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La fragilidad del pasado

10 desembre 2022

La fragilidad del pasado
Daniel Martínez es el presidente de Memoria Socialista y primer secretario de la JSC de L’Hospitalet

 

Hace apenas unos días, hemos sido testigos de una operación policial a gran escala -y que aún se está llevando a cabo estos días- con docenas de detenidos en Alemania, entre ellos militares, algunos jueces, policías y hasta aristócratas, todos simpatizantes o incluso militantes en organizaciones de extrema derecha.

Estos planeaban un asalto al Reichstag, el parlamento alemán, que seguidamente llevaría a un golpe de estado en Alemania. No es la primera vez que este edificio sufre un ataque, o intento de ataque esta vez, por parte de la extrema derecha alemana. Ya el 27 de febrero de 1933 sufrió un ataque por parte de la extrema derecha del momento, los nazis.

Pues bien, este grupo de extremistas, esgrimían razones históricas, entre otras, para justificar su intento de golpe de estado, aludiendo a la segunda guerra mundial, y afirmando que el actual gobierno alemán, es un gobierno ilegitimo y que el único gobierno alemán valido es el anterior al de la guerra mundial, no la segunda sino la primera y la necesidad de instaurar un nuevo imperio o reino alemán con un nuevo Kaiser.

¿Nos suena este planteamiento de gobierno ilegitimo? En España VOX también cuestiona el gobierno progresista y lo acusa de ilegitimo, o en Italia el por desgracia partido Fratelli de Meloni, también cuestionaba la legitimidad del gobierno italiano salido de la segunda guerra mundial, sabido como es que proviene de unas juventudes políticas abiertamente fascistas.

En definitiva, allá donde hay extrema derecha se cuestiona la legitimidad de todo sistema democrático en los cuales estos movimientos no estén presentes y, en muchas ocasiones, incluso estando dentro de los mismos también los cuestionan desde dentro.

Eh aquí un punto de lucha democrática que debemos hacer, pues el pasado de nuestras democracias, puede ser más o menos glorioso, lleno o no de luchas, pero es nuestro pasado común democrático, es una historia que legitima a las fuerzas y gobiernos democráticos, que nos permite saber de donde venimos, para saber como hemos llegado a la actualidad.

Sin embargo, como hemos visto y seguimos viendo encendiendo la tele o entrando en las redes sociales, nuestro pasado no esta escrito en piedra y la extrema derecha, muchas veces acompañados de la derecha más tradicional y algunas veces hasta de los nacionalistas, utilizan en su propio benefició nuestra memoria colectiva y no dudan en ningún momento en tergiversarla, torcerla o incluso inventársela si es necesario, ocultando todo aquello que no les interesa o conviene.

Son las fuerzas democráticas -y las entidades memorialistas- quienes debemos poner freno a estos juegos con nuestra memoria y nuestro pasado, reivindicarlo y darlo a conocer, para que cuando por ejemplo alguien hable de Paracuellos o las checas, sepamos toda la ciudadanía de que hablamos. Y cuando hablemos de la plaza de toros de Badajoz también. Nuestra memoria democrática es un tesoro que nos legaron los que nos precedieron, y que debemos ser capaces de ampliar y mejorar, para pasarlo a la siguiente generación de demócratas que luchen y amplíen nuestros derechos y libertades. Que nadie nos quite nuestra memoria ni nuestros derechos.