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El Gran Apagón. El eclipse de la razón en el mundo actual – Cruz, M.(Galaxia Gutenberg, 2022)

1 abril 2023

El Gran Apagón. El eclipse de la razón en el mundo actual
Os recomendamos la lectura de esta reseña, elaborada por Francisco García Lorenzanade Pensament Socialista sobre el libro El Gran Apagón, del filósofo y político Manuel Cruz. Editado por Galaxia (Gutenberg).

Si el siglo XVIII recibió el número de Siglo de las Luces por su afán al examinar todos los aspectos de la realidad bajo la luz de la razón, parece que el siglo XXI está empeñado en deshacer el camino y renunciar al uso de la razón.

Nada menos que renunciar al uso de la razón para afrontar los retos personales y colectivos a los que nos estamos enfrentando en estas primeras décadas del siglo. Esta renuncia a la razón y la sustitución por la emotividad ha provocado la polarización de la sociedad y tiene profundas implicaciones políticas y sociales, y nos conduce hacia una sociedad del espectáculo en la que prevalece la confrontación de opiniones y puntos de vista irreconciliables.

Manuel Cruz profundiza en este ensayo la disección de la realidad actual con el objetivo de fijar sus causas, esclarecer sus consecuencias y plantear la posible evolución del mundo que nos ha tocado vivir. Su punto de partida puede parecer provocativo, al firmar con rotundidad que el siglo XXI se caracteriza por un abandono de la razón como herramienta principal para el análisis de la realidad y su sustitución por una emotividad identitaria que dificulta el debate y el intercambio de ideas en el espacio público. El debate se ha transformado en una sucesión de monólogos, cada vez más estridentes y más vacíos de contenido, en la que no se pretende alcanzar un acuerdo, sino que se juxtaponen identidades incompatibles entre sí.Me gusta , fomentan y animan la confrontación sobre temas en el fondo de poca trascendencia y que se centran en las llamadas "guerras culturales" en lugar de los problemas reales que afectan a miles de ciudadanos.

Esta presencia cada vez más reducida de la racionalidad en el espacio público no quiere decir que la razón haya desaparecido de todos los ámbitos porque, en palabras del autor, “no escasean ni mucho menos a los actores racionales que calculan la mejor manera de defender sus intereses, aunque soslayando, eso sí, la discusión racional en la esfera pública”. Esto implica que se está imponiendo de forma desmedida la racionalidad instrumental por encima de la racionalidad deliberativa.

Según Cruz, la racionalidad se ha sustituido en el espacio público por la emotividad, que se manifiesta, sobre todo, en dos rasgos característicos: por un lado, la entronización de las víctimas como encarnación del bien, en el sentido de que el hecho de ser víctimas de algo concreto (terrorismo, violencia de género, etc.) convierte a la persona en un ser inmaculado, sin tacha, a quien no se le puede reprochar nada en otros aspectos de su vida. Paralelamente, este fenómeno ha provocado la “victimización” de todos y de todo, de modo que todo el mundo se define como víctima, es decir, en intocable, frente a lo que considera una agresión, sea real o ficticia. Si la víctima siempre tiene razón, no existe ningún debate posible.

El segundo elemento definitorio es la definición de la “identidad” como un valor absoluto, que se define a partir de la adscripción emocional de cada persona al grupo que considera propio y que muchas veces se define por actitudes u opciones de vida que resultan indiscutibles para quienes se definen y que provocan la aparición de indignaciones por cualquier opinión que ponga en cuestión esta identidad.

Este empobrecimiento del recurso a la racionalidad para analizar y definir la realidad ha provocado el vaciado de contenido del debate en el espacio público, al que han contribuido en buena parte los políticos, pero también han jugado un papel primordial los medios de comunicación, tradicionales y nuevos, que han contribuido a la banalización del debate, prevaleciendo la captación de audiencias a través del espectáculo de la confrontación. Políticos y medios se han retroalimentado en este proceso, por lo que, según el autor, los políticos se han acabado convirtiendo en el departamento de producción de contenidos de los medios, a la vez que estos fijan la agenda de los temas que deben tratarlos primeros.

Un aspecto importante del ensayo es la reflexión sobre una parte de la izquierda que se ha dejado arrastrar por las guerras culturales, olvidando en gran parte el objetivo de transformación de la sociedad en favor de las clases medias y trabajadoras y el planteamiento de debates sobre derechos que, sin dejar de ser importantes, tienen una trascendencia menor y han descolocado parte de su electorado tradicional. En este ámbito, la derecha e incluso la ultraderecha, se han sentido más cómodos y han sabido conectar mejor con la sensación de perplejidad y confusión de las clases populares, y una cierta izquierda ha caído en la descalificación de esta actitud en lugar de tomarla como un toque de atención y un señal de alarma frente a la deriva adoptada.

En definitiva, es un texto que debe leerse con atención y con el afán de volver a utilizar la racionalidad y dejar de lado la emotividad como herramienta esencial del pensamiento.

Este libro se inscribe en la análisis de la crisis de la sociedad y la democracia contemporánea que es el hilo conductor de las últimas obras y casi podría decirse que éste forma un díptico como el libro anterior Democracia: la última utopía. Se trata de una obra densa y que ofrece una imagen inquietante de la sociedad, la política y los medios de comunicación actuales, profundizando en las causas de la situación actual y en las consecuencias que puede tener miedo la permanencia de la democracia y, sobre todo , por el papel que debe jugar la izquierda en este panorama. No es un libro para leer de repente, sino que invita a una lectura lenta y pausada, para reflexionar sobre los temas que se plantean. Este ritmo se viene facilitado por capítulos largos pero muy subdivididos en apartados temáticos de entre cinco y diez páginas, que permiten encapsular las ideas y que el lector pueda utilizar la razón para su evaluación. Una lectura enriquecedora y necesaria.


Referencias bibliograficas
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Figurán en notas a pie de página, que no dificultan la lectura del texto. El libro no tiene una bibliografía, que habría sido útil para acceder con mayor facilidad a las fuentes y obras citadas por el autor.

FGL

Manuel cruz (Barcelona, ​​1951) es catedrático de Filosofía Contemporánea, y autor de más de treinta libros y compilador de quince volumenes colectivos. Ha obtenido los premios Anagrama de Ensayo 2005 por Las malas pasadas del pasado , Espada de ensayo 2010 por Amo, luego existo , Jovellanos de Ensayo 2012 por Adios ,. Colabora habitualmente en periódicos españoles (El País, La Vanguardia, El Periódico…) y extranjeros (Clarín), además de participar en programas de la Cadena Ser y Catalunya Ràdio. Fue diputado en el Congreso por el PSC (2016-2019) y desde 2019 es miembro de Senado, y fue presidente de esta cámara en 2019. Ha recogido su experiencia en el mundo de la política en el libro Transeúnte de la política .

Enlaces

Entrevista a Manuel Cruz (ETHIC)

Entrevista en Manuel Cruz (Crónica Global)