el acceso a estas páginas. Estos y otros extremos que no estaban contemplados en el Pacto de Estado suscrito en 2017 los incluiremos ahora a partir de los trabajos parlamentarios de una subcomisión que hemos impulsado desde el grupo socialista en el Congreso y que está a punto de constituirse con el consenso de todos los grupos parlamentarios excepto Vox. La ultraderecha negacionista rema en contra de la igualdad y se declara absolutamente contraria a todas las políticas de protección de las víctimas de violencia de género. Una actitud que está consiguiendo fortalecer a los maltratadores y que, sin lugar a dudas, está detrás del repunte de asesinatos machistas.

Violencia machista, en una de sus peores caras, es también la que tiene que ver con el tráfico de mujeres y niños con finalidad de explotación sexual, y con la prostitución. Los y las socialistas somos abolicionistas de la prostitución porque entendemos que no puede haber igualdad entre ambos sexos si uno de ellos, en este caso el masculino, se cree con el derecho de comprar para su placer a una mujer o, aún peor , una niña. La voluntariedad en este tipo de transacciones es tan residual y tan falaz que resulta insignificante en el mar de casos de explotación, abuso y coacción que se registra habitualmente en lo que se llama la “industria del sexo” y que no es otra cosa que la esclavitud más extensa del siglo XXI.

Desde el socialismo, que es feminista o no es, queremos un mundo en el que nacer con uno u otro sexo no condicione el presente ni el futuro de nadie. Por eso luchamos y por eso trabajamos. ¡Feliz y, sobre todo, reivindicativo 8 de marzo a todo el mundo!