Las revoluciones de 1848 fueron una sacudida europea que consolidó la hegemonía del orden liberal y se convirtió en un hito capital de la izquierda contemporánea. La revolución recorrió Europa y dejó su huella con mayor o menor fuerza en casi todos los estados que existían en ese momento. La complejidad de este movimiento ha hecho que el autor necesite casi mil páginas para dar una visión de conjunto de esta primavera de la revolución.
Clark comienza con un análisis de la situación previa al estallido revolucionario, marcada por la desigualdad social, las crisis sociales, económicas y políticas, los disturbios y los incipientes movimientos nacionales. Però les crisis socials van ser el teló de fons i un component important de les revolucions, però no la causa directa, que va ser predominantment política: les demandes de constitució, de llibertat individual i col·lectiva (nacional), de llibertat de premsa, associació i reunió, i de reformes electorals que ampliessin el dret a vot, van ser els desencadenants d'una tempesta que, segons paraules de Tocqueville, recollides per l'autor, “estava en l'ambient”. Los clubes, cafés y periódicos se transformaron en los centros de las insurrecciones y de articulación de la opinión pública, a veces relacionados entre sí por conspiradores profesionales que saltaban de un país a otro, pero cuyas sociedades secretas tuvieron poco impacto real, más allá de preocupar y asustar a las autoridades y provocar de rebote una represión más dura. Las revoluciones no fueron fruto de una conspiración planificada ni centralizada, sino que dieron expresión a un malestar social y políticamente profundo que tuvo elementos similares en todos los países, pero también diferencias remarcables en función de la situación concreta. El primer elemento de similitud es que se desarrollaron en tres fases: el estallido revolucionario, las divisiones entre los revolucionarios y la contrarrevolución, que en algunos lugares dio paso a una segunda ola de revueltas más radicales.
Al final, más allá de la dura represión, no se volvió a la anterior situación. Los cambios constitucionales liberales, más o menos conservadores según los países, se consolidaron y extendieron el modelo liberal burgués, al tiempo que se producía una ruptura dentro del liberalismo entre conservadores y demócratas, al tiempo que las clases populares y sus movimientos políticos se desvinculaban definitivamente de las revoluciones liberales y emprendían un camino propio que dará un camino propio que dará un camino propio que dar.
La complejidad de las revoluciones de 1848 requiere un análisis detallado de una multiplicidad de movimientos temporalmente muy limitados, pero geográficamente amplísimos. Esto es lo que ha hecho Christopher Clark en un libro que, si no puede calificarse de definitivo, resulta imprescindible para tener una visión global de la primavera revolucionaria, que incorpora los estudios más recientes y da una visión desde la perspectiva del siglo XXI. Una historia de la que pueden extraerse reflexiones importantes para entender mejor las circunstancias de la actualidad.
Un libro imprescindible para comprender la historia contemporánea de Europa y, en especial, para conocer mejor uno de los momentos más importantes de la historia de las clases populares y de los movimientos de izquierda.
Las notas ocupan las últimas cien páginas del libro, permitiendo una lectura fluida del texto principal, aunque ello implica cierta incomodidad si se quieren consultar de manera sistemática. El libro se cierra con un índice onomástico y temático y se complementa con mapas iniciales e ilustraciones en blanco y negro a lo largo de los capítulos.
F.G.L.
Christopher Clark (Sydney, 1960): Profesor Regius de Historia de la Universidad de Cambridge, estudió en las universidades de Sydney y Libre de Berlín, antes de doctorarse en la Universidad de Cambridge y entrar a formar parte de su claustro. Su principal campo de estudio es la historia de Prusia, en especial el desarrollo del pietismo y sus relaciones con el judaísmo prusiano, así como del Kulturkampf (guerra cultural) entre Bismarck y la Iglesia católica. Su obra principal en este campo es Reino de Hierro: El ascenso y la caída de Prusia, 1600-1947 (El reino de Hierro: Auge y caída de Prusia, 1600-1947). También es autor de una biografía crítica del último emperador alemán, Kaiser Wilhelm II (Káiser Guillermo II), y de un estudio monumental sobre las causas de la I Guerra Mundial, Los sonámbulos: cómo Europa fue a la guerra en 1914 (Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914). En 2019 se vio inmerso en una polémica en torno a su estudio sobre la implicación de la familia imperial alemana, los Hohenzollern, con el nazismo. En 2015 fue nombrado caballero (Sir) por sus servicios en las relaciones anglo-alemanas.