“Nací griega y moriré griega, Pattakós nació fascista y morirá fascista”. Con esta contundente frase respondía Melina Mercouri, exiliada en París entre 1967 y 1974, al general Stylianós Pattakós, entonces ministro del Interior de la junta militar golpista griega, después de que éste anunciara que se le retiraba la nacionalidad griega y se le incautaban las propiedades a la prestigiosa artista por sus, fundamentadas, críticas a la junta militar.
Esta demostración pública de compromiso y carácter selló el posterior ingreso de Mercouri en las filas del PASOK. Partido de cuya mano adquiriría, en 1977, la condición de diputada en el Parlamento griego del que formaría parte hasta su muerte en 1994.
La pequeña Melina llegó a este mundo el 20 de octubre de 1920 en el seno de una acomodada familia arvanita (una minoría albanogriega, bilingüe) que había nutrido un denso entramado de políticos conservadores. Su abuelo, Spyros Merkuris, había sido alcalde de Atenas durante varias décadas; su padre, Spyridon Merkuris, había sido diputado primero y después ministro, por el conservador Partido Democrático Nacional. Su tío George S. Merkuris fundó el Partido Nacionalsocialista Griego y, tras la invasión nazi de 1941, se convirtió en gobernador del Banco Nacional de Grecia. La joven Melina se negó a asistir al funeral de su tío, traspasado en diciembre de 1943, en pleno empleo alemán.
En 1944, entonces casada con el terrateniente Panagios Harakopos, mientras vivía en un piso, en el centro Atenas, cedido por su amante, el industrial Phidias Yadikiaroglu, se graduó en la Escuela de Drama del Teatro Nacional de Grecia. Durante la guerra civil griega (1946-1949) se trasladó al barrio de Kolonaki, donde convivía con su amante Pyrros Spyromilios. Quien fue el gran amor de su vida antes de conocer su último amor, el director de cine judeoamericano Jules Dassin, uno de los “cancelados” por el maccarthismo y su Comité de Actividades Anti-estadounidenses.
Después de participar en diversas funciones teatrales de autores clásicos (W. Shakespeare) y contemporáneos (E. O'Neill o T. Williams), tanto en Grecia como en París, donde se había mudado en 1950, su carrera artística va obtener un gran impulso con su papel protagonista en el filme Stella (dirigido por M. Kakoyannis, quien posteriormente dirigió Zorba, el griego). El éxito de Stella en el festival de Cannes de 1956 la puso en contacto con el citado Jules Dassin quien la dirigiría al filme Nunca en domingo, película ganadora de un Premio Oscar por la canciónTa paidia blando Peiraia, interpretada por la propia Melina. No se acabaron aquí los galardones del sin duda más importante hito artístico de Mercouri porque su interpretación le mereció el galardón de “Mejor actriz” en el Festival de Cine de Cannes de 1960.
Su relación, personal y artística con Jules Dassin les llevó a trabajar juntos en media docena de proyectos cinematográficos (Celui quien doit mourir, La legge, Fedra y Topkapi son los más conocidos). Hasta su retirada del cine, en 1978, con el filme Dream of Passion -también dirigido por Jules Dassin- Mercouri había protagonizado y participado en producciones firmadas por directores de cariz progresista como Joseph Losey, Vittorio De Sica, Ronald Neame, Carl Foreman, Norman Jewison o nuestro nostrat Juan Antonio Bardem (Los pianos mecanicos-1965).
Simultaneó esta densa carrera cinematográfica con el teatro y la música. Su última subida al escenario tuvo lugar en 1992, en el Auditorio de Atenas, en el papel de Clytemnestra de la Ópera Pílades.
Con la caída de la junta militar griega, en 1974, Melina Mercouri regresó a su país y fue una de las fundadoras del Partido Socialista Panhelénico (PASOK), se convirtió en miembro de su comité central como responsable de la sección de cultura, pero implicándose también en el movimiento feminista del partido.
Después de conseguir el acta de diputada en 1977, cuando el PASOK ganó las elecciones en 1981 el primer ministro, Andreas Papandreu, la nombró ministra de Cultura. Cargo que ejerció entre 1981 y 1989, hasta la victoria del conservador Nueva Democracia, y que recuperó en octubre de 1993 después de una nueva victoria de los socialistas griegos. Dejó la actividad política cuando la abandonó la vida, el 6 de marzo de 1994, mientras se trataba de un cáncer en Nueva York.
Los logros más importantes de su carrera política tienen una dimensión paneuropea. Fue la principal impulsora de la “Capitalidad Europea de la Cultura”, inaugurada en 1985 con Atenas como primera ciudad-huésped, tras el impulso recibido por la iniciativa durante la presidencia griega del Consejo Europeo de 1983. Esta potente iniciativa va servir para poner de relieve el déficit de contenidos culturales del Tratado de Roma de 1957, fundacional de la Comunidad Económica Europea.
Otro hito de su legado político fue la apertura pública del debate sobre el retorno de las piezas de los museos obtenidas de forma irregular o por “derecho de conquista”. Su campaña para el regreso a Grecia de los “mármoles del Partenón” (conocidos como “Colección de Mármoles de Lord Elguin” en el British Museum) es de sobra conocida y constituye una reivindicación permanente de Grecia frente al Reino Unido desde la iniciativa de la ministra Mercouri.
En vida recibió el homenaje público de numerosos artistas de todo el mundo (Nana Mouskouri, Dalida, Camilo Sesto…). El premio Melina Mercuori, otorgado cada año por la UNESCO a la mejor salvaguarda y gestión de los paisajes culturales, es también un bello recordatorio de su obra.
Tras su traspaso, la Fundación Melina Mercouri, por la que veló a su marido Jules Dassin hasta su muerte en 2008, preserva y mantiene tanto su legado como el desarrollo de las iniciativas que Melina impulsó a lo largo de su vida. Una vida que es, de por sí, un ejemplo de compromiso político con la cultura y con el papel de la mujer en la sociedad moderna. Un papel que no puede verse coartado ni recortado por las tradiciones o costumbres, como ella se cuidó de demostrar viviéndola con una intensa libertad.
C.V.M.
Melina Mercouri: actriz, antifascista y defensora de la cultura