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"Reivindicamos el arte y la cultura". Por Daniel Martínez.

14 abril 2023

"Reivindicamos el arte y la cultura"
Daniel Martínez Berja es historiador y presidente de Memoria Socialista. También es el primer secretario de la Juventud Socialista de L'Hospitalet y escribe este artículo con motivo del aniversario de la proclamación de la II República Española. 

Este año celebramos el 92 aniversario de la república en un contexto político tenso, a las puertas de la campaña municipal y de unas futuras elecciones generales, marcadas por la
polarización política y por una derecha y ultraderecha por las que todo vale, a la hora de
desacreditar no sólo nuestra historia, sino también a las instituciones y movimientos sociales.

Quisiera aprovechar para poner la atención en el factor cultural y artístico de la Segunda República, muchas veces olvidado debido a los grandes avances políticos y sociales de esta etapa. Hablamos de unos años marcados por una gran efervescencia cultural y artística. Este período se caracterizó por la libertad de pensamiento y expresión. Muchos escritores, artistas e intelectuales crearon obras de arte y literatura que hoy se consideran patrimonio cultural español. Destacan personalidades como Federico García Lorca, Margarita Chirgu, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Rosa Chacel, Pedro Salinas, María Zambrano y Elena Fortuny.

El gobierno republicano impulsó programas de alfabetización y libertad de prensa, en
considerar la cultura una herramienta de libertad e igualdad. Durante estos años, la cultura logró un gran nivel convirtiéndose España en todo un referente internacional en casi todas las corrientes artísticas innovadoras. Un proyecto y referencia que, junto a la persecución y exilio de toda una generación de escritores y artistas, acabó derrumbado al ser perseguido por los movimientos de una derecha golpista que vio, en estas nuevas expresiones artísticas, una amenaza contra los suyos valores arcaicos y de libertades restringidas.

La imagen de una derecha que deseaba censurar y sacar obras contemporáneas de museos y
bibliotecas no se aleja en nada de la actual ultraderecha, en occidente. En EEUU, las proclamas de algunos políticos y gobernadores del partido republicano, han comportado la prohibición o revisión de libros que "atentan" contra las ideas que ellos consideran tradicionales. Acusando a numerosas películas o series de televisión de estar marcando una supuesta agenda ideológica cuando, en realidad, éstas no hacen más que reflejar una realidad política, social y económica patente en Occidente, llena de diversidad y libertad. En nuestro país sus imitadores no se quedan atrás, tratando de llevar adelante propuestas que coartan la enseñanza en las escuelas públicas como el “pin parental”, o acusando, denostando y persiguiendo por redes sociales a artistas, actores y directores acusándoles de recibir “paguetes” y animando al boicot. ¿En qué se diferencian las acusaciones de “woke” o progresismo a artistas actuales, de las que hacían quienes iniciaron la guerra civil respecto a “albañiles” o “conspiración comunista”, respecto a nuestros artistas del período republicano?

El espejo histórico no hace otra cosa que empeorar, cuando vemos a la derecha y la ultraderecha acusar a un gobierno de izquierdas como el actual, escogido democráticamente por millones de españoles, de ilegítimo o de estar orquestando ataques contra la misma democracia. No mejora cuando, desde hace años, políticos del PP y Vox, de forma continuada, tratan de justificar el golpe de estado contra la República, o acusar incluso al gobierno democrático del Frente de Izquierdas de ser ilegítimo y provocar una guerra civil.

Desgraciadamente tenemos unos años oscuros por delante. Años donde muchas veces deberemos
movilizarnos, no sólo para seguir ganando derechos e igualdad, sino también para mantener lo logrado hasta ahora. La memoria histórica y el recuerdo de la Segunda República deben ser una lección, no sólo de los peligros que siempre amenazan a la democracia, sino también una herramienta para hacer comprender a la sociedad los grandes valores de la democracia, las libertades, el consenso político y la lucha por evitar una polarización política que nunca es beneficiosa para la sociedad y para sus sectores sociales menos favorecidos.