El XNUMX de octubre celebramos el Día del docente. Etimológicamente, docente viene del latín doceo qué es enseñar, manifestar. Pero por los tiempos que corren nos significa mejor educo: educar con el sentido de criar, cuidar, nutrir para hacer crecer. En la primera acepción, el docente es el sujeto que imparte conocimiento; en la segunda, el sujeto educante es el protagonista. La figura del docente ha ido cambiando a lo largo de la historia según la sociedad en la que ha desarrollado su oficio. Según la LOMLOE, el perfil de los maestros o profesores se acerca más a educo, ese nutrir que es fomentar, estimular para que los alumnos elaboren su aprendizaje.

Educar es una función interpersonal con un elemento central que es el lenguaje y la capacidad que el niño y el joven tienen de imitar los comportamientos ya sean de los maestros, padres o pantallas que se han introducido como elemento que a veces distorsiona . La pandemia hizo aumentar la digitalización y la presencia del profesor en pantalla, distanció la interacción con el alumnado y también entre ellos, aparte de aumentar la brecha social. La labor de los docentes es ingente para salvar esta etapa y necesita la colaboración de toda la comunidad educativa, sobre todo de la administración para invertir en recursos.

Como dice Juan Manuel del Pozo: cuando la sociedad todavía no alcanza niveles suficientes de compromiso activo, los bonos docentes son aún más necesarios para compensar ese déficit de entorno. Ahora estamos en un momento de éstos. La falta de compromiso activo de la sociedad con la educación hace que reivindiquemos a los docentes, maestros, profesorado responsable con su labor, como pilar del sistema educativo de nuestro país.