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La pinza PP-Puigdemont

Noviembre 7 2022

EL PSC DENUNCIA LOS INCUMPLIMIENTOS DE LA GENERALITAT CON LA CIUDAD DE LA JUSTICIA DE TARRAGONA
Su sueño es que haya un Gobierno de PP-Vox en el conjunto de España que, en una dinámica de confrontación con el independentismo línea Puigdemont-CUP, lleve la situación al límite, en un escenario peor que el del 2017.

La mayoría recordará los tiempos de la pinza que formó la Izquierda Unida de Julio Anguita con el Partido Popular de Jose Maria Aznar. Objetivo común (con algunos almuerzos conjuntos entre Anguita y Aznar incluidos): “echar al Partido Socialista” -textual-. Esta sorprendente alianza de facto dejó algunas frases por la historia, del tipo "el Partido Comunista representa a la izquierda honesta" (dicho por el líder de la derecha más rancia, como era Aznar), o bien "no sumaremos nunca nuestros votos a los del Partido Socialista ni para evitar que gobierne la derecha”, Anguita dixit.

Y todos sabemos cómo acabó la cosa, lejos de venir la “revolución” que prometía Anguita lo que vino fue ocho años de Gobierno del PP con la consecuente política de privatizaciones que hinchó el globo que nos petó, como sociedad , en la cara con la crisis de 2008. Convendría no olvidarlo.

Digo esto porque estos días ha quedado meridianamente claro que el señor Puigdemont y el tándem PP-Vox se necesitan y retroalimentan mutuamente. Objetivo común -de nuevo-: cargarse al Partido Socialista.

El argumentario de la derecha más reaccionaria es evidente: presentar al Gobierno progresista, feminista y de izquierdas como una banda de rojos vendidos a la voluntad de los golpistas. Así, la intervención de la portavoz del PP en sede parlamentaria chillando sobre el “señor X del gobierno socialista que se ha rendido a Puigdemont” convirtió al señor Abascal de Vox en un moderado. Éste es el verdadero rostro del PP “de centro” que nos quieren vender los corifeos de la derecha, como si los ciudadanos fuéramos burros. Conviene también no olvidarlo tampoco.

Por su parte, el señor Puigdemont no quiere hablar, ni dialogar nada. Él apuesta por el enfrentamiento, basta con leerlo. Si por él fuera el señor Rajoy hubiera salido incólume de la moción de censura. Su sueño es que haya un Gobierno de PP-Vox en el conjunto de España que, en una dinámica de confrontación con el independentismo línea Puigdemont-CUP, lleve la situación al límite, en un escenario peor que el del 2017. Según sus cálculos esto propiciaría la famosa “intervención internacional” de la que se derivarían los “reconocimientos externos” que se prometieron en 2017 y queillar por su ausencia. Ni que decir tiene que todo el mundo que lea las páginas de internacional de la prensa diaria sabe perfectamente que nunca habrá ninguna “intervención internacional” como fábula el señor Puigdemont, pero sí que puede haber un choque frontal entre un Gobierno de PP- Vox en Madrid y uno de línea independentista radical en Barcelona, ​​con los resultados catastróficos que pueden derivarse para todos y todas.

Y en medio de tanto fanatismo está el común de los mortales, la inmensa mayoría de la población, que riza por algo de estabilidad, de progreso y de sentido común. De volver a tener en Catalunya un Govern que gestione con eficacia los 40.000 millones de euros anuales de que dispone la Generalitat y que trabaje para mejorar su día a día sin echar la culpa permanente de la incompetencia propia a las maquinaciones satánicas del “estado opresor.”

Los socialistas lo tenemos muy claro: tenemos que pasar página definitivamente de todos aquellos que nos quieren volver a acercar al precipicio. Salvador Illa lo ha dicho clarísimamente: los catalanes y las catalanas necesitamos que todos los recursos disponibles se pongan a su servicio y por eso extendemos la mano incluso a un mal Gobierno como el del señor Aragonès para aprobar unos nuevos presupuestos que entren en vigor el 1 de enero de 2023. No hacerlo por las fobias personales del señor Junqueras sería de una irresponsabilidad inaudita, impropia de personas adultas que quieren liderar un país. Debemos recuperar la política útil que ha escrito las mejores páginas de nuestra historia. El PSC de Salvador Illa es la alternativa real a este desbarajuste actual que evite nuevos enfrentamientos por parte de estos que se necesitan mutuamente para justificar su inmovilismo. Y esa alternativa pasa por ser útiles a la ciudadanía. Por ejemplo, por no perder los más de 3.000 millones de euros que perderíamos si finalmente el mal Govern de ERC decide prorrogar los presupuestos solo porque no quieren ver al PSC ni en pintura. No queremos la reedición de nuevas pinzas entre antagónicos, sino soluciones a partir del sentido común que el presidente Illa implementará después de haber demostrado, a diferencia de otros, que sabe anteponer los intereses de partido a lo que realmente le conviene al país. Nada más, ni menos.

Rosa María Ibarra. Diputada en Parlament de Catalunya