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"Una mirada de izquierdas de la transición energética". Por Héctor Santcovsky y Xavier Sabaté.

2 de febrero 2023

"Una mirada de izquierdas de la transición energética"
Incorporamos a los documentos del debate sobre la Energía, este análisis de la Nota Quincenal, firmada por Héctor Santcovsky, director del Área de Desarrollo Social y Económico del Área Metropolitana de Barcelona y Xavier Sabate, concejal de Transición Ecológica en el Ayuntamiento de Flix.

 

1 – El contexto de la realidad energética.

La vida en nuestro planeta ha podido desarrollarse y existir merced de las reacciones termonucleares que se dan, de forma ininterrumpida y desde hace millones de años, en el Sol. Con las únicas excepciones de las energías de origen geotérmico y de las derivadas de la fisión nuclear de los átomos de uranio, plutonio y otros elementos radiactivos, el resto de la energía que hoy consumimos toma su origen en la fusión nuclear de átomos de hidrógeno en la superficie solar. En algunos casos, como es el de los combustibles fósiles, esta energía se almacenó, debido a la fotosíntesis, en los vegetales que poblaban la Tierra hace millones de años (los más antiguos) cuando se convirtieron en carbón y petróleo.

La irregular distribución de los yacimientos de estos recursos energéticos fósiles sobre la superficie terrestre sumada a las enormes diferencias en el consumo de energía per cápita (sumando el consumo individual -tanto en los hogares como en el derivado de nuestro tipo de vida- con los consumos de la industria y de los servicios colectivos) en las diferentes regiones del mundo hacen que en estos momentos en la UE nos encontremos en una situación de déficit energético en la que dependemos esencialmente, para abastecernos, de Rusia y de los países del Golfo Pérsico. También grandes consumidores deficitarios de energía, como China e India, se encuentran en situación de dependencia energética de terceros países.

y en este contexto geoenergético y geopolítico que los compromisos alcanzados por el conjunto de países participantes en la conferencia COP-26 (Glasgow-2021) adquirieron una especial importancia por el firme y riguroso paso de la UE (uno de los principales consumidores de energía) para descarbonizar intensamente nuestra actividad en el horizonte del año 2030. El peso de este posicionamiento en la actual guerra energética, no sólo por derivación de la invasión rusa de Ucrania, sino también por el alineamiento de los principales países exportadores ( la llamada OPEP+) con los intereses de Rusia por mantener muy altos los precios de los combustibles fósiles, seguramente nos la contarán los historiadores a la luz de lo que significó para los mercados mundiales de exportación de energía empezar a ver cómo se les ponía un término corto en sus expectativas de negocio. Entretanto, como describía con acierto Martin Sandbu en el reportaje sobre la crisis de la energía y la masiva transferencia internacional de riqueza, publicado en Financial Times el 1 de septiembre de 2022, los mayores beneficiarios de los altísimos precios de la energía durante el pasado año han sido Noruega, China, Indonesia, Canadá y Australia.

Los principales caminos con que cuenta la UE para disminuir nuestra dependencia energética son tres, que además habrá que combinar y hacer evolucionar en los próximos años:

  • Convertirse en más eficientes en todas las escalas del consumo de energía (viviendas con menor huella energética, menor generación de residuos y mejora de su reciclaje, más transporte colectivo, cambios hacia procesos industriales con menor impacto ambiental y menor consumo energético, etc .).
  • Aumentar notablemente las instalaciones de producción de energías renovables (fotovoltaicas, eólicas, geotérmicas, de biomasa, etc.) y las capacidades de almacenamiento y distribución de la energía (pilas de hidrógeno, hidrolineras, red de hidroductos, almacenamiento gravitatorio, etc.). Además de potenciar las instalaciones de autoconsumo con, entre otras medidas, el aumento del radio de interconexión de las mismas.
  • Aumentar notablemente las inversiones en la investigación y desarrollo de nuevos fondos de energía. Dentro de este último camino las investigaciones en marcha, desde hace más de siete décadas, para encontrar fórmulas que permitan obtener energía segura, barata y prácticamente inagotable a partir de las reacciones termonucleares de fusión (reproduciendo de forma confinada y controlada las que se dan de forma natural en la superficie del Sol) se encuentran a punto de cambiar de etapa para entrar, a partir del proyecto ITER en estos momentos construyéndose en la población francesa de Cadarache, en su experimentación funcional a gran escala en finales de 2025.

Estos esfuerzos deberán acompañarse con el esfuerzo por aprovisionar convenientemente en la UE de las materias primas necesarias (litio, tierras raras, fósforo, etc.) para llevar a cabo los cambios energéticos, tecnológicos y sociales necesarios.

 

2 – La dimensión del problema

No se trata, pues sólo de cambiar la forma de generar energía eléctrica; es mucho más que todo esto. Además de cambiar los combustibles fósiles y el uranio que utilizamos para generar electricidad, debemos cambiar también todos los combustibles que utilizamos por la movilidad y por la actividad económica que en buena medida también son fósiles

hoy en Cataluña importamos el 90% de la energía que consumimos. Las dimensiones de las necesidades son enormes. En nuestro caso estamos hablando de unos 200.000 millones de euros, según el último informe del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña para alcanzar una Cataluña 100% renovable como dice la ley de cambio climático aprobada por una amplísima mayoría en el Parlament de Catalunya en 2017. 

El plan catalán  PROENCAT 2050, prevé pasar del actual 24% de usos eléctricos hasta el 80%. Es decir, necesitamos generar mucha más electricidad porque es mucho más eficiente y así disminuiremos la cantidad de energía que ahora consumimos, a la vez que al hacerlo con fuentes renovables dejaremos de emitir gases de efecto invernadero entre ellos más preocupantes son el CO2 que es lo que más contribuye al calentamiento del planeta pero aún más los óxidos de nitrógeno y las partículas que son los que más efecto en directo afectan a nuestra salud y al conjunto de la biodiversidad.

Otro indicador clave es el de las muertes prematuras cada año a causa de la contaminación atmosférica: 8 millones en todo el mundo y cerca de 4.000 en el área metropolitana de Barcelona. Por otro lado, millones de personas padecen enfermedades respiratorias algunas de ellas crónicas de por vida.

por tanto, debemos disminuir la cantidad de energía que consumimos y ser más eficientes en el consumo energético. Sin embargo, el gran reto es la producción de energía renovable. Cataluña tiene un gran déficit en esta materia; vamos a la cola y hace falta un gran esfuerzo. El nuevo modelo basado en renovables significa ocupar territorio. En el caso de Cataluña, el PROENCAT2050 fija un 2,5%; es decir, unas 70.000 hectáreas. El gobierno socialdemócrata alemán -con menos potencial renovable que nosotros- ha fijado un 3% de su territorio -un millón de hectáreas-. Esto ya cambia tendencias de localización de actividades económicas que empiezan a situarse dónde está y será más barata la energía, que es allí donde se produce y no es necesario transportarla.

La transición energética también necesita de un aprovechamiento exhaustivo de los residuos de todo tipo y muy especialmente de los residuos orgánicos tanto los generados en los hogares como los de la industria agroalimentaria, los de las granjas o los provenientes de la biomasa. Esto, transformado en biometano, puede suponer hasta un 50% de los consumos actuales del gas que necesitaremos para aquellos usos sobre todo industriales que requieren altas temperaturas y de movilidad pesada, marítima y aérea.

finalmente, para cuando no dispongamos de energía renovable, necesitaremos almacenar energía en grandes cantidades, con la llamada gravitatoria -agua (como la central reversible de Capdella, en el Pallars) y minerales-, baterías y gases renovables. Para guardar energía y sustituir fósiles y uranio, ocupará un lugar muy importante el hidrógeno verde llamado así porque se usa energía renovable y agua para obtenerlo y por tanto, no libera emisiones nocivas ni deja residuos. En contraposición, el hidrógeno gris proveniente del gas fósil libera grandes cantidades de CO2 cuando se produce. El reciente acuerdo entre los presidentes de Portugal, España y Francia de construcción de un hidroducto (con el posterior acuerdo que también servirá para conectar el centro de Europa y Alemania) entre Barcelona y Marsella otorga a Cataluña un papel muy importante que podremos aprovechar mucho mejor si generamos energía renovable suficiente pero de momento estamos muy lejos.

 

3 – Un modelo de izquierdas

Hasta aquí las distintas opciones políticas están más o menos de acuerdo. La derecha ha sido refractaria a iniciar la transición energética porque ha estado dependiente de las grandes corporaciones energéticas que han querido exprimir hasta el final el viejo modelo centralizado en pocas manos y amortizar sus inversiones en combustibles contaminantes y peligrosos hasta el último momento . Ahora ven que es imprescindible un cambio hacia energía renovable. Pero en la construcción y gestión del nuevo modelo las diferencias se acentúan.

porque desde la izquierda nos preocupa que nadie quede atrás y que la disponibilidad económica no sea un freno para acceder a la energía en condiciones de igualdad. En los últimos años ha crecido exponencialmente el índice de pobreza energética en Cataluña. Pero la energía es un derecho sin el cual no existe posibilidad de tener una vida digna y es injusto que en función del poder adquisitivo unos tengan más acceso a la energía que otros. Dicho esto sin olvidar que, de forma progresiva, está creciendo el consumo de energía para actividades que hasta hace poco los ecosistemas planetarios tenían capacidad para resolver de forma natural: la depuración de las aguas con contaminación orgánica y química (también la creciente necesidad de desaladoras para suplir las crecientes sequías), la energía necesaria para la agricultura bajo plástico y, cada vez más, la energía usada para depurar el aire que respiramos.

Si hasta ahora hablar de equidad en la distribución de la riqueza hacía referencia a la igualdad en el acceso a los bienes de consumo, a la vivienda, a los servicios públicos, etc., desde hace varios años esta idea de equidad se ha hacer extensiva a garantizar unas condiciones básicas para la vida a todo el mundo y en todo el planeta.

Por la economía y por la propia vida de las personas, la energía debe ser una prioridad como elemento de equidad, de igualdad de oportunidades y de calidad de vida y en el nuevo modelo de transición energética, basado en renovables, se conjuga la mejora del entorno por reducción de la contaminación, la dinamización de la economía haciéndola más justa, igualitaria y próspera y una nueva forma de entender la economía vinculada al consumo energético muy basado en las comunidades, en la autogeneración , en la producción distribuida y en el trabajo por el bien común.

Los recursos naturales como el agua, el viento, el sol o el subsuelo de donde queremos y podemos obtener la energía renovable y no contaminantes son de todos y es difícil entender cómo desde posiciones políticas de la derecha se piense más en el negocio que en el bien básico que, desde un punto de vista de izquierdas, está por encima de todo un derecho.

Debemos contar con el sector privado que aporta capital, cultura empresarial y know-how útil por el progreso colectivo pero mejor en régimen de colaboración y concertación entre el mundo empresarial, la administración, la sociedad civil y la propia ciudadanía. Por eso debemos trabajar en fórmulas de colaboración y de control como está haciendo el gobierno socialista de España y todos los gobiernos progresistas de todas partes.

Por último, debemos cambiar de modelo de producción y de consumo para reducir las necesidades energéticas. Esto significa cambio de hábitos y una verdadera revolución cultural de la que los socialistas debemos ejercer liderazgo desde todos los niveles de gobierno, y por eso ser activos sobre todo en los gobiernos locales y autonómicos.