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"Borgen". Netflix. Otra visión de la política.

18 de diciembre 2022

"Borgen". Netflix.
Redacción. Reseña sobre la serie “Borgen” (1, 2 y 3) y “Borgen: Reino, Poder y Gloria”, de Netflix

 

Borgen es el término coloquial con el que se conoce en el Palacio de Christiansborg, sede de los tres poderes del estado y la oficina del Primer Ministro de Dinamarca. Pero es también el título de una de las series sobre política con más éxito de la plataforma Netflix.

Con cuatro temporadas ya finalizadas, la serie aborda las interioridades de la política danesa, sin idealizarla pero sin generar tampoco una imagen horrorosa como la que otras series sobre política han hecho.

La primera temporada se centra en la elección de Brigitte Nyborg (interpretada por la actriz Sidse Babett) como primera ministra (la primera mujer en llegar a este cargo), la acción política del gobierno, la importancia de la negociación política en un sistema multipartito como el danés y los efectos de la política en la vida personal de los cargos públicos.

La segunda temporada, sigue la misma tónica, incorporando cuestiones y debates presentes en la sociedad como es la participación en guerras, la política europea y las alianzas Internacionales, la legislación medioambiental y una vez más, cómo afecta la política a la vida personal de los cargos públicos.

La tercera temporada se centra con el regreso de Nyborg a la primera línea política, después de abandonarla para dedicarse a dar conferencias, con la fundación de un nuevo partido. Los capítulos detallan el proceso de fundación, de suma de perfiles, de fijación de posiciones políticas entre personas con visiones diferentes, para presentar una propuesta nueva a la sociedad danesa, luchando por ser reconocidos como un actor político relevante en la escena política nacional.

La cuarta temporada, que se diferencia del resto con el subtítulo de “Reino, poder y gloria”, Nyborg la comienza como ministra de Asuntos Exteriores del gobierno danés en el momento en que una empresa descubre petróleo en Groenlandia, dando lugar a un conflicto político internacional, con Nyborg luchando entre sus principios y los de su partido, comprometidos con el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, los intereses económicos, la geopolítica y su ambición por volver a ser primera ministra. Un planteamiento complejo, que consigue que obliga al espectador a pensar y reflexionar sobre cómo pueden convivir todos estos planos, que afectan a la vida política.

Aunque el primer capítulo de Borgen se estrenó en 2010, la serie no ha perdido vigencia y, visto cómo ha evolucionado la política en la última década, muchos de los elementos que plantea son totalmente actuales:

  • Existe otra forma de hacer política. La política necesita diálogo y llegar a acuerdos entre diferentes para sacar adelante los principales retos que afronta la sociedad. Tenemos un claro ejemplo en España, con la primera experiencia de gobierno progresista de coalición en los 44 años de democracia. Lo que debería traducirse cuanto más estabilidad y más fuerza, por la suma de diferentes para gobernar juntos, en España suele traducirse por parte de los partidos políticos de la derecha y algunos medios de comunicación, en debilidad y lío. Dialogar y conseguir acuerdos con los distintos es un símbolo de fortaleza, no de debilidad. Pero en nuestro país, se magnifican las diferencias y se minimizan, deliberadamente, las coincidencias. Un mal negocio por la convivencia y por afrontar retos colectivos de gran envergadura como los que tenemos por delante.
  • El papel determinante de los medios de comunicación en la fijación de la agenda política, como herramienta principal de la que disponen los y las políticas para hacer llegar sus ideas y propuestas a la sociedad. Unos medios que nunca son un canal neutro, sino que con la fijación de su línea editorial, tienen un gran poder de influencia en todos los procesos de decisión colectiva que forman parte de la acción del gobierno y de los partidos políticos del sistema. Y que desempeñan un papel determinante como elemento de control.
  • Que la buena política es el resultado del equilibrio entre la ambición política de los y las líderes que quieren alcanzar un cargo público, la capacidad de impulsar ideas y proyectos transformadores y la capacidad, también, de interpretar y responder al interés general. Sin gente dispuesta a liderar proyectos e ideas, no sería posible la transformación y progreso de la sociedad. Pero esta ambición debe estar siempre subyugada a la consecución de metas colectivas y al interés general. El poder por el poder, es un planteamiento absolutista y despótico. Pero sin poder, nada se transforma. Y por tanto, la ambición política y la lucha por el poder es legítima y es uno de los motores que nos hace avanzar y progresar. Y en esa serie se ve muy claro.
  • Que la política la hacen personas. Mujeres y hombres, con distintas visiones no sólo de las cuestiones que afectan a la “vida pública”, sino con diferentes visiones de las cuestiones que afectan estrictamente a la vida privada. Una vida privada que, en el ámbito de los cargos públicos, es cada vez menos privada, viendo cómo sus relaciones personales, sus preferencias sexuales, sus contradicciones, su forma de educar a sus hijos, etc. se someten al escrutinio y al juicio de la sociedad a través de los medios de comunicación.

Una serie muy recomendable, no sólo por la gente que hace política, sino por todo el mundo que tenga un cierto interés en entender cómo funciona la democracia y qué actores influyen en la toma de decisiones. Huyendo del idealismo, pero también de la imagen distorsionada que algunos, de forma interesada, quieren generar para conseguir generar desafección, creando un ambiente propicio para el populismo y sus propuestas antidemocráticas. Nyborg no es Francis Underwoord (House of Cards), por suerte… pero es Nyborg.