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CONGRESO EXTRAORDINARIO

10 de diciembre 2021

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El artículo de Joan Canongia

El PSC está a las puertas de un congreso. Siempre se había dicho que en un congreso se sabe cómo entras, pero nunca sabes cómo vas a salir, en este no será así. Éste ha sido convocado para que Miquel Iceta entregue el testigo a Salvador Illa. Como en la candidatura a la presidencia de la Generalitat, nadie se lo había pedido, pero Miquel ha creído que era lo mejor para la organización. Iceta cogió al PSC en un momento crítico y, con su trabajo y su talante dialogante, ha conseguido volver a ponerlo como primer partido de Catalunya.

En este congreso, aunque extraordinario, es decir, sin ponencias política y organizativa, aparte de escoger la nueva dirección, se culminará el proceso de cambio de modelo de partido. El modelo de partido que salió del congreso de Sitges, con gran capacidad de influencia por parte de las organizaciones territoriales, será descartado definitivamente, y el partido asume el modelo presidencialista, donde el líder tiene las manos libres, y será él quien reparta las responsabilidades.

No es ni mejor, ni peor, es distinto. Los procesos de elección de los líderes por el sistema de primarias acaban empoderándolos y, como es el caso, si el referente social se convierte en líder orgánico, tiene toda la responsabilidad en sus manos.

Dicho lisa y llanamente, en Salvador Illa podrá realizar la dirección que crea más oportuna y no tendrá ninguna necesidad de negociarla con nadie. Si lo hace, será porque él quiere. Algo parecido como hizo en las candidaturas al Parlamento sin que nadie se diera cuenta. Conociéndolo, seguro que se rodeará de hombres y mujeres, ampliamente preparados y con capacidad de trabajo más que demostradas. A partir de ahí, ¿qué pedir a la nueva dirección? El grupo que esté al frente debe preparar el partido para ser el pilar básico que debe rehacer la unidad civil de Catalunya. La tarea no es nada fácil, y quizás poco agradecida, pero es indispensable para sacar al país del callejón sin salida en el que se encuentra.

Parte muy significativa de los catalanes y catalanas quieren un cambio. Son más que conscientes de que el proceso ha terminado y necesitan un gobierno que esté por los problemas reales, y no se pelee con cualquier excusa. Que no pierda energías con tonterías y esté donde toca. Allí donde se decide nuestro futuro. Sea en el lugar que sea, presida quien presida, sea el rey, el presidente de España o el ministro de turno.

Para llegar aquí, es necesario que el PSC sea aún más fuerte. La mejor manera será la de empezar a recuperar a aquellos hombres y mujeres que por la presión social se fueron a su casa. Personas muy válidas para la política, a las que el país necesita, pero que, asustadas por la situación, en un momento dado prefirieron abandonar. El PSC tiene la obligación de volver a ofrecer, a todos aquellos que no han encontrado cobijo en ninguna parte, nuestra casa, su casa, para que enriquezcan nuestros debates y nuestras ideas.