De entrada puede resultar chocante ver ese espacio, que glosa a las grandes figuras del socialismo democrático, dedicado a un dirigente que militó gran parte de su vida en el movimiento comunista heterodoxo. Existen dos motivos bien justificados, por un lado, la evolución de Maurín y de sus compañeros que, después de la guerra, se alinearon claramente en las posiciones propias de la socialdemocracia, aunque en su caso sin militancia partidista; y, por otra parte, los militantes de la tradición política que fundó, desde diferentes vías, se incorporaron mayoritariamente a la fundación del Partit dels Socialistes de Catalunya, convirtiéndose en un ingrediente troncal. La desgraciada historia de la primera mitad del siglo XX, un momento de lucha de clases agudo que culminó con la terrible batalla contra el fascismo, no fue un obstáculo para que la mayor parte de estos militantes, una vez llegó la hora de la reconstrucción en Europa en 1945 y en España en la década de los setenta, se apresuraran a contribuir a la socialización.
Joaquim Maurín, nació en el pueblo de Bonansa (Huesca) en 1896 y estudió magisterio en Huesca empezando a ejercer de maestro en el Liceo Escolar de Lleida, una institución laica, en 1914. Fuertemente influido por el regeneracionismo de Joaquín Costa, inició su proceso de politización afiliándose a la Juventud Republicana y escribiendo en El Ideal, destacando pronto como gran escritor y elocuente orador. A raíz de la huelga de agosto de 1917, en una fase aguda de conflicto social en Cataluña, entró en contacto con el movimiento obrero leridano y con motivo del primer aniversario de la revolución rusa lo encontramos interviniendo en un acto en el Centro Obrero de Lleida. Ya fuertemente influido por el teórico del anarcosindicalismo francés Georges Sorel e impresionado por el crecimiento y la organización de la CNT se convierte en simpatizante del sindicalismo revolucionario y en 1919 participa en el II Congreso de la CNT en el Teatro Comedia de Madrid. Allí conocerá a Andreu Nin, que será un compañero indispensable en su trayectoria, y ambos se alinearán en el sector filobolchevique del sindicato. Devuelto del servicio militar a Lleida en 1920 es elegido secretario provincial del sindicato y redactor jefe de Lucha Obrera. Al año siguiente, con Nin, asistirán al Congreso constituyente de la Internacional Sindical Roja en Moscú, donde Nin permanecerá para ocupar un puesto dirigente.
Maurín devuelto a España, sufrirá la primera detención, y en 1922 a raíz de la ruptura de la CNT con Moscú funda los Comités Sindicalistas Revolucionarios y el diario La batalla en Barcelona, ingresando finalmente, en 1924, en el minúsculo Partido Comunista de España y convirtiéndose en secretario general de la Federación Comunista Catalano-Balear. Encarcelado por más de un año bajo la Dictadura, en 1927 se exiliará en París donde será corresponsal de la agencia soviética de noticias Tass y se casará con Jeanne Souvarine, su compañera de vida a partir de ese momento. Sin embargo, su relación con el PCE no era pacífica, se enfrenta a la línea ultraizquierda que marca el comintern estalinista y defiende la unidad obrera, comienza a tomar distancia de Moscú probablemente influido por su cuñado Boris Souvarine, uno de los fundadores del Partido Comunista Francés y uno de los primeros disidentes comunistas expulsado del PCF en 1924. El exilio de París y un entorno de intelectualidad marxista internacional le dotaron de una de las mujeres. El caso es que después de la proclamación de la República en 1931, ya devuelto a Barcelona, las discrepancias con la dirección del PCE se hicieron insalvables y Maurín, junto al grueso de la Federación Comunista Catalano-Balear, abandonan el PCE y crean un nuevo partido, el Bloc Obrer y Camperol. El BOC y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) a partir de 1935, cuando Nin ya había regresado de la URSS, fueron la obra política de Maurín que fue su alma y el principal dirigente hasta su detención en julio de 1936.
Los años de la República fueron los de una prolija producción política. Publicó tres libros: Los hombres de la dictadura (1930) La revolución española (1932), yo La segunda revolución (1935), que conforman el análisis político marxista más sistemático que la izquierda española había desarrollado hasta el momento y que han tenido una influencia de larga duración en su pensamiento. En síntesis, Maurín, ante la cuestión central del debate sobre si la burguesía española había completado la revolución burguesa contesta negativamente y afirma que, en consecuencia, todo movimiento revolucionario tendrá carácter democrático, ya que sólo la clase obrera estaría en condiciones de llevar a cabo esta segunda revolución. La idea central de Maurín es que será la clase obrera quien encabezará una revolución democrática que deberá resolver la cuestión agraria definitivamente y la cuestión nacional con la constitución de una Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas.
En este momento ya abiertamente enfrentado en Moscú, el POUM ha sido tachado de trotskista, en este sentido el propio Maurín en 1966 en el prólogo que escribió para la edición en Ruedo Iberico de La revolución democrática afirmará: “El BOC fue ideológicamente influido por Marx y Engels, por Lenin y Bujarin, muy poco por Trotsky y en absoluto por Stalin”. La oposición a las directrices de Moscú y al estalinismo serían una constante de sus posiciones que le llevarían a simpatizar y relacionarse con los sectores del socialismo europeo de izquierdas como El Independiente Labour Party (donde militaba George Orwell) o el Partido Socialista de los Trabajadores Alemán y donde militaba Willy lectuales socialistas como Luis Araquistáin.
El 18 de julio de 1936, mientras se encontraba en Galicia para dar un mitin, fue detenido, pero no identificado, lo que probablemente le salvó la vida. Mucho más tarde, cuando el régimen conoció su identidad, su esposa Jeanne y otros amigos y familiares pudieron moverse para evitar su ejecución. Finalmente, su tío, un influyente obispo franquista, obtuvo la convalidación de la pena máxima. Permaneció en las cárceles franquistas entre 1936 y 1948, cerca de un tercio de su vida. Un tiempo dedicado a la lectura y la reflexión. Su supervivencia le costó una de las campañas más ominosas del estalinismo, con acusaciones totalmente falsas de colaboración con el franquismo. Mientras él permanecía en prisión los acontecimientos históricos se precipitaron, primero con la conversión del golpe de estado del 36 en una larga guerra civil, y dentro de esa guerra se vivió la brutal persecución de que los agentes soviéticos condujeron contra el POUM, con el asesinato de Andreu Nin y el encarcelamiento de otros por el encarcelamiento de muchos y la encarcelamiento de muchos. Y después la catastrófica guerra mundial y la posterior división del mundo en dos áreas de influencia, la soviética y la estadounidense que dominó la Guerra Fría.
Cuando finalmente salió de la cárcel franquista y llegó a Nueva York, donde le esperaba su esposa Jeanne, tuvo que reconstruir completamente su vida. Lo hizo ganándose la vida como traductor o redactor y más adelante convirtiéndose en agente literario y creando el ALA (Agencia Literaria Americana), que distribuía artículos en español a toda Iberoamérica. Una empresa que empezó modestamente en torno a algunos amigos como Ramón J. Sender o Luis Araquistain, pero que llegó a gestionar las mejores plumas de la literatura americana, entre ellas la de los premios Nobel Pablo Neruda o Miguel Ángel Asturias.
Maurín no volvió a tener militancia política alguna, en parte probablemente por la necesidad de ganarse la vida en un país extranjero, en parte porque ya había concluido que la política del exilio era estéril, pero sí tuvo posiciones. En el exilio el POUM se había dividido en dos partes, el sector que siguiendo a Josep Rovira y Josep Pallach fundó en la Conferencia de Toulouse de 1945 el Movimiento Socialista de Cataluña, con un programa abiertamente socialdemócrata; y el sector que quiso conservar las siglas del POUM, y todavía entre ellos habría un sector partidario de mantener el programa revolucionario fundacional, como el secretario general Wilebaldo Solano, y otros muchos como Enric Adroher Gironella, que abocaron sus esfuerzos a la construcción del Movimiento Federal Europeo con un destacado protagonismo en la organización de de socialistas, monárquicos liberales y democristianos en la unidad contra Franco. A estos movimientos, Maurín que mantuvo siempre la relación con sus compañeros, se posicionó a favor de la opción que habían hecho los fundadores del MSC, y recomendó a los demás su ingreso en el PSOE. Sus posiciones, superado el período de entreguerras y la cruenta lucha social que le caracterizó, en un momento de construcción, se inclinaron por las opciones de la socialdemocracia europea, particularmente por la unificación del continente en términos democráticos.
De una manera natural, la mayor parte de sus antiguos compañeros, a través del MSC, y más adelante de sus dos ramas, el PSC (Congreso) y el PSC (Reagrupament), o desde el propio POUM, se reencontraron en el Partit dels Socialistes de Catalunya. Maurín murió en Nueva York en 1973, severamente debilitado por los años de prisión; sin embargo, si debemos hacer caso a su biógrafo Alberto Sabio, y sin tener que hacer ninguna ucronía, ya que los textos hablan por sí mismos, Maurín se había incorporado al socialismo democrático.
JFS