Según los autores, hemos entrado en la cuarta fase del desarrollo de la extrema derecha después del fin de la Segunda Guerra Mundial, consistente en su normalización y en la incorporación de sus puntos de vista en el debate político. En la fase anterior (la tercera) los partidos y las posiciones de extrema derecha eran marginales, la inmigración era un tema que no aparecía en la agenda política y los partidos de extrema derecha estaban fuera de los gobiernos nacionales.
Pero esto ha cambiado radicalmente en esta nueva fase, que ha situado a la extrema derecha como un factor relevante de la política europea, en especial por su poder para condicionar la formación de coaliciones de gobierno, según indica el experto italiano Giovanni Sartori. De forma directa, algunos partidos de extrema derecha, como el FPÖ austríaco, ahora se consideran miembros aceptables de una coalición, e indirectamente porque pueden condicionar la formación de coaliciones no deseadas pero necesarias para mantenerlos fuera del gobierno. Por otra parte, también condicionan las políticas que plantean otros partidos y gobiernos de los que no forman parte.
Esto no se debe a la existencia de crisis puntuales que explicarían el crecimiento de los partidos de extrema derecha, sino que son consecuencia de cambios estructurales debido al desarrollo de sociedades multiculturales que provocan una reacción "nativista" y reaccionaria en partes significativas de la población. Estas actitudes alimentan el apoyo electoral a los partidos de extrema derecha y no parecen disminuir en poco tiempo.
Los resultados electorales de los últimos años han demostrado que ningún país está inmunizado contra la extrema derecha y que la normalización de sus argumentos y la adopción por parte de los partidos de la derecha clásica no reduce el apoyo electoral de los partidos extremistas y favorece que el marco mental sea el suyo. Al mismo tiempo, tampoco sirve denunciar el peligro que representa a la extrema derecha, si los partidos tradicionales no tienen la capacidad de presentar alternativas viables y atractivas a los temas planteados. Además, los estudios académicos han demostrado que la normalización de los argumentos de extrema derecha no ha servido para moderar a los partidos de extrema derecha, sino para radicalizar a los partidos de derecha.
Por todo ello, la conclusión de los autores es que los partidos tradicionales deben alejarse de la extrema derecha y establecer una agenda política propia, sin ignorar temas como la inmigración, la criminalidad o la corrupción, pero con medidas que defiendan las minorías y sirvan para fortalecer la democracia.
F.G.L.
Cas mudde (Geldrop, 1967) es un politólogo neerlandés especializado en el estudio de la extrema derecha y el populismo. Licenciado y doctorado en la Universidad de Leiden en 1998 con una tesis sobre la extrema derecha, desde 2012 es profesor de Relaciones Internacionales Stanley Wade Shelton UGAF y profesor de investigación en la Universidad de Georgia (EE.UU.). Entre las obras más recientes destaca La ultraderecha hoy: España en perspectiva comparada (CCCB, 2024).
Gabriela Greilinger es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Ámsterdam y actualmente es estudiante de doctorado en la Universidad de Georgia. Su campo de estudio es la extrema derecha en Europa.