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Lehendakari Urkullu

22 2021 octubre

El artículo de Joan Canongia

Hablar o escribir sobre ETA siempre me ha hecho mucho respeto, para mí es un tema con tantas aristas que hace muy difícil entender muchas de las cosas que ocurren en su entorno. Simplificando mucho, soy incapaz de entender a aquellos que defienden la práctica de la lucha armada para imponer sus criterios políticos. Esta incapacidad a menudo me inhabilita por tener la distancia necesaria sobre el tema. Esta semana cumple 10 años del fin por parte de ETA de la lucha armada y, por tal motivo, hemos visto y escuchado numerosos actos, declaraciones y contradeclaraciones al respecto.

Sin duda, la que ha generado más polvareda ha sido la declaración institucional de Ornaldo Otegi. Probablemente el hecho del cambio en la puesta en escena y las ganas que así fuera nos hizo creer a muchos que las palabras del dirigente abertzale habían sido una gran novedad. Es cierto que el lenguaje no verbal que utilizó fue radicalmente diferente de los años anteriores, dejó la camiseta y la cambió por la chaqueta, el tono agresivo en otras ocasiones fue sustituido por un tono mucho más amable o el mismo en los jardines del Palacio de Aiete en San Sebastián, hacían que al escuchar sus palabras parecieran un cambio radical.

El antiguo lendakari Patxi López las valoró positivamente, el actual, Iñigo Urkullu, a pesar de considerarlas un paso adelante respecto a las anteriores, en cuanto a la empatía hacia las víctimas, las consideraba insuficientes dado que no pedían perdón de manera explícita y no reconocía que nunca debían haber existido. Estas dos personas sí saben de lo que hablan. El primero, como ya no tiene responsabilidades, quiere ver el vaso medio lleno, el segundo, puesto que todavía tiene que trabajar sobre los flecos que todavía quedan, es más realista.

Cuando escuché el actual lendakari, en su entrevista radiofónica, siempre con un tono muy institucional, fui consciente de lo lejos que estamos en Catalunya de tener un presidente que sea merecedor de ese nombre. En todo momento diferencia lo que debe hacer él como presidente y lo que corresponde al PNV como partido, según el ámbito desde el que se hable. Él siempre habla como 'lendakari' y en ningún caso fija posición como partido. Creo que el momento más chocante para los oyentes catalanes fue cuando habló de la reforma del Estatut Vasco, llevan dos legislaturas enteras y ahora están en la tercera, trabajándolo, y considera que no tienen un consenso suficiente para llevar una reforma en el Congreso de Diputados. Cuidado, el PNV y EH-Bildu tienen más del 65% de los votos populares y una mayoría en el Parlamento de 52 de los 75 diputados y no la considera suficiente!!! Aquí, sin mayoría en votos y una esquifida mayoría parlamentaria, declararon la independencia.

Otro de los momentos clave fue cuando la entrevistadora quería hacerle decir que estaba a favor de un referéndum de autodeterminación, y no pudo sacarle que ellos siempre llevarían a votación un acuerdo.

No sé si son 50 años de terrorismo y 800 fallecidos, pero lo cierto es que políticamente estamos a años lejos… y así nos va.