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Jean Jaurès (1859 – 1914)

18 de febrero 2021

Jean Jaurès (1859 – 1914)
Gran político y referente del pensamiento socialista, Jean Jaurès fue padre de la unificación del socialismo francés a principios del siglo XX y un firme defensor del pacifismo y del internacionalismo obrero.

Nacido en Castres (cerca de Toulouse) en el seno de una familia proveniente del campesinado que evoluciona hacia la burguesía de provincias, brillant alumno en la escuela en Castres y puro producto de la meritocracia republicana, Jaurès obtiene una beca que le permite trasladarse a París y acceder a la primera plaza en filosofía de la École Normale Supérieure en 1878.

Ya como profesor, Jaurès regresa de París y enseña inicialmente al liceo Lapérouse de Albi, y posteriormente con 23 años en la facultad de letras de la Universidad de Toulouse en 1882 para pronunciar conferencias.

Jean Jaurès entra en política a los 26 años como candidato republicano al departamento de Tarn en las elecciones legislativas de 1885, obteniendo escaño de diputado en el grupo de los republicanos opportunistas (también llamados “de gobierno”; estaban formados por la Gauche républicaine de Jules Ferry y la Union Républicaine de Léon Gambetta, y deben su nombre a que según su visión los cambios políticos y sociales se logran principalmente a través del ejercicio del gobierno.Defendían la enseñanza como principal instrumento de promoción social, y creían que los grandes principios de la Revolución Francesa no podían traducirse en hechos reales más que de forma progresiva (a diferencia de las distintas corrientes socialistas, no promueven cambios en la estructura económica que permitan una mayor igualdad material). Escribe en el diario radical La Dépêche de Toulouse, y publica en 1888 un artículo sobre la importancia de la escuela para el futuro ciudadano: la «Lettre aux instituteurs et institutrices» (Carta a los profesores y profesoras) que, como veremos más adelante, va fue de actualidad más de ciento treinta años después.

En 1889 no es reelegido, y retoma la enseñanza en la facultad de Toulouse a pesar de continuar igualmente su actividad política. Se convierte en concejal por la lista radical-socialista, y teniente dealcalde de instrucción pública (enseñanza) de Toulouse (1890-1893).

Sus trabajos intelectuales, su experiencia como electo local, y el descubrimiento de los ambientes obreros y de los militantes socialistas, le orientan hacia el socialismo. Precisamente cuando vive al margen de la vida política nacional, la huelga de los mineros de Carmaux de 1892 (en su región) se convierte para Jaurès en un momento decisivo por su papel como intelectual socialista de acción, siempre ligado a la realidad social del momento.

El conflicto deriva del despido de un obrero minero, dirigente sindical y socialista recientemente escogido alcalde de Carmaux. La excusa para su despido son las ausencias debidas a sus obligaciones como electo municipal. Los mineros le consideran una violación del derecho a sufragio universal y de los derechos reales de la clase obrera a participar en política, y se declaran en huelga. Como respuesta, el presidente de la República envía al ejército (1500 soldados) en nombre de la “libertad de trabajo”, y se posiciona en favor del patrón y contra los huelguistas.

En sus artículos publicados en La Dépêche, Jaurès apoya la huelga con gran decisión, acusando a la República de estar en manos de diputados y ministros capitalistas que privilegian los poderes financieros e industriales en detrimento del respeto hacia las personas. Bajo la presión de la huelga y del propio Jaurès, que resulta decisiva, el gobierno finalmente aceptó las reivindicaciones del derecho efectivo al sufragio universal de los mineros. La experiencia de la huelga le permite aprender de cerca la lucha de clases, y culmina así un viaje que le lleva de la intelectualidad burguesa y el republicanismo social hasta el pensamiento socialista que defendió y en el que va militar definitivamente.

Jaurès fue elegido por los obreros de la región para representarlos en la Cámara, siendo elegido diputado en 1893 como socialista independiente. Milita con gran fervor contra las lois scélérates (leyes que querían acabar con el movimiento anarquista), pero sobre todo defiende intensamente a los obreros en lucha, los vidrieros de Albi despedidos y que constituyen la vidriería obrera de Albi, primer gran ejemplo de empresa autogestionada.

En este primer mandato, Jaurès se significa también como el que será uno de sus principales rasgos de identidad: el pacifismo militante. Lucha contra la indiferencia europea y francesa ante la masacre de los armenios en Oriente Medio en 1896, nada menos que diecinueve años antes del genocidio de 1915.

 

Asunto Dreyfus

Al inicio del famoso caso Dreyfus, en 1894, Jaurès cree en la culpabilidad del capitán de origen judío Alfred Dreyfus, acusado de traición y espionaje en favor de los alemanes. Posteriormente, desde el momento en que comienzan las dudas sobre la veracidad de pruebas y testigos, en pleno linchamiento público del acusado, Jaurès se compromete como verdadero defensor del militar y se suma a quienes, como el escritor Émile Zola, autor de la histórica carta abierta al presidente de la República “J'accuse… !”, denuncian la arbitrariedad con lo que se le juzga y condena injustamente, mientras que se absuelve al verdadero militar traidor Esterházy.

Para Jaurès, el caso no es sólo una cuestión de justicia individual sino también y sobre todo de respeto hacia la humanidad en sí misma. Como intelectual y político comprometido con la verdad y la justicia, se enfrenta a la mentira y al arbitrario de las grandes instituciones de la tercera república, especialmente el ejército que pretende disponer de su propia justicia. Jaurès sigue el ejemplo de los primeros socialistas pro-dreyfus, en contraposición de aquellos socialistas para los que Dreyfus no es más que un oficial burgués y no vale la pena ningún esfuerzo por encontrar la verdad y establecer la justicia. Jaurès escribe la obra Les Preuves (Les Pruebas) en defensa del oficial y defiende que si Dreyfus ha sido ilegalmente condenado y si es inocente, tal y como el autor demostrará en sus páginas, ya no se trata del hecho que sea un oficial o un burgués, ya no debemos verlo como miembro de una clase determinada: se trata de la humanidad en sí misma y, sin contradecir ni mucho menos los principios del socialismo y de la lucha de clases , es necesario escuchar el grito de nuestra piedad. Según Jaurès no estamos obligados, por mantenernos en el socialismo, de salirnos del humanismo.

Pacifista comprometido con la justicia y la verdad, Jaurès es el intelectual y político en el que confluyen el pensamiento socialista y la acción política real, arraigado absolutamente en la realidad social de la época. Con el caso Dreyfus, además, Jaurès se convierte en un político de gran influencia nacional.

Sin embargo, pierde el escaño en las elecciones de 1898, se dedica al periodismo y codirige La Petite République, diario socialista republicano. Paralelamente, dirige Histoire socialiste de la France contemporaine (Éditions Rouff).

En 1902, Jean Jaurès participa en la fundación del Partido Socialista Francés y recupera el escaño de diputado, que revalida por otros tres mandatos y ya no perderá hasta su muerte. Participa en la redacción de la ley de separación de las iglesias y el Estado, y defiende el proyecto de un impuesto sobre la renta inexistente hasta entonces con el que los contribuyentes aportan en función de sus ganancias.

 

Fundación de L'Humanité y unificación del movimiento socialista

En 1904, Jaurès funda el diario L'Humanité, que dirige también hasta su muerte. Sus colaboradores no son periodistas sino intelectuales con los que viene de ganar importantes combates ideológicos, como el derecho de la clase obrera a la participación política y el sufragio universal, la justicia vuelta al capitán Dreyfus, o la libertad de conciencia en el gran debate que provocó la ley de separación de las iglesias y el Estado.

Definido como Quotidien socialiste (diario socialista), Jaurès lo utiliza como catalizador en favor de la unidad socialista. Ésta llega en 1905, en tiempos de la Segunda Internacional (Internacional Socialista o Internacional Obrera), con la creación de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), que agrupa las diferentes sensibilidades socialistas del país.

Jaurès comparte la dirección de la SFIO con Jules Guesde, de pensamiento marxista ortodoxo. La nueva formación, de vocación internacionalista, hace suya la lucha de clases. En pro del acuerdo, Jaurès acepta dejar de apoyar al gobierno burgués del momento, pero logra insertar a la SFIO dentro de la democracia parlamentaria, ensanchar su base y apoyo popular, y hacer crecer su representación en la cámara de los diputados.

 

Pacifismo

Los últimos diez años de su vida, Jean Jaurès se dedica intensamente a combatir la guerra que se veía a venir inevitablemente, muy preocupado ante la ola del nacionalismo y los conflictos crecientes entre las grandes potencias. Pacifista, pero apasionado de los temas de defensa y estrategia militar, publica La nation armée – que inspiró a Ho Chi Minh – donde teoriza sobre la necesidad de un ejército defensivo, de milicias, integrado en la sociedad civil.

Pese a que en 1914 trae inicialmente buenas noticias (fin de la guerra de los Balcanes, éxito de los socialistas en las elecciones en Francia), el atentado de Sarajevo el 28 junio en el que un nacionalista serbio asesina al archiduque François-Ferdinand, heredero del Imperio austro-húngaro, es el detonante de un nuevo conflicto bélico a gran escala.

Jaurès lucha en contra de los créditos de guerra (siempre defendió el voto en contra de éstos en el parlamento) y por reconducir la política del gobierno hacia el mantenimiento de la paz, y amenaza con la huelga general internacional si se declara la guerra, en línea con el posicionamiento de la Segunda Internacional. Asiste a la reunión urgente de su Buró en Bruselas, los días 29 y 30 de julio, con la intención de provocar la reacción de los dirigentes franceses y alemanes en favor de una desescalada en la tensión entre ambos países. El día 29 Jaurès y Rosa Luxemburgo son aclamados en un mitin masivo contra la guerra, al tiempo que el Buró socialista internacional hace un llamamiento unánime a manifestarse en toda Europa contra la guerra.

 

Asesinato

El pacifismo de Jaurès le convierte en objetivo de los nacionalistas. El 31 de julio de 1914, a lo largo de todo el día, Jaurès despliega una intensa actividad en la cámara a los diputados y al Ministerio de Exteriores para evitar el inicio de las hostilidades entre las potencias europeas. Al final de la tarde vuelve a La Humanidad para redactar un nuevo artículo en contra de la guerra. El momento de la pausa para cenar, en el Café du Croissant, es aprovechado por un estudiante nacionalista, Raoul Villain, por disparar mortalmente dos disparos contra él.

El asesinato facilita de facto el reagrupamiento de la izquierda, incluidos algunos socialistas que dudaban, y la huelga general no llega a declararse. La union sacrée (reagrupamiento de todos los sindicatos, movimientos, partidos políticos de la izquierda y de la derecha francesa en clave nacional, que tuvo su equivalente alemán) toma forma, y ​​los partidos socialistas de cada país acaban apoyando a sus respectivos gobiernos nacionales, que se preparan para la guerra. La Primera Guerra Mundial es ya inevitable: el 1 de agosto Alemania declara la guerra a Rusia, y el día 3 a Francia. El día 4 de agosto la SFIO, partido que Jaurès ayudó decididamente a nacer y crecer, vota a favor de los créditos de guerra y entra al poco tiempo en el gobierno de la union sacrée. 

El socialismo de Jean Jaurès une el pensamiento marxista y las tradiciones revolucionarias y republicanas francesas, y tiene una vocación indudablemente internacionalista. Su pensamiento es calificado a menudo como humanista y en constante referencia a la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano ya la Revolución Francesa. En él encontramos elementos marxistas, como el peligro de la concentración de capital o la necesidad de unidad del proletariado. Favorable en las leyes de protección social, defiende una colectivización voluntaria, parcial y no impuesta, así como la democratización de la propiedad privada (y no su destrucción o desaparición), simpatizando con los movimientos cooperativos.

Se rebela y denuncia el agravio que implica la gran miseria en la que vive el proletariado industrial y la insensibilidad social de la burguesía. Jaurès entiende el encaje del socialismo en el marco de la república parlamentaria.

Lejos de ningún tipo de sectarismo, los valores acreditados por Jaurès, su compromiso con la verdad, su pacifismo, su sentido de la justicia, de la lucha de clases y por la igualdad, la selva vocación internacionalista y su papel activo en todo momento, hacen de él una figura política y un intelectual arraigado en su sociedad de dimensión trascendental en Francia y en la Europa que vivió.

El pasado lunes 2 de noviembre 2020, Jean Jaurès volvía al centro de la actualidad francesa. Su “Carta a los profesores y profesoras” que escribió con 29 años, en 1888, fue leída en las aulas de todas las escuelas e institutos franceses como homenaje a Samuel Paty, profesor de Historia y Geografía en el instituto público de Conflans-Sainte-Honorine decapitado por un terrorista y que había sido amenazado en repetidas ocasiones por impartir clases de educación moral y cívica, hablar sobre la libertad de expresión y mostrar a los alumnos caricaturas de Mahoma.

FG

 

Algunas obras de Jean Jaurès:

¿Qué es el socialismo? Editorial Fayard/Pluriel y Fondation Jean Jaurès, 2019 (ISBN 978-2818506035). Compilación de dos textos inéditos hasta hace poco. Idioma: francés.

Histoire socialiste de la Révolution française. Hachette Livre – BNF, 2018. (ISBN 9782329044828). Idioma: francés.

Seamos laicos: educación y laicidad, Trama Editorial, 2012 (ISBN 9788492755523). Idioma: castellano.

Biografía recomendada:

Jean-Pierre Rioux, Jean Jaurès. Editorial Perrin, 2014 (ISBN 9782262028268). Idioma: francés.