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Jornadas sobre Inteligencia Artificial (21/6/2022)

21 junio 2022

Salvador Illa Jornadas Inteligencia Artificial

Muy buenos días y bienvenidos y bienvenidas en Barcelona, ​​y bienvenidos en el Casal Socialista Joan Reventós y en la Sala Ernest Lluch para acoger este seminario de Inteligencia Artificial: ética en un mundo geopolítico. Quiero agracer en primer lugar a la Fundación Rafael Campalansa la Fundación Pablo Iglesias, que preside mi amiga, compañera, María Luisa Carcedo, ya la Fundación Europea de Estudios Progresistas por el acerto al organizar esta jornada.

Un tema, el de la Inteligencia Artificial, que condiciona nuestro día a día. Condiciona lo que leemos, lo que vemos, lo que compramos, con quien nos relacionamos. Afecta a nuestro día a día. Y quería compartir con ustedes cinco cuestiones esta mañana.

La primera de ellas, la necesidad de poner luces largas. De parar de vez en cuando en el rellano de esta escalera cuyos peldaños vamos subiendo, a veces sin pensar mucho, día a día. Parar en un rellano y pensar. Y para eso es muy conveniente o son muy convenientes, necesarias, jornadas como las de hoy. Y además esta organizada conjuntamente, como he dicho antes, por tres fundaciones. Una reflexión conjunta sobre un tema que no tenemos que decir nada ni mañana ni pasado pero que afecta y va a afectar mucho a nuestro futuro. Parar y pensar, esto también es una tarea relevante de los ámbitos de reflexión política de los partidos políticos progresistas.

La segunda cuestión que quería compartir con ustedes es que vivimos momentos de incertidumbre, de mucha incertidumbre. Preside esta jornada el lazo con los colores de Ucrania. Momentos de incertidumbre, de ataque a los valores europeos, de cambios de mucho calado desencadenados también, al menos en cuanto a su ritmo de progresión, por la pandemia. Momentos de incertidumbre también en lo que hace referencia a la disrupción digital, a todo lo que tiene que ver con la tecnología que nos rodea y que afecta, como las decía antes, a nuestra vida cotidiana. Y lo importante aquí es poner a la ciudadanía en el centro. En el centro en la ciudadanía. No en las empresas. No a la tecnología. En la ciudadanía en el centro.

Compartía el otro día una jornada también de reflexión con un político muy relevante progresista de nuestro país, con experiencia internacional de amplísima trayectoria y, en un ejercicio de simplificación útil al menos, me decía: “hay tres tipos de países en el mundo o podemos clasificar los países del mundo en tres tipos países, en tres categorías:

aquellos que tienen como prioridad máxima, como foco máximo de su prioridad política, la empresa, el mercado. A todos os viene a la cabeza qué tipo de países estaría en esta categoría.

Aquellos que tienen como foco principal de su tarea política el Estado. Todos tenemos también en la cabeza qué tipos de países hay en esta categoría.

Y aquellos que ponen en el foco principal de sus preocupaciones, el norte de su actuación política, los ciudadanos. Bueno pues, en materia de tecnología, los ciudadanos el primero. No el mercado, no el Estado, los ciudadanos y sus derechos lo primero. Me parece también que incluir el vocablo “ética” en el título de este seminario ya apunta en una dirección que, al menos yo, quiero decir que comparto.

La tercera cuestión que quería compartir con ustedes es que estamos en una cuarta revolución industrial y allí la inteligencia artificial juega un papel de facilitador muy importante, de acelerador de esta cuarta revolución industrial. Bueno, todo lo que sea generar prosperidad va bien, y las revoluciones industriales ayudan a generar prosperidad, pero no perdamos de vista tampoco la reconfiguración de las relaciones laborales que esto conlleva.

Y no olvidemos también los derechos de las personas, poner a las personas en el centro, generar prosperidad con trabajos de valor añadido, con ocupación de calidad. En ese sentido, me van a permitir, manifestar mi orgullo, no mi apoyo, mi orgullo, a la línea de trabajo que ha seguido el gobierno español, el gobierno de Pedro Sánchez, en materia de reforma de mercado laboral, de defensa de los derechos de los trabajadores. Alguien decía que esto iba a acabar con la prosperidad y nada de eso ha ocurrido, por el contrario, nunca en España hubo tantas personas trabajando – 20 millones 400 mil personas – como hay hoy.

La cuarta cosa que quería compartir con ustedes es que todo esto de la inteligencia artificial, de los progresos tecnológicos, debe tener unos límites. Nosotros estamos a favor del progreso, de avanzar, de no tener por saber más, conocer mejor, poder tener tecnologías que nos permitan mejorar nuestras vidas, pero debe tener unos límites, límites éticos y límites de equidad. Y estos límites los deben discutir, fijar y poner las instituciones públicas. No las empresas, las instituciones públicas. Y vuelvo a enlazar con lo que les decía que en el centro de la acción de algunos países están los ciudadanos. No la empresa. No el Estado. Tienen que ser las instituciones públicas democráticas las que fijen límites, insisto, éticos y de equidad a estas tecnologías.

Miren, ustedes saben, luego me referiré a ello muy brevemente, tuve el honor de ser ministro del Gobierno de España. Recogió el testimonio de mí amiga María Luisa Carcedo y desempeñó la responsabilidad del Ministerio de Sanidad durante la época de la pandemia. Allí hablé con mucha gente, y hablé con un eminente doctor especialista en cardiología, muy reconocido internacionalmente, que desempeña su trabajo desde hace ya muchos años en Estados Unidos – dejaremos el número sin desvelar, porque tampoco quiero comprometerle – nacido en Cataluña .

Y hablé bastante a menudo con él, intercambiamos puntos de vista, y me dijo: “todo esto de la inteligencia artificial en sanidad, en medicina, es muy importante, ayuda mucho. Pero nunca, nunca sustituye la relación médico-paciente. Yo necesito ver a mí paciente y solo viéndole ya sé muchas veces lo que le pasa. Me pueden mandar no sé cuántos datos recopilados como no sé cuántas máquinas, con el teléfono, con el reloj… me pueden mandar todo, me pueden predecir… yo tengo que ver al paciente. Una conversación mía. Y la mitad – me dijo – de los casos que yo veo, la mitad, se resolven con una conversación”. Son angustias, son emociones. Hay límites. Ayuda mucho, pero hay límites. Las traslado esta anécdota que me hizo reflexionar.

Y la última cuestión que quería compartir con ustedes, creo que es casi obligado y de cortesía, bueno, pues hacer una breve referencia -estamos en Barcelona, ​​en Cataluña- a la situación de Cataluña. Cataluña ha pasado por unos momentos complicados en los últimos años. Afortunadamente yo creo que todos hemos reflexionado a partir de lo que hemos vivido. La pandemia, la situación de guerra en los valores europeos que estamos viviendo, estamos viendo la necesidad de ir juntos, de trabajar juntos, de avanzar juntos, de unir, no de desunir, de compartir valores cada uno expresando su punto de vista.

Bueno, Cataluña en materia de inteligencia artificial tiene buena ciencia, tiene magníficas universidades, tiene muy buenos investigadores, tiene empresas muy punteras. Le falta, simplemente, centrarse. Es necesario en Cataluña que las instituciones se centren. Se centran en lo que hay que estar centrados, que es en esto, acompañar a las instituciones, a la ciencia, a las universidades, al tejido industrial, al mundo académico, al poder desarrollar todo su potencial, que es mucho. Y, además, hacerlo siempre en colaboración con el resto de España y el resto de Europa. Por eso también les gusto mucho que hagamos este seminario hoy, aquí, en Barcelona, ​​capital de Cataluña, porque también es una interpelación en la sociedad catalana, en poner su mirada y su foco en cuestiones que son muy relevantes y en las que, yo creo, lo digo como toda la modestía, que Cataluña y España pueden decir mucho.

Y voy ya a dejarlo aquí y voy a dar paso con mucho orgullo y un honor para mí a María Luisa Carcedo. Ya nos conocíamos, porque compartimos militancia política y, en fin, el destino quiso que yo tuviera que sustituirla o relevarla en el ministerio de Sanidad pocas semanas antes de que nos viniera la pandemia de la covid.

Y debo decir dos cosas simplemente de María Luisa Carcedo que creo que retratan muy bien su forma de ser, su carácter persistente, tenaz, su socialismo profundo. En la toma de posesión como ministro – fue compartida con el vicepresidente Pablo Iglesias y con el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, nos repartimos entre tres asumir todas tus competencias – ella recibió un aplauso cerrado que a mí me impresionó. El aplauso no era de periodistas, el aplauso era del personal del ministerio. Todo el personal. La sala estaba a rebosar y le hicieron un merecido homenaje a María Luisa. Me acuerdo perfectamente de ese día y de tu emoción contenida.

Y luego, yo toda la pandemia la gestioné con su equipo. Había organizado, había puesto en marcha en el Ministerio de Sanidad, de una forma muy discreta, muy callada, un equipo que para mí fue fundamental para tratar de conducirnos con decencia durante unos meses muy complicados para España y para todo el mundo.

Así que María Luisa, es un placer que esté hoy en Barcelona, ​​en la sede de los socialistas catalanas, como presidenta de la Fundación Pablo Iglesias y tienes la palabra.

Muchas gracias.