La investigación policial identificó como autor de ambos atentados a un noruego de extrema derecha que habría actuado como un “lobo solitario”. Fue condenado a 21 años de cárcel. El mejor homenaje a las víctimas es condenar al olvido público el nombre del asesino. Sólo importa que su nombre no se borre de los archivos policiales y judiciales. Las impactantes noticias de Noruega dieron la vuelta al mundo instantáneamente. Pocas horas después, se veían las primeras imágenes del atentado en coche bomba en Oslo (8 muertos y 209 heridos) y el posterior tiroteo, a sangre fría, en la isla de Utoya (69 muertos y 110 heridos, todos ellos jóvenes socialistas).
El impacto colectivo fue tan poderoso que hasta 2018 no se materializaron los primeros proyectos audiovisuales importantes para narrar la masacre.
Los dos filmes más destacados son la producción noruega “Utoya-July 22”, dirigida por Erik Poppe (un experimentado cineasta noruego) y “22 julio” un filme de Peter Greengrass, el director británico conocido por la saga de películas de acción centradas en el personaje de Jason Bourne.
Hasta la fecha, ambas producciones se podían ver en las plataformas deen streamingFilmin y Netflix.
Más recientemente (2021), encontramos el documental “Generationutoya”, codirigido por Aslaug Holm y Sigve Endresen. El documental recoge el relato de cuatro chicas que sobrevivieron a la masacre y explican cómo conviven con sus heridas emocionales manteniendo su firme compromiso político. Esta última cinta sólo está disponible en la sede digital del Norwegian Film Institute.
C.V.M.
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