Quiero aprovechar estas últimas horas del año 2022 para compartir con vosotros una reflexión a modo de balance de este año que acabamos, pero, sobre todo, para reflexionar sobre lo que está por venir, sobre el futuro de Cataluña.

Vivimos un tiempo difícil, complejo, con una guerra en las puertas de Europa. Si miramos atrás, podemos sentir un orgullo de cómo Catalunya ha sabido sobreponerse a estas dificultades. Y si miramos adelante, creo que podemos tener un sentimiento de esperanza.

He viajado por todo el territorio a lo largo de este 2022 y he podido constatar que Cataluña tiene una enorme capacidad de resistencia porque tiene unos cimientos sólidos, construidos a lo largo de generaciones que nos hacen sentir orgullosos de nuestras tradiciones. He visto también en cada esquina y en cada rincón unas tradiciones arraigadas que conviven con una capacidad de innovación y adaptación a los nuevos tiempos.

Las empresas, el tejido industrial, la academia, la cultura, el asociacionismo, el mundo municipal son fuertes y se han revelado contra la inercia y han dicho suficientemente a la parálisis. La verdadera fortaleza de Cataluña son las catalanas y los catalanes.

Soy consciente de que el ruido político es a veces insoportable. Estas últimas semanas del año lo han sido de forma particular. Por eso quiero, en este mensaje de fin de año, reivindicar sin ingenuidades el derecho a ser optimistas. Los catalanes debemos alegrarnos por esta nueva etapa que hemos abierto. Una etapa de diálogo. Una etapa de convivencia. Una etapa buena para Cataluña y buena para el conjunto de España.

Ante el ruido excesivo, debemos seguir apostando por la política aseada y centrada en ser útil, que favorezca el reencuentro generacional, social y territorial de Cataluña y que sirva para fortalecer nuestras instituciones de autogobierno.

Este 2023 debemos ser capaces de potenciar todo lo que ha hecho que Cataluña siga de pie en momentos de dificultad y de defender el potencial que tenemos y sus protagonistas, los que han hecho que Cataluña no deje de funcionar en momentos de dificultad.

Lo tenemos todo. En esta nueva etapa, corresponde a la política pasar de la inercia a la acción. Son tiempos de pro actividad, son tiempos de audacia.

Quiero que Catalunya mire al futuro con ambición. Una ambición que debe ser colectiva, de todos los catalanes y todas las catalanas. Y que volvemos a ser noticia por nuestros logros, por nuestros logros y por el merecido prestigio que a veces se ha olvidado que los catalanes somos gente que hacemos las cosas bien hechas y con sensatez.

Hagámoslo juntos.

Feliz año 2023.