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Rompiendo las reglas. Por Sonia Guerra y Abel Garcia

19 septiembre 2022

rompiendo las reglas


Por Sonia Guerra i Abel García

La salud sexual y reproductiva de las mujeres ha sido tabú a lo largo de la historia. No es raro en una sociedad machista como la que vivimos. Por eso la conquista de derechos como el de la interrupción voluntaria del embarazo, la consideración de la violencia de género como una cuestión de Estado o la lucha contra la discriminación laboral han marcado un antes y un después en la conquista de derechos civiles para las mujeres. Largo ha sido el camino, pero todavía queda mucho por llegar a la igualdad efectiva y real entre mujeres y hombres.

Muchos han sido los mitos y prejuicios que tradicionalmente han rodeado a la salud y la sexualidad femeninas. El silencio ha sido siempre la respuesta. Y todas y todos sabemos que lo que no se nombra, no existe. La menstruación siempre ha sido silenciada, escondida, invisibilizada. Basta con recordar cómo las mujeres esconden los productos de higiene femenina vinculados con la regla antes de dirigirse al baño.

Al volante de la adolescencia, las chicas tienen su primera menstruación. Poco o nada se les explica sobre cómo su aparición les afectará física, emocional y psicológicamente durante su edad reproductiva. Estos cambios afectan en mayor o menor medida a la vida cotidiana y profesional de todas las mujeres. De hecho, el Síndrome Premenstrual fue incorporado en 2019 en el catálogo de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud.

En julio diferentes medios de comunicación se hacían eco de una noticia que rompía con el silencio y la invisibilidad de la menstruación en nuestro país. La tenista Rebecca Marino aseguraba que "el peor miedo de todas es que te venga la regla en Wimbledon". Más allá de la “vergüenza” que muchas mujeres pueden sentir cuando el sangrado traspasa su indumentaria, riesgo que se incrementa si vistes de blanco y realizas esfuerzo físico, como también han denunciado a las futbolistas de la Selección Inglesa, la incomodidad de las deportistas con su menstruación no se limita a esto. El 82% de las deportistas del Centro de Alto Rendimiento sufre síndrome premenstrual. En esta línea, en el Europeo de Atletismo, Asher-Smith explicó que su última posición en la final de 100 metros fue resultado de las rampas que sufría por la menstruación. Bien, por ser sinceros, ella dijo “cosas de chicas”, lo que muestra cómo todavía a día de hoy se invisibiliza una circunstancia natural.

Es hora de poner el tema en el centro de la agenda política. Las y los socialistas no queremos seguir obviando la realidad que afecta a la mitad de la población, y que tiene consecuencias en su rendimiento deportivo, en sus vidas. Por eso, hace ya unos meses, después de una reunión con la deportista e investigadora catalana Claudia Sabata, el Grupo Parlamentario Socialista presentó una iniciativa legislativa para impulsar el estudio de los efectos que tiene el deporte de alto nivel en la salud de las mujeres, y al mismo tiempo como el síndrome premenstrual, y la menstruación impactan en los resultados y los éxitos de las deportistas de alto rendimiento.

Afortunadamente, el silencio ha empezado a resquebrajarse. Mejor dicho, cada vez más mujeres han decidido romper con el mutismo de las discriminaciones que sufren, por ser mujeres, a nivel individual y profesional. Y lo deportivo no es una excepción. Precisamente por eso, y debido a que estos tabúes comienzan a difuminarse, es momento de actuar ya la hora proteger a nuestras deportistas mediante estudios, como el iniciado por Claudia, y por protocolos que traten la salud eaportiva femenina con perspectiva feminista. ¡Sólo así conseguiremos la igualdad real y efectiva!