El pasado 25 de agosto se aprobó definitivamente la modificación de la Ley de la Ciencia e Innovación y lo que, a priori, debería haber sido un trámite de consenso y avance para el sistema de ciencia español, acabó siendo, lamentablemente y una vez más, un proceso de semi negacionismo de las derechas. Y digo semi negacionismo porque, en este caso, era tanto el consenso externo que no tuvieron ni el valor de votar en contra, aunque sus gesticulaciones en tribuna fueran muchas. ¡La ley se aprobó sin ningún voto en contra!

Que la ciencia en nuestro país ha sido socialmente reconocida es un hecho indiscutible, y que este reconocimiento se vio incrementado de forma exponencial durante la pandemia, donde los avances científicos han permitido salvar a millones de vidas, es evidente.

Pero es igual de cierto que las administraciones públicas no siempre han estado al nivel que se merecían nuestros científicos y científicas.

El cambio era necesario y el compromiso firme. El Gobierno de Pedro Sánchez elaboró ​​una buena ley trabajada con el mundo científico y los grupos parlamentarios. Acordando, dialogando y pactando. En resumen, haciendo política para que esta ley no fuera una ley solo del Gobierno, sino que fuera una ley de todas y todos los investigadores.

Esta ley venía a dignificar no sólo la ciencia, sino la carrera del personal científico de nuestro país, y ¿Quién no estaría de acuerdo en eso? ¿Quién le puede decir a Julia que, a sus 40 años, un doctorado en biomedicina y una estancia de cuatro años en un centro puntero en Londres no tiene derecho a tener una estabilidad laboral? ¿Quién puede pretendre que los científicos y científicas de nuestro país no tengan las mismas condiciones de estabilidad laboral que el resto de trabajadores y trabajadoras consiguieron con la reforma laboral? Alguno se aventurará a responder que nadie, pero les contaré algo que las sorprenderá (o no porque es más de lo de siempre): la derecha y la ultra derecha de este país decidieron precarizar a una parte del personal científico. El afán de recortes del PP no tiene límite, ¡recortan cuando gobiernan y ahora también intentan retallar cuando están en la oposición!

Pero la mayoría progresista con el Grupo Socialista al frente, evitó el retroceder que las propuestas de las derechas implicaban y consiguió nuevas medidas de progreso.

Las derechas hicieron de la precariedad un modo de vida, pero el día 25 no permitimos que la ciencia fuera una isla de precariedad en un mercado laboral cada vez más estable.

Porque no existía una dicotomía entre dignidad laboral y equilibrio económico, esta dicotomía es la eterna mentira de la derecha cuando pretende aplicar recortes en derechos laborales.

El partido socialista ha sido valiente legislando, sin importar las posibles presiones externas de algunos grupos de poder y buscando el progreso de la ciencia de nuestro país. En esta línea hemos venido trabajando en muchos ámbitos y debemos seguir legislando. Por el bien común, por el progreso, marcando una línea clara y de izquierdas, apartando de nuestra línea política a todos aquellos que quieran desdibujarnos.

La ciencia ha salvado muchas vidas, nos ha permitido progreso social, nos ha generado un sentimiento de orgullo de país gracias a los muchos grupos de investigación punteros que tenemos. Ellos han estado a la altura con creces, por vocación, por compromiso. Ya era hora de que nosotros las devolviéramos mínimamente ese compromiso. Más estabilidad, más dignidad y más presupuesto.

Seguiremos trabajando de la mano del personal científico para seguir avanzando.

Sandra Guaita. Diputada en el Congreso