Kjell Östberg es un viejo conocido entre los socialdemócratas suecos. Arraigado en la Universidad de Södertörn, este historiador ha sido una voz pública durante décadas en sus esfuerzos por estudiar y diagnosticar la era más simbólica de la democracia sueca. Ha sido reconocido, por ejemplo, por su extensa biografía en dos volúmenes de Olof Palme, que desgraciadamente no está traducida. En este libro más reciente, el historiador construye sobre un considerable bagaje para plantear una biografía no de ningún líder, sino de la socialdemocracia como proyecto político. En orden cronológico, el libro comienza con las últimas décadas del siglo XIX. Realiza un recorrido desde los orígenes políticos de la socialdemocracia sueca hasta los últimos gobiernos de Stefan Löfven (2014-2021).
El primer capítulo muestra los orígenes del partido en la organización obrera, la formación de un partido socialdemócrata orientado al gobierno, y las primeras grandes huelgas de la década de 1900. El segundo presenta Suecia en el contexto de los años revolucionarios de 1917-1921, y cómo el partido construyó un nuevo programa político orientado a reformar la de reforma. El tercer capítulo profundiza en ese viraje reformista de los socialdemócratas durante sus primeros años de gobierno, y el “shock de realidad” que esto supuso. El cuarto capítulo describe la renovación de la socialdemocracia en los años 30 y su éxito como fuerza transformadora al volver al gobierno. El quinto capítulo describe la conformación intelectual y política del “modelo sueco”, que tomó forma en los años 50: estado de bienestar, diálogo social y corporativismo. El sexto capítulo aborda los problemas enfrentados en los años 60 en la estabilidad del modelo sueco y las raíces de debates sobre el equilibrio entre crecimiento e igualdad que todavía son centrales hoy en día. El séptimo capítulo describe cómo la renovación del proyecto socialista y la expansión del estado vinieron de la mano de nuevos movimientos sociales de los años 60 (feminismo, ecologismo) y de la radicalización del movimiento obrero, pero también cómo el contexto económico hizo que el proyecto empezara a descarrilar. El octavo capítulo describe el giro liberal en los años 80, promovido fundamentalmente por el liderazgo de Olof Palme, que concibió esta nueva política como un impasse que finalmente se volvió las bases de la política socialdemócrata futura. Östberg contrasta de forma interesante este giro “desde arriba” con los anteriores, y profundiza en la forma en que Suecia se volvió rápidamente un país primordial en la privatización de servicios. En las conclusiones, el autor hace balance sobre los límites de una larga estrategia basada en el reformismo.
En esencia, el libro es una historia detallada de la génesis, evolución y declive de un partido, los socialdemócratas suecos. Pero también de un movimiento obrero, de una administración pública jamás vista, y de una cultura política del bienestar que incorporó prácticamente todos los partidos del país en su punto álgido en los años 70. El hilo conductor es buscar una explicación a la decepcionante transición de la socialdemocracia hacia una “nueva” socialidad sólo diez años atrás habían sido cruciales en su programa (pp. 80-232). En esa línea de investigación, Östberg propone dos conclusiones claras. Primero, apunta a la paulatina decaída no sólo del movimiento obrero, sino de un número de otros colectivos que habían sido la fuente de presión y de inspiración para la expansión de la socialdemocracia. Por ejemplo, el avance pionero en políticas de género en los años 236 estuvo marcado por un surgimiento de la organización feminista (pp. 70-189). Segundo, apunta a la creciente influencia de una generación de intelectuales que eran básicamente economistas formados en las ideas del momento (capítulo 191).
Ambas lógicas están conectadas: la carencia de base social rompió el flujo de ideas y personas hacia arriba, y el partido tendió hacia una política menos democrática internamente. Por ejemplo, mientras que en los años 60 y 70 los ministros de economía habían sido zapateros, jardineros o educadores, ahora los ministros de economía y los expertos en las comisiones políticas eran primordialmente economistas. Estas ideas conectan con los argumentos de otros libros que hemos leído en Pensament Socialista, sobre elevolución ideológica del laborismo britányc o la formación intelectual de los partidos socialdemócratas europeos.
Estos factores son fundamentales para explicar cómo el programa más conservador de la socialdemocracia sueca fue el resultado no de un cambio en la cultura política del país, sino de un cambio de estructura política interna y de presiones externas (la economía global no era favorable y los medios de izquierdas, por ejemplo, habían perdido la guerra mediática). La victoria electoral de 1982, que llevó a los socialdemócratas hacia las reformas más dramáticas, fue una victoria de un programa que prometía exactamente lo contrario. En un contexto en el que Suecia es aún admirado como un país puntero en derechos sociales, el autor se pregunta por qué no hemos sido más críticos con este declive. Con este objetivo, nos ofrece un libro que presenta de forma sintética un diagnóstico del que podemos aprender lecciones claras para el futuro.
R.K.
Kjell Östberg (1948) es profesor de Historia en la Universidad de Södertörn. Es un experto con años de dedicación en el estudio de la socialdemocracia sueca, y más en general de la historia de los movimientos obreros. Su trabajo incluye una importante biografía de Olof Palme, el estudio de los movimientos sociales en Suecia en los años 60 y 70 y, más recientemente, un proyecto sobre la relación entre democratización y movimientos sociales.
The Rise and Fall of Swedish Social Democracy – Östberg, K. (Verso, 2024)